010

4.5K 349 220
                                    



La puerta se abrió mostrando al rubio en la misma con su semblante de siempre.

-Dafne.-A penas entró abrió sus brazos para que corriera abrazarlo.

Y así lo hice, lo había extrañado tanto durante el día, era la primera vez que tardaba tanto en llegar a casa.

-¿Donde estuviste? Te extrañé.-Me refugié en su pecho.

-Solo salí... No importa.-Levantó mi rostro a su altura dejando ahí un beso haciéndome sonreír.

-Aprendí a hacer té.-Hable orgullosa a pesar de lo fácil que era calentar agua.-Te serviré un poco.

-Gracias.-Dejó nuevamente un beso en mi cabeza y me apartó.

-Por cierto, hice algo para ti... Lo dejé en el cuarto.-Comenté mientras servía el líquido caliente en una taza.

El noto mi expresión la cual había cambiado e instantáneamente camino hasta la habitación quedándose en completo silencio. Pude sentir su histeria, había molestado al demonio con el que vivía y del que me había enamorado, tan pronto como entró, salió de la habitación viéndome mientras yo solo le daba un sorbo al té que había servido.

-¿Que hiciste?-Murmuró.

-Cumplí mi promesa.-Use su mismo tono mientras dejaba la taza de lado, realmente no tenía ganas de beber nada más.-Te dije que si ella se volvía acercar a ti, sería lo último que hiciera con vida... Y aquí estaba, esperando por ti.

No decía nada y eso me aterraba pero me hacía sentir adrenalina al mismo tiempo, sus pasos se arrastraron hacia mi y con fuerza me abofeteó mandándome al suelo.

-Haz hecho una estupidez por celos.-Me tomó de los brazos obligándome a ponerme de pie nuevamente.

-Por amor.-Corregí mientras mis ojos se llenaban de lagrimas por el dolor que ahora tenía en mi mejilla.-¿No lo entiendes? No puedo soportar verte con alguien más, no lo permitiré.

-Cállate, no quiero ver tu rostro.-Me soltó haciéndome tambalear al mismo tiempo que se volvía a meter al cuarto.

Mi cuerpo temblaba, no entendía ya las respuestas que tenía ante sus actos, no me importaba el dolor si era lo que tenía que pagar a cambio de la vida de esa mujer estaba más que satisfecha de que así fuera. Aún así cumplí lo que pidió y me mantuve lejos de su vista, sentada mientras abrazaba mis piernas escuchando sus pasos, se iba a deshacer del cuerpo, al menos ya se había hecho experto en desaparecer a las personas a su antojo.

No sabía que hora era y tampoco me importaba mirar el reloj, únicamente me levanté del suelo cuando ya todo parecía tranquilo pues Peter no salió más del cuarto, sacudí mi ropa y caminé con cuidado hasta la habitación asomándome a verlo, estaba sentado en el borde de la cama (Hace pocas semanas habíamos unido las dos camas convirtiéndolas en una sola) no hacía nada más que mantener sus ojos cerrados mientras pensaba, quisiera poder leer mentes.

-¿Sigues enojado por lo que hice?-Murmuré mirándolo desde la puerta.

El no respondió, únicamente abrió sus ojos y se deshizo de su camisa para descansar pronto con comodidad.

-Esa mujer era demasiado ordinaria... No haría ni la mitad de cosas que yo haría por ti.-Caminé lentamente hasta quedar frente a el.

Levantó su mirada de enojo y fastidio hacia mi, no me iba a intimidar con eso.

-¿Por qué te interesaba? No te amaba como yo lo hago.-Con nervios puse mi mano en su mejilla dándole caricias.-Yo también puedo hacer las mismas cosas que ella.

El tomó mi muñeca y la apartó de su rostro, pero al contrario de pedir que me marchase me hizo acercarme a él hasta poner mis piernas a cada lado de él sentándome en su regazo.

-¿Es que tú no me amas a mi?-Inexperta empecé a moverme sobre el jugando con mi cadera de adelante hacia atrás.

-Dafne.-Puso su mano en mi cintura ayudándome a manejar mi movimiento a su gusto.

-¿Me amas?-Apoye mis manos en su nuca viéndolo deleitarse ante nuestro roce.

-Si.-Pude escuchar su respiración ir con más lentitud mientras sentí algo endurecerse entre mis piernas.

-Quiero escucharte decirlo...-Se sentía bien, no sabía cómo podía seguir hablando.-Dilo.

-Te amo.-No me importaba si solo lo decía por lo que estaba pasando o porque en serio lo sentía.

Lo había dicho y era lo único que necesitaba escuchar, aquel crecimiento se detuvo dejándome sentir aquella dureza rozar con mi intimidad haciéndome estremecer ante esta nueva sensación, una sonrisa se me escapó junto a un suspiro.

-Hazme lo que desees, Peter, pero no me quites tu amor ni me hagas compartirlo con nadie más de nuevo.

No dijo nada, únicamente me contestó besándome como la primera vez que había tomado mis labios, apasionado, entre el beso me hizo levantarme junto a él para despojarme de la mayor parte de mi ropa quedando completamente expuesta ante el únicamente con mi ropa interior, era la primera vez que me mostraba de aquella manera ante el y en realidad ante cualquier persona, mi desnudez había sido únicamente mía por años.

-Ven aquí.-Hizo un ademán con su mano mientras sus ojos recorrían mi cuerpo.

Ahora fui yo la que se mantuvo en silencio, nerviosa y bastante emocionada, era una mezcla de todas mis emociones en una sola, al estar frente a él se arrodilló para empezar a repartir besos en mi abdomen junto a ligeros mordiscos que me hacían soltar sonidos similares a pequeños gritos, sus manos subieron hasta mis pechos cubiertos por aquella tela la cual no tardó en quitar.

-Haz crecido mucho, Dafne.-Habló con su voz gruesa haciéndome sentir una corriente en mi cuerpo.-Pero siempre serás esa dulce chiquilla que tanto amo.

Se levantó para cortar nuestra distancia besándome, sus labios eran lo mejor que alguna vez pude probar, sin mucha espera me hizo sentarme en la cama y me quito la última prenda de mi cuerpo dándose el tiempo de apreciarme mientras abría su pantalón, pase saliva por mi garganta volviendo a sentir aquella corriente recorrerme mientras se posicionaba sobre mi.

-Peter...-Murmuré bastante nerviosa, quería que pasara pero al mismo tiempo temía ante mi nula experiencia.-¿Va a dolerme?

-Haré lo posible para que no.-Habló contra mis labios.

Puso sus manos sobre mi cadera y con un impulso lo sentí ingresar lentamente en mi intimidad, me contraje sintiendo incomodidad más de la que me imaginé, llené mis pulmones de aire esperando que así el dolor se marchase poco a poco.

-Mírame.-Ordenó cuando estuvo completamente en mi.-Dafne, abre tus ojos y mírame.

Así lo hice, lo observé sintiendo mi cuerpo tenso pero tan pronto me beso y sentí como me relajaba al mismo tiempo que iniciaba aquel movimiento que sucesivamente me disminuía el dolor haciéndome sentir satisfacción total, la incomodidad había desaparecido, ahora, todo lo que sentía era la plenitud de su cuerpo en el mío, la dureza de él, que se acentuaba en cada estocada.

Me llevó a un lugar en el que sólo había estado en mis sueños, lo amaba tanto que sabía que el era con el único que estaba dispuesta a sentir esto, era al único con el que quería compartir mi desnudez y mi completa debilidad humana ante el placentero contacto carnal que me hacía suspirar de satisfacción.

Obsession |Peter Ballard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora