Parte 7

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Aquella desagradable mujer nos tomó fotografías suficientes para llenar todas las paredes de Hogwarts. En seguida se encerró con Harry para hacerle varias preguntas. Por supuesto, la siguiente fui yo.

— Vicky, querida. Que bueno es verte en persona por primera vez, eres más hermosa de lo que se decía.

Yo levanté una ceja sin que se me hiciese un halago.

— ¿De quién habrás heredado esa belleza? ¿De tu madre o tu padre? Antes de eso debemos aclarar que tu madre es Bellatrix, sin embargo, no sabemos la identidad de tu figura paterna, ¿podrías contarnos?

— Yo tampoco conozco su identidad, y si no le molesta me gustaría que hiciese preguntas relacionadas al torneo.

— Hay varias teorías —continuó sin prestar atención a mi petición— que dicen que tu padre es el mismísimo señor tenebroso, ¿es eso cierto?

— Señora Rita Skitter, si no hará preguntas relacionadas con el torneo le juro que no le daré ni un poco mas de información y usted se quedara sin un reporte que entregar.

— Muy bien, muy bien, cambiemos de tema entonces —prosiguió algo molesta—. Hablando del torneo, ¿cómo logró poner su nombre en el cáliz?

Ahí me di cuenta que tampoco quería hablar del torneo.

— Yo no puse mi nombre en el cáliz, alguien más lo hizo y no tengo idea con qué intención.

— ¿Igual que al señor Potter?

— Así es.

Ella parecía satisfecha con lo que le decía, aunque me preocupó ver la picardia en su mirada.

— ¿Cómo es tu relación con el señor Potter?

Debía mentir. Si Lucius llegaba a enterarse que éramos amigos, me sacaría de la escuela sin importar mi obligación del torneo.

— No hablo demasiado con él.

— Ya veo, aún así, ¿cuál es tu opinión de que tu padre haya asesinado a sus progenitores?

— ¡Ya le dije que Lord Voldemort no es mi padre!

— No menciones su nombre, por las barbas de Merlín.

En seguida Dumbledore entró y supo que algo no andaba bien, ya que yo estaba eufórica y ella aun tenía esa apariencia de calma.

— Suficiente, Rita —exclamó Dumbledore permitiéndome salir.

Allí estaban aún los demás participantes, aunque todos nos fuimos de allí por orden de Dumbledore.

— Esa mujer es una auténtica arpía —comenté con Harry.

— Lo note —contestó también algo molesto.

Íbamos caminando todos hasta que me detuve junto a la ventana, donde se podía ver el campo de quidditch. Harry me miró unos segundos y sonrió ampliamente.

— ¡Oigan! ¿Qué tal un partido amistoso de quidditch? —propuso optimista.

— Oh, conmigo no cuenten, yo soy bastante mala y gealmente me gustagia descansag —comentó Fleur con su elegante acento francés para enseguida irse a descansar.

Minutos después estábamos todos en el campo de quidditch. Yo hacía equipo con Cedric y Harry con Viktor Krum. Harry y yo seríamos los buscadores.

Al ver las gradas pude ver que Hermione, Ron y una chica de ojos rasgados eran espectadores de aquel pequeño juego.

— ¿Listos? —cuestionó Krum acomodándose en la escoba—. ¡Ahora!

Y la bludger y la snitch dorada salieron volando a todas direcciones.

Fueron unos 20 minutos de juego donde Viktor Krum había hecho varias anotaciones y lo único que podía salvarnos a Cedric y a mí era que yo hallase la snitch.

Volaba por todos lados cuando finalmente la vi en la parte baja del campo. Harry la buscaba por lo alto, así que era mi oportunidad. Baje a toda velocidad —incluso cayendo al suelo—, hasta que tuve aquella pelotita metálica entre mis dedos.

— ¡Ganamos! —grité alegremente agitando la snitch en mi mano, incluso como pude ver como Hermione, Ron y la chica desconocida celebraban desde su asiento.

Harry bajó a la tierra nuevamente y se veía avergonzado.

— ¿Y en serio eres el buscador de tu equipo, Potter? —bromeé divertida—. ¿Qué se siente que la nueva te haya vencido?

— Te dejé ganar, para que sepas —presumió.

— Eres un mentiroso —contesté levantándome del suelo.

— Ya verás en la revancha —dijo algo dolido por haber perdido.

— No habrá una revancha, yo he ganado este y por ende seré ganadora eterna.

— ¿En qué momento pusimos el juego en modo monarquía?

No pude evitar soltar una carcajada. Estar con Harry era muy sencillo, no tenía que preocuparme por nada y teníamos tanto en común.

Por eso no me sentí culpable cuando mis labios estamparon en los suyos. No me importó que todos nos estuvieran mirando, porque así se sentía estar con Harry. Solo él y yo.

Nos alejamos algo avergonzados, pero entonces pensé en lo verdaderamente riesgoso que era lo que había acabado de hacer. Una cosa era que fuésemos amigos, y otra cosa era ir más allá.

— Lo siento —murmure alejándome de allí honestamente apenada.

|HARRY|

Pasaron dos días donde no vi a Vicky en ningún momento. Ni en los pasillos. Ni en el gran comedor. Ni siquiera Hermione la vio en la biblioteca.

Sin embargo tuve bastante suerte al verla saliendo de la cocina.

— ¡Vicky! —la detuve antes de que girara el pasillo.

Ella se dio la vuelta y me miró nerviosa.

— Necesitaba verte, tenía que hablarte sobre...

— Harry, yo no sé qué se me pasó por la cabeza cuando...

— No, no era de eso —me lamenté—. La primera prueba será en unos días, y tendremos que enfrentar dragones, ya se lo conté a Cedric para que puedan prepararse.

— ¡¿Dragones?! ¿Es que están desquiciados acaso? ¿Cómo lo sabes?

— Hagrid me llevó al bosque anoche y los vi.

Ella me miró agradecida, con una pequeña sonrisa.

— Gracias —masculló dispuesta a irse—. Oh, y le has creado un trauma a Draco, ahora tiene pesadillas donde se convierte en huron.

Me guiño un ojo y se fue con una sonrisa de complicidad.

Fue entonces cuando noté que algo me pasaba con Vicky, que al verla ya no sentía miedo ni inseguridad.

Su rostro, su voz, su habilidad en la magia, su personalidad y su esencia habían capturado mi atención el resto del día.

— ¡Harry! —reprendió Hermione—. ¿Estás bien? Has estado demasiado distraído.

— Si, no, sólo que...

— Dejalo, Hermione —dijo Ron mirándome de reojo—. Ha estado así desde el incidente con Vicky.

— Harry, no escondas lo que sientes. Si te gusta, díselo, ya comprobamos que no es malvada.

— Aún —murmuró Ron y Hermione le dio un manotazo.

Amores Que SalvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora