[Terminado] Amar otra vez [Historia Lésbica]

Parte 32 (+18)

Hola, esta es la parte erotica de la historia xD pero como son 3 parejas, la verdad es que no me alcanzó un cap asi que lo dividiré en dos entregas. Esta es la primera parte y dado que Jazzi me pidio una escena de cada una, aqui les dejo de rebeca y laura (no juntas, pervertidas jajaja) Es más que nada comica, espero les guste, no soy muy buena con escenas hétero pero me dirán su opinion. 

Rebeca sabía que tendría muchas cosas qué explicarle a Carol durante la cena. De hecho, una parte de ella quería subir a la habitación de su hija y contarle lo que sucedía con Alexander. Laura ya estaba enterada porque, bueno, la chica era una chismosa sin remedio que no había dejado de presionarla para que abriera la boca. Se había mostrado comprensiva y hasta entusiasmada. A Rebeca le sentaba bien saber que contaba con el apoyo de su hija, y por eso era que se había aventurado a ir más lejos con su nuevo hombre.

El sofá se había quedado pequeño para ambos. La mujer no podía detenerse porque las manos de Alexander, que le acariciaban los muslos, la mantenían en un estado de deseo sexual que nublaba cualquier otro pensamiento. Usaba su pequeña bata con encajes que mantenía sus senos presionados, que ya empezaban a pedir que los liberase. Estaba sentada en las rodillas de uno de los hombres más guapos con los que había tratado, y si tenía que ser franca, deseaba comérselo ya. Su clítoris palpitaba, ansioso por ser mordido y chupado hasta el cansancio.

—No pensé que... tuvieras tanta iniciativa —dijo Alexander después de que lograra separarse de ella.

Rebeca lo ignoró. Se metió entre el cuello y su hombro y siguió besándolo con pasión. Quería terminar de seducirlo para decirle que estaba disponible en esos momentos y que haría lo que él le pidiera.

Alexander le besó el hombro y le bajó el tirante de la bata. Rebeca sonrió mientras uno de sus grandes pechos quedaba al descubierto. La pequeña punta estaba rígida y señalaba hacia la boca que Alexander no tardó en usar para devorarlo. Chupó lentamente, ejerciendo una suave succión y usando la lengua para trazar un camino de saliva alrededor de ella.

Rebeca se bajó el otro tirante y le mostró ambas tetas.

—Dios mío —suspiró el hombre. Los pezones de ella tenían una ligera coloración marrón, algo que lo pusieron cómo loco. Además, observó unas suaves líneas de bronceado que delataban el uso de un bikini recientemente.

—¿Te gustan? —Preguntó, un tanto insegura de sí misma. Hacía tiempo que ningún hombre alagaba su cuerpo. Las veces que Armando se la había cogido, jamás le dijo lo hermosa que era.

—Son preciosas —dijo tomándolas con ambas manos. Enterró la cara entre ellas para sentir su aroma y su peso.

—¿Te gustaría subir al cuarto? —Preguntó con la cara roja por la vergüenza y la lujuria—. Ya no lo resisto.

Alexander mentiría si dijera que no había estado esperando ese momento. Ver a Rebeca con esa diminuta bata había encendido la pasión en él. Aunque estaba enamorado, en ese momento sólo tenía sexo en la cabeza.

—Pero te cargo.

—¿Puedes? —Rió ella.

Y así lo hizo. Alexander la tomó en brazos y la llevó hasta las escaleras.

Por desgracia, no logró avanzar más de la mitad cuando la cabeza de Rebeca golpeó la pared. Ella se quejó y él, riendo, tuvo que bajarla para no arruinar el momento.

Al pasar al lado del cuarto de Laura, los dos alcanzaron a escuchar los deliciosos gemidos de la chica. Rebeca imaginó que sucedía en esa habitación y sintió escalofríos. Los jadeos eran cortos y rápidos, señal de que había un buen ritmo en esa cama.