Parte 14

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|VICKY|

No pude dormir esa noche, tuve varias pesadillas y después de ellas no pude conciliar el sueño. Vi el amanecer por la ventana mientras leía un poco sobre historia mágica.

Tenía un muy mal presentimiento, pero Pansy que fue la primera en levantarse de las demás chicas me dijo que era normal por los nervios.

El desayuno casi no me entraba, tenía el estómago revuelto y la cabeza con mil pensamientos. El tatuaje me causaba algo de comezon y me sentía adormilada.

— Come bien, necesitarás energía hoy —dijo Moody pasándose entre las mesas.

— Es verdad, come que no quiero que te desmayes en esa tonta prueba —dijo Malfoy.

— Desmayarme sería lo menos importante, podría morir.

— No sé para qué entraste a eso.

— No lo hice yo y lo sabes.

— Contigo ya no sé nada, antes nos contábamos todo y ahora siento como si fueras una estudiante más.

— Tal vez no te cuento algo porque te pones como loco cuando ves algo...

Él me miraba expectante esperando a que terminara la oración, pero habían personas alrededor de nosotros y preferí ahogar mis palabras en comida.

(...)

Finalmente llegamos al lugar donde sería la tercera prueba, mi brazo aún me causaba comezón y el mal presentimiento aún me aquejaba.

— Vicky... Ten cuidado —dijo Draco antes de que fuera a tomar su lugar en las gradas—. Si te pasa algo te juro que me muero.

Asentí con la cabeza y lo abracé con fuerza.

Antes de entrar a donde Dumbledore nos esperaba alguien tomó mi mano y no me fue difícil adivinar quién era, mucho menos cuando de un parpadeo sentí esos labios suaves contra los míos.

— ¿Lista?

— No —contesté segura—. ¿Y si renunciamos?

— Ya llegamos hasta aquí, quiero ver tu cara cuando te gane.

— Muy gracioso —comenté irónica—. Adelantate, necesito unos segundos para calmar un poco los nervios.

— Está bien —dejó un beso en mi mano y llego a donde ya estaban casi todos, excepto...

— Con que ustedes son pareja.

— Cedric...

— Era obvio, la química entre ustedes es innegable.

Yo solo me sonroje y sonreí nerviosa.

— Tranquila, guardaré el secreto. Más bien vamos, hay una prueba que debo ganar.

Todos tenían el ego bastante alto.

(...)

Un laberinto. Uno con cientos de caminos y cada vez todo tornándose más oscuro. Cuanto más avanzaba menos oía los gritos de los espectadores.

Mi camino no tenía obstáculos, por donde fuese no encontraba nada que enfrentar, todo era bastante confuso.

Oí unos pasos, corrí por el primer desvío a la derecha y vi a Krum intentando levantarse del suelo.

— Krum, ¿Estás bien? —pregunté corriendo para asegurarme que estaba bien, pero al ver sus ojos me quedé inmóvil. Algo le pasaba.

Él se levantó y se fue en la dirección contraria, sin decir palabra, pero entonces ese presentimiento siguió torturandome la mente.

— Krum, detente —dije siguiéndolo—. ¡Dije que te detengas! —ordené en voz alta y apuntandole con mi varita.

Él se quedó completamente inmóvil.

— No sé quién te tiene poseído, pero te ordeno que lo dejes en paz.

Viktor se volteó y seguía mirándome con esa expresión que me causaba escalofríos.

Se empezó a acercar y yo me quedaba sin lugar hasta donde caminar atrás, y entonces me perdí completamente, quedé inconsciente y todo quedó en negro.

Abrí un poco los ojos con bastante esfuerzo y vi a Fleur que estaba junto a mí, pero las ramas la abrazaron y eventualmente la alejaron de mí.

— Fleur...

Todo en negro otra vez.

— Vicky... Vicky...

Harry me movía para que me despertara y Cedric también me miraba esperando que me levantara.

Me senté con cuidado y vi a Viktor Krum tirado en el suelo a cierta distancia.

— Vicky vamos, aún podemos ganar.

— Harry tengo un mal presentimiento —murmure poniéndome de pie—. No me gusta esto.

— Lo sabemos, la prueba es complicada, pero solo es cuestión que toquemos la copa para acabar todo —comentó Cedric.

Caminamos un poco y vimos la copa a la distancia. No quería tocarla.

— Oigan, no...

— A las tres corremos y la tocamos, ¿Listos? —dijo Cedric emocionado.

— Chicos, no...

— Uno...

— Harry, por favor...

— Dos...

— Alístate.

— ¡Tres!

No tuve mas opción que correr con ellos y tocamos la copa al mismo tiempo. Pero entonces todo empezó a dar vueltas y prontamente volví a sentir el duro suelo debajo de mí.

Amores Que SalvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora