Al despertar restregué mis ojos sin muchas ganas de salir de la cama, sentía un ligero dolor pero nada que no pudiera resistir.—Oh mierda.—Me quejé al poner los pies fuera de la cama lista para ponerme algo de ropa pues lo único que había estado cubriendo mi cuerpo mientras dormía era aquella fina sábana.
Ante mi curiosidad por saber si Peter estaba en casa me obligué a caminar y colocarme un camisón para cubrirme, dejando de sentir aquella incomodidad entre mis piernas finalmente me acerqué a la puerta esperando que la casa no estuviera sola, la calma llego a mi cuando lo divisé leyendo algo en el mueble.
—Al menos pudiste despertarme.—Me quejé haciendo que levantara su mirada.—Buenos días a ti también.
El me observó unos segundos buscando las palabras correctas responderme.
—Llegue hace poco, no iba a despertarte para que te sintieras sola en mi ausencia.—Explicó dejando el libro de lado.
Me acerqué a la sala a la vez que el se se dirigía a la isla de la cocina tomando algo de la misma, no pude ver con claridad y tampoco le tome mucha importancia.
—¿A donde fuiste?—Cuestioné, aunque rara vez me daba una respuesta concisa.
—Tenía que ir al pueblo a comprar algo.—Escuche un ligero sonido de algo muy fino romperse entre las manos del rubio.
—¿Qué cosa?—Tomando en cuenta de que me estaba hablando con sinceridad.
—Esto.—Levantó un pequeño círculo que reconocí como una pastilla.—Tómatela.
Se acercó a mi extendiéndomela, pero únicamente la miré sin comprender mucho.
—¿Que es?—Cuestioné ladeando mi cabeza.
—No preguntes, solo tómala.—Insistió volviendo a extenderla.
Tratando de descifrarlo me quedé quieta, no era ni cercana en aspecto a las que me hacían tomar en el laboratorio, me sorprendió un poco que quisiera hacerme tomar medicina y realmente no entendía el porqué.
—Abre la boca.—Interrumpió mi pensar cuando supo que no lo haría por mi misma.
Como pidió la abrí mientras el sujetaba mi mentón con delicadeza, colocó aquella píldora en mi lengua y sin necesidad de beber algo la pase por mi garganta.
—Buena chica.—Felicitó antes de posar sus labios en los míos.—Desde ahora te tomarás una a diario.
—Como sea.—Estaba acostumbrada los medicamentos y no iba a desconfiar de él, después de todo era lo único que tenía en el mundo.—Quédate conmigo todo el día, odio cuando te vas.
—Lo que tú desees.—Sonrió alborotando mi cabello.—Pero date un baño primero.
—Agh, el agua siempre está fría, ¿Y si me resfrío?—Me quejé.
—Te vas a bañar de todas formas, ve.—Indicó el baño.
Finalmente así lo hice haciendo mi ritual de preparación antes de tener contacto con el agua, estaba feliz pues ayer había pasado la mejor noche de mi vida con la persona que más amaba y hoy tendría todo el día para estar a su lado.
—¿Cual es tu objetivo?—Murmure entre sus brazos.
Me sentía cómoda acurrucada contra su pecho en el mueble, algo tan simple podía hacerme sentir tan afortunada.
—¿A que te refieres?—Su voz me tranquilizaba tanto, a veces era tan dulce y otras veces me hacía temblar.
—Ya sabes... Con todo esto del escape y refugiarnos en el bosque, la gente qué haces desaparecer esta siendo buscada, ¿A que quieres llegar con todo esto?
—Este mundo está dañado, Daf, voy a restaurarlo y manejarlo a mi antojo, no pienso ser parte de una vida que solo se repite con cada persona.—Comentó mientras acariciaba mis anaranjados cabellos distrayéndose.—Cada vida es una copia descolorida de la anterior y siempre sigue el mismo ciclo, una y otra vez, no puedo fingir estar bien siendo parte de una obra de teatro barata... ¿Tu podrías?
—¿Alguna vez tuve un ciclo de vida normal?—Traté de bromear.—Ni siquiera entiendo de que va la vida... siempre fui una rata de laboratorio y ahora estoy aquí esperando a que me digas cómo ayudarte. Creo que rompí esa copia descolorida que todos tienen.
—Se que en el fondo quisieras ser como el resto, pero no puedes, eres especial.
—Lo único que quiero es estar contigo, no me interesa vivir si no estás a mi lado.—Contesté llevando mis ojos a los suyos.
El me mostró una sonrisa ladeada al mismo tiempo que me acercaba a besarlo, me fascinaba hacerlo, cada día que pasaba se me hacía imposible no querer sentir su afecto, era maravillosa la sensación que me hacía sentir.
—Podría matar a cada persona de este pueblo si eso te hace feliz.—Me separe de sus labios antes de decirle aquello.
—Estás mal de la cabeza.—Habló soltando una risa burlona.
—Tu también Peter, o de lo contrario no estarías aquí.—Sentí un deja vu al contestarle así pues alguna vez el me lo había dicho.—No me amarías de la forma en la que lo haces...
Nuevamente unimos nuestras bocas, sus labios jugaban con los míos mientras nuestros cuerpos se presionaban sintiendo aquel calor que solo el podía provocarme, siempre supe que el amor que sentía por el era distinto a cualquier otro, sería capaz de todo por su felicidad incluso si eso me costara la vida o la de otros.
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Obsession |Peter Ballard.
Fanfiction❝ 𝘖𝘩, 𝘯𝘰 𝘭𝘭𝘰𝘳𝘦𝘴. 𝘕𝘰 𝘴𝘢𝘣𝘦𝘴 𝘤𝘶𝘢́𝘯𝘵𝘰 𝘴𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘩𝘢𝘣𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘨𝘢𝘯̃𝘢𝘥𝘰 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘰... 𝘗𝘦𝘳𝘰 𝘢𝘴𝘪́ 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘰𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴. ❞