002

5.5K 459 96
                                    



Y ahí estaba, en la sala arcoíris escribiendo una carta que nunca entregaría, por momentos miraba de reojo a Peter sintiendo que el hacia lo mismo pero era imposible, no me notaba y era frustrante, a penas la termine hice una bolita en mis manos dispuesta a tirarla cuanto antes para escribir otra.

—¿Que tanto escribes?—Dos se acercó.

—No te incumbe...—Apreté el papel con mis manos.

—Dame eso.—Me lo arrebato provocando así mi sobresalto.

—¡Dos!—Grité llamando la atención de muchos ahi.

—¿Para quien es esto?—Comenzó a reír mientras leía el contenido de la misma.

No lo dejé terminar ya que sin tardanza me abalancé contra el comenzando a propinarle golpes en el rostro, como detestaba a mi hermano.

—¡Tres! ¡Suéltalo!

Una voz llamó a mis espaldas pero para mi el único objetivo ahora era darle una golpiza que nunca olvidaría.

—Basta, basta.—Unos brazos me cargaron por la cintura apartándome.—Dos, dame eso.

Le quito el papel de las manos mientras mi hermano se levantaba del suelo molesto, pronto lo guardo en su bolsillo provocando que me pusiera más nerviosa.

—Ven conmigo.—Sujeto mi mano llevándome a uno de los muebles de la sala.—Siéntate.

Acate su orden mirando al suelo, me daba pena mirarlo.

—¿Que fue eso?

—Dos se burló de mi, solo reaccioné.—Excusé.

—¿Por este papel?—Saco el mismo de su bolsillo.

—Mmh.—Asentí sin levantar la mirada.

—Toma, es tuyo.—Lo colocó en mi mano.

No dije nada, estaba muy nerviosa como para hacerlo.

—Tres, quiero que me digas qué pasó con la enfermera.—Habló de golpe.

—Se resbaló...—Mentí.

—¿Segura?

—Si, me había inyectado y cuando se volteó de resbaló.—Sonaba poco convincente pero aún así todos me habían creído.

No dijo nada más pues ambos nos sobresaltamos al escuchar la puerta ser abierta con brusquedad.

—¡Tres!—Papá llamó.

Con miedo me levanté y caminé hacia el siendo seguida por Peter.

—Ven conmigo.—Ordenó haciendo que saliera de la habitación.

Solo pude optar por mirar al rubio pidiendo ayuda pero este no podría hacer nada por mi, llegamos a una habitación a la que nunca antes había entrado y se veía pequeña, ahí estaba dos mirándome con desprecio, maldito chismoso.

—Tu hermano me ha dicho que lo has golpeado, ¿Es eso cierto?—Pregunto papá.

—El empezó.—Conteste angustiada.

—No te he preguntado eso, ¿Haz golpeado a tu hermano?

—Papá, no quise hacerlo...

—Pero lo hiciste, tres.—Reprendió.—Pónganle el collar.

Uno de los hombres colocó aquel objeto en mi cuello poniendo más nerviosa al verlo sujetar un control.

—¿Crees que puedes hacer este tipo de cosas? Haz golpeado a tu hermano enfrente de todos.

—No volverá a pasar papá, lo prometo.—Coloque mis manos en el collar esperando poder sacarlo.

—Las reglas de aplicas a todos por igual, si no las cumples tendré que castigarte.

—Papá por favor...—Mire de reojo a Peter quien trataba de evitar ver lo que estaba por ocurrir.

Grite al sentir la electricidad en mi cuerpo, sabía que todos podían escucharme suplicar mientras caía al suelo, entonces se detuvo un instante.

—¡Que té quedé claro Tres, nadie puede romper las reglas!—Nuevamente lo activo con más potencia haciéndome retorcer de dolor.

Sentí mi cuerpo débil, pero finalmente se habían detenido, me desmayaría en cualquier momento.

—Peter, llévala a su habitación.—Ordenó Papá.

Solté un quejido cuando el me levantó del suelo a pesar de haber sido cuidadoso, mis ojos se cerrarían en cualquier segundo, pero aún así solo quería observar el rostro de aquel que consideraba mi ángel, no demoramos en estar en mi cuarto.

—Tranquila, el dolor pasará pronto.—Me dejó en mi cama.

—Quédate conmigo.—Pedí.

—No puedo, tres.

—Por favor...—Murmure.

Al parecer lo convencí pues se acuclilló junto a mi cama para hacerme compañía, era evidente que pronto me dormiría.

—Escúchame tres, voy ayudarte a escapar de aquí... Papá ya sabe lo fuerte que eres y querrá deshacerse de ti.

Lo que me faltaba, ahora papá me quiere muerta.

—Iré si vienes conmigo.—Pedí.

—De acuerdo.—Por primera vez me sonrió.—Ten, te veré a la media noche.

Dejó su identificación en mi mano y me indicó a donde ir, ahora solo tenía que descansar y pronto estaré fuera de aquí con mi ángel.

Obsession |Peter Ballard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora