Parte 8

9 0 0
                                    

|VICKY|

El día de la primera prueba llegó más rápido de lo que había pensado. Los últimos días me la pasé estudiando sobre encantamientos e incluso transformaciones.

Estaba sentada en la sala común pensando sobre qué hechizo llegaría a ser más efectivo, pero fui interrumpida por Draco que se hizo a mi lado.

— Así que, ¿Ya tienes preparada tu estrategia para la primera prueba? —cuestionó arrebatandome el libro que estaba sobre mis piernas, el día anterior le había dicho que tenía que enfrentar un dragón y eso le había preocupado, sin embargo me conocía y sabía que podria manejarlo.

— No, es que aun no me creo que tenga que pelear contra tal criatura, ni siquiera sé si debería atacarle o defenderme, o si será una batalla a muerte incluso. Me siento perdida.

— Sabrás hacerlo perfectamente, eres la mejor Slytherin después de mí —dijo con aquel delirio de grandeza que callé con un codazo—. Vicky, cuando estés ahí, intenta no perder el control porque sino... tú sabes, podrías...

— Eso también me aterra. No sé si podré reprimirlo y si llega a pasar no sé si será sencillo ganar la primera competencia.

— Todo estará bien —aseguró dándome un pequeño golpe en el hombro.

(...)

Oía el bullicio fuera de la carpa y eso solo alteraba mis nervios el triple de lo que ya estaban. Cedric intentó que me relajase, pero él también se veía asustado.

Finalmente el señor Crouch apareció y nos asignó un dragón a cada uno. Siendo yo la última.

La misión era atrapar el huevo dorado.

Era sencillo: Entrar, tomar el huevo y salir. Pan comido.

Pasó un rato y ya solo quedábamos Diggory, Harry y yo en la carpa.

Jamás me había sentido más nerviosa. Sentí un sudor frío resbalandome por la nuca, me costaba respirar y mi pierna derecha temblaba con intensidad —aunque se calmó cuando la mano de Harry hizo contacto con ella—.

Cedric salió de la carpa cuando fue llamado, sólo quedando Harry y yo.

— Harry, tengo miedo, yo...

— Estarás bien —aseguró apretando mi mano que estaba helada y un poco sudorosa—. Dumbledore no dejara que te pase nada, además los cuidadores de los dragones se encargarán de que no te pase nada grave.

— Lo sé, pero hay algo que debo contarte, porque necesito decírselo a alguien antes de que los tome por sorpresa, y tú eres la persona que más confío en Hogwarts.

— Puedes decirme lo que...

"¡Harry Potter!"

Había llegado su turno.

— Ve, ve, ten mucho cuidado, estarás bien y...

No pude terminar de hablar porque sus labios chocaron con los míos tomándome por sorpresa.

— Harry...

— Nos vemos después —musito acariciando mi mejilla.

Nos besamos nuevamente, con más intensidad y con ganas de que fuese un beso sin fin, sin embargo nos separamos abruptamente cuando fuimos interrumpidos.

— Harry, te han...

El viejo director quedó inmóvil al ver la escena que estaba frente a él.

— Ya es tu turno, Harry —repitió sin quitarme los ojos de encima. Algo me decía que estaría en problemas después.

Harry acarició mi mano antes de salir detrás de Dumbledore.

Me asomaba de vez en cuando para ver qué pasaba entre Harry y el dragón. Una sonrisa totalmente abierta delató mi alegría por él.

No tardarían en nombrarme para pasar a aquel tétrico espacio, pero cuando esperaba ansiosa la marca tenebrosa en mi antebrazo comenzó a arder causandome un grito ahogado. Ya me habia pasado unos años atrás, pero no le había dado importancia. Así que hice lo mismo en esa ocasión.

"¡Vicky Lestrange!"

Salí disparada al estadio donde todos vitorearon mi llegada y quedé frente a frente al Longhorn Rumano. 

Mi corazón dejó de latir unos segundos, pero logré esconderme detras de una gran roca justo antes de que el dragón me atacara con su aliento de fuego.

Estaba verdaderamente asustada. No podía respirar y empecé a temblar como si estuviese viviendo un terremoto. Lágrimas escaparon de mis ojos y sentí que moriría allí mismo. No era tan valiente como habia creído y me sentí débil, desfallecida y cobarde. En cualquier momento me desplomaría inconsciente al no poder controlarme, pero entonces sucedió lo que tanto temía...

|HARRY|

Al menos terminé con vida. Fue todo un reto enfrentar el Colacuerno Húngaro, pero logré conseguir el huevo de oro con ayuda de mi saeta de fuego.

Ahora era mi turno de observar a Vicky, estaba seguro de que lo haría increíble, o tal vez ese pensamiento fue la consecuencia de esos labios sabor a fresa que me enloquecían.

Apenas entró se escondió tras una roca y el dragón se acercaba con tentación. Ella debía salir de su escondite o no tendría muchas opciones cuando estuviese a centímetros, sin embargo, en aquel ataque de ansiedad ocurrió algo inesperado...

Su cuerpo se deformó, le comenzó a salir un pelaje entre amarillo y marrón claro, una melena y una cola. 

Se había convertido en un león. Un intimidante león.

Todos quedaron atónitos y ella no supo reaccionar. No tenía mas opción que luchar.

Corrió hacia un lado para evadir de la manera más veloz al dragón, este tardó unos segundos en notar que ya no estaba en su escondite y se interesó en la figura del león. Vicky hizo rodar el huevo mientras el dragón estaba distraído y este se acercó a mi dirección, pero por supuesto el Longhorn Rumano vio que este se robaba el huevo y se acercó a paso fuerte, parecía el fin, un león contra un dragón era algo fácil de adivinar. 

Vicky hizo lo único que podía salvarla en ese momento: Rugir.

Rugió con toda la fuerza que sacó, pudo haberse oído a 5 kilometros de manera perfecta, rugió con la potencia suficiente para silenciarnos a todos y acelerar nuestros corazones por el miedo.

El dragón verde dio unos pasos atrás e hizo una reverencia. Nadie entendió nada.

Finalmente Vicky siguió rodando el huevo hasta que llegó a mi lado. En cualquier otra ocasión me habría asustado tener un león junto a mí, pero ese no era el caso. 

Me lanzó una mirada de las que inspiran ternura y logró volver a su forma humana.

— ¿Cómo lo hice?

— Cómo lo increíble que eres.

Amores Que SalvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora