• I'll find you • [ Kaeluc | Genshin Impact ]

• Chapter 10: Detection •

» Chapter 10: Detection.　
　 　　　 　　 　
　 　　　 　　 　
　 　　　 　　 　
El día transcurrió sin ningún inconveniente digno de mencionar, pero los nervios de Kaeya eran cada vez más notorios en sus expresiones.
　 　　　 　　 　

En el segundo receso, Childe fue retirado por su tío tal y como lo habían planeado, pues era el momento en que le entregaría las llaves de su auto para la persecusión que harían al automóvil negro.
　 　　　 　　 　

Decidieron no informarle nada a Diluc, ya que no sabían cómo sucedería todo y la verdad es que lo último que deseaba era ocasionarle más problemas con aquellas personas.
　 　　　 　　 　

El hecho de que hubiera sido golpeado hasta tal punto que a penas podía moverse con facilidad, le entregaba la advertencia que necesitaba para actuar con más cautela.
　 　　　 　　 　

No podían precipitarse y comenzar a intervenir en un área que no conocían en absoluto, así que habían decidido tomar la investigación con calma.
　 　　　 　　 　

Era cierto que la necesidad por descubrir el vínculo familiar que tenían aquellos dos hombres con Diluc era enorme, pero también tenían que resguardar su propia integridad.
　 　　　 　　 　

Si el propio Maestro Zhongli no podía hacer demasiado para cambiar la situación, se debía a que las personas que tenían la tutela del Omega eran gente importante o peligrosa, quizá más de lo que creeían.
　 　　　 　　 　

La hora de la salida resonó sobre sus oídos, y Kaeya se mostró ligeramente ansioso mientras cruzaba miradas con su mejor amiga.
　 　　　 　　 　

Rosaria masticó su chicle con rapidez antes de ponerse de pie y hacerle un rápido gesto sutil de que iba a abandonar el establecimiento rápido.
　 　　　 　　 　

Tenía planeado subirse al auto de Ajax antes, de esa manera no perderían tiempo en caso de que algo ocurriera y Kaeya se retrasara en su misión de dejar a Diluc en la entrada y memorizar las características del automóvil.
　 　　　 　　 　

—¿Estás bien?
　 　　　 　　 　

Diluc parpadeó un par de veces mientras escuchaba la suave voz grave de su pareja, asintiendo una sola vez mientras escondía cada centímetro de su piel con el enorme poleron ancho que portaba.
　 　　　 　　 　

No había que ser un gran adivino para darse cuenta que el Omega no deseaba irse a casa, y Kaeya ya podía tener una idea del motivo.
　 　　　 　　 　

¿Quién en su sano juicio querría regresar a un lugar en donde te golpeaban de esa manera por no seguir una regla? ¿Qué clase de padres criaban así a sus hijos? Y si había dicho que no eran familiares, entonces... ¿Quiénes eran?
　 　　　 　　 　

El moreno suspiró profundo mientras tomaba la mano herida del más bajo, brindándole una tímida caricia que obligó al pelirrojo a alzar su vista.
　 　　　 　　 　

Sus ojos rubí, tan brillantes como siempre, estaban ahí, mirándolo encandilado, incluso si su piel lucía pálida y enferma, adornada de moretones e hinchazones que no disminuían ni siquiera un poco su belleza.
　 　　　 　　 　

—Prométeme que me enviarás un mensaje si necesitas algo. —La ansiedad del mayor se manifestó de inmediato en su respiración errática, además de la forma en como sus largos dedos se enganchaban en las falanges ajenas con timidez y cuidado. —Lo que sea, si no puedes dormir... Si te duele algo...
　 　　　 　　 　

Diluc asintió una sola vez, mostrándose increíblemente tímido al responder a sus gestos íntimos que solo afirmaban lo que hace unas horas ya habían confirmado.