𝟏.𝟓

1.4K 145 3
                                    

Año 844
Ha pasado un año desde que conocí a Isabel y conforme el tiempo pasaba nos volvimos muy cercanas. En un inicio la soportaba solo para que me enseñara a utilizar el equipo de maniobra tridimensional, pero al pasar tiempo juntas cambié totalmente mi opinión sobre ella, sin embargo queda aún el factor que es muy gritona y exagerada en ciertas cosas.

Se ha vuelto como una hermana que nunca tuve y si la quiero, aunque no se lo demuestro, pero creo que ya lo sabe.

—Ahora ______, ¿ves a ese tipo que camina hacia aquel local? —preguntó la pelirroja indicando quien será el desafortunado de hoy.

—Si, lo veo —dije acercándome un poco más hacia el borde del techo, en el cual nos encontrábamos, para tener una mejor vista.

—Bien, ahora tú con la ayuda del equipo de maniobras irás hacia él sigilosamente sin que nadie te vea ni te escuche y le robas la peluca que tiene, jajaja —dijo lo último soltando una pequeña carcajada.

No dije nada, solo asentí con la cabeza, concentrándome en aquel hombre que tenía que robarle la peluca, qué ridículo.

—Ahora

Me impulsé hacia delante para utilizar mi equipo de maniobras que robé con la ayuda de la pelirroja, salté del techo con toda la fuerza y agilidad que tenía, enganché los dos ganchos cerca de una casa, me impulsé con el cuerpo hacia abajo y arrebate la peluca al señor. Todo en tan solo en unos segundos y en absoluto silencio, que ni siquiera la gente que pasaba lo notó. Completando el objetivo me paré en una casa cercana esperando que la chica viniera por mí y en tan solo pocos segundos ya se encontraba enfrente mío.

—Eso fue... ¡INCREÍBLE _______! —exclamó mientras se abalanzaba hacia mí para darme un abrazo.

—De acuerdo, si, me asfixias así —dije tratando de soltarme de ella.

—Jajajajaja bien, ahora tenemos que ver qué hacer con esta peluca que al verla me da asco —dijo haciendo una mueca de desagrado mientras agarraba la peluca con sus dedos teniéndolo lejos de sí misma.

—Mh hay que devolverlo, no haremos nada con esta cosa y tú le tienes asco —dije mientras me acercaba al borde del techo para ver donde estaba el dueño de la peluca.

Y si, estaba buscando como loco su peluca.

—Si, creo que tienes razón. ¿Cómo lo haremos? —dijo mirando lo mismo que yo.

—Así —dije agarrando la peluca y inclinándome hasta quedar completamente a boca abajo en el techo.

Observé al tipo que aún seguía dando vueltas como trompo mientras trataba de ocultar su pelada con las manos para que la gente no lo viera. Esperamos hasta que se dio por vencido y de que bajara sus brazos.

Posicioné la peluca casi a la misma altura del señor y lo dejé caer. Pensaba que no iba a funcionar, que cambiara de dirección con el viento pero no, cayó perfectamente en la cabeza de su dueño haciendo que este se asustara y que soltara un pequeño grito de alegría tocando su cabeza.

—Wow asombroso —dijo Isabel mirando toda la escena de mí mismo punto de vista.

—Lo sé —dije con orgullo pasando hacia atrás mi largo pelo negro.

—Ya deja de presumir niña, que la mitad de los méritos son también míos, o sea ¿quien te enseñó a usar el equipo de maniobras tridimensional?

Y aquí empezamos... de nuevo...

—Tuu

—¿Y quién te enseñó a robar como toda una criminal experta?

—Siempre tú

—Eso es, ahora se ha hecho un poco tarde. ¿Quieres venir a cenar a mi casa con mis amigos? ¡Vamos decís que sí! Ya pasó un año desde que te hablo de ellos y ¿aún no quieres conocerlos? —preguntó un poco ofendida por no querer conocer a sus amigos, pero me entendía sabe muy bien que no estoy hecha para amistades.

—No quiero más amigos, me conformo solo contigo —dije mirando por otro lado evitando el contacto visual con ella.

—Awww pero que tierna es mi pequeña hermanita —dijo empezando a pellizcar mi mejilla, ya se le cogió de costumbre hacerme eso, aunque si yo no.

—Ya me duele —dije quitando su mano de mi mejilla, sin ser tan brusca.

—Jajajaja, bien entonces me voy, no quiero que me castiguen por llegar tarde jajajaja,  Nos vemos mañana _______. Que tengas buenas noches —se despidió y yo hice lo mismo.

(...)

Iba a toda velocidad, amo utilizar este dispositivo, me hace sentir libre. Es muy agradable la sensación del viento que rozar delicadamente mi rostro y que hace mover hacia atrás mi largo pelo negro.

Faltaba poco para llegar a casa, no era tan lejos, pero primero tenía que esconder el equipo de maniobras tridimensionales, si mis padres lo vieran estaría en graves problemas, o eso es lo que yo creo. La verdad es que no puedo imaginarme una posible escena de ellos al descubrir que lo sé usar. Como sea, paré cerca de una casa abandonada y me fui en la parte trasera de esta, es allí donde escondo mi equipo ya que nadie pasa por aquí. Me saqué delicadamente el dispositivo, lo metí una caja, la puse en un hueco de la pared de la misma casa y lo tapé con una reja que había ahí.

Una vez que ya salí del vínculo fui caminando hacia la pequeña casa en donde todos vivimos. Justo a tiempo para la cena.

𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐟𝐞𝐞𝐥𝐢𝐧𝐠𝐬 || 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 𝐲 𝐭𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora