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• Chapter 13: Rescue •

» Chapter 13: Rescue
　 　　　 　　 　
　 　　　 　　 　

—¿Mamá...?
　 　　　 　　 　

Por alguna extraña razón, la forma en como su madre le había interrumpido en conjunto a su expresión seria y oscura, le provocó un estremecimiento violento que ni siquiera pudo disimular.
　 　　　 　　 　

—Sé que te he contado ésta historia numerosas veces, pero siempre consideré que era necesario ocultar algunos detalles... —Roseanne seguía mirándolo de esa misma manera extraña, como si estuviese juzgándolo, pero a la vez analizando sus reacciones.
　 　　　 　　 　

A veces odiaba que hiciera eso, porque sabía que era una de las tácticas que utilizaba con los delincuentes cuando era una policía del área de investigación.
　 　　　 　　 　

—¿De qué historia hablas...? —Kaeya preguntó mientras dejaba el teléfono móvil a un lado, boca abajo, sabiendo que la mujer era lo suficientemente astuta como para darse cuenta del brillo de la pantalla y observar los mensajes que estaba recibiendo de parte de Diluc.
　 　　　 　　 　

—Hablo de la muerte de tu padre.
　 　　　 　　 　

El moreno no pudo evitar que su corazón se sobrecogiera enormemente ante la mención de su progenitor, y es que aquel suceso no era un tema del que hablaran mucho.
　 　　　 　　 　

De hecho, su madre siempre evitaba entablar una conversación sobre ese tema. Si mencionaba a su difunto esposo, siempre era para contar algún anécdota graciosa o cursi de su parte, pero nada más.
　 　　　 　　 　

Nunca hablaba de como había sido... Asesinado.
　 　　　 　　 　

—Él trabajaba en el área de investigación, eso lo sabes. —Kaeya asintió un par de veces tomando demasiada atención a las palabras de su madre y es que era difícil no dejar de mirarla cuando parecía a punto de saltarte encima mientras hablaba. —Pero nunca te mencioné en qué caso estaba trabajando cuando sucedió el "accidente".
　 　　　 　　 　

El silencio del moreno solo hizo que la mujer continuara su relato, pues sabía que había obtenido que su hijo se concentrara en la historia que estaba contándole.
　 　　　 　　 　

—Tu padre estaba encargado del rescate de más de cincuenta Omegas sometidos a esclavitud sexual...
　 　　　 　　 　

Kaeya tuvo que contener la respiración mientras su boca se abría ante la impresión.
　 　　　 　　 　

El instinto le había dicho siempre que a su padre lo asesinaron, el hecho de que fuera perseguido en un automóvil y que todas las pistas fueron perfectamente puestas para que fuera declarado como un accidente era bastante obvia.
　 　　　 　　 　

Pero nunca imaginó que podría tratarse de algo así.
　 　　　 　　 　

—Mamá...
　 　　　 　　 　

—Él sabía que era un caso peligroso... —La mujer no permitió que su hijo interviniera en el relato, y la manera en como lo observó fue una petición explícita de que guardara silencio. —El día en que ocurrió, yo estaba cuidando a mi madre... Se supone que él... —Su expresión se volvió confusa al no encontrar las palabras adecuadas, y terminó por sacudir su cabeza para despejar su cabeza y retomar la historia. —...Hizo un cambio de planes que nunca comprenderé, pero te llevó a ti a una de sus rutas de vigilancia y fue ahí en que todo ocurrió.
　 　　　 　　 　

Kaeya sabía que ella tampoco quería dar demasiados detalles del supuesto accidente, y fue ahí, viéndola titubear que supo que no necesitaba saber más.