[Terminado] Amar otra vez [Historia Lésbica]

Parte 19

Hola! les dejo otro cap :3 

Si bien lo había disfrutado, Gwen no tardó en arrepentirse por lo que había hecho. Estaba incómoda y ardía en deseos de que la tierra se la tragara y la escupiera a miles de kilómetros de ahí. Sabía que no había sido ni el momento ni el lugar para demostrar su corazón de esa manera, y lo único que le quedaba esperar, era que Carol no se alejara de ella.

—Hace una bonita tarde —Comentó la morena, como un sutil intento de iniciar una nueva conversación.

Carol se aclaró la garganta.

—Sí. Me encantan los parques. Es como si hubiera un pedacito de bosque en medio de la ciudad.

—Nada cómo estar en contacto con la naturaleza. Te hace pensar cuál es tu lugar en el universo.

—¿Ahora vas a ponerte a filosofar?

—Sólo quería sonar interesante —se justificó la chica.

Carol volvió a reír.

—Hay que hablarlo.

Gwen se puso pálida y se volvió hacia ella.

—¿De lo que acaba de pasar?

—Sí.

—Entonces... dispara.

La chica llenó sus pulmones de aire y lo dejó ir lentamente.

—Sabes... sabes que estoy pasando por un momento difícil. Quisiera que no me afectara lo de Natalia, pero la verdad es que sí lo hace. Estoy confundida sobre las personas.

—¿Qué clase de confusión?

—Sobre su lealtad. Digo... Natalia fue mi primera novia y... ¿entiendes la frustración que siento al saber que mi único romance terminó en infidelidad? Mírame. Sólo mencionar el tema hace que me brote una furia por dentro. ¿En serio quieres tener una relación con alguien así? Te haría daño, Gwen.

La pelinegra apartó la vista. Jugó con sus dedos, mostrando su nerviosismo.

—Es que me has gustado desde hace tiempo. Cuando supe que habías terminado con Natalia, decidí que intentaría gustarte y por eso me he comportado así. Por eso hice lo que acabo de hacer. Sé que besarte no fue lo que necesitabas. Ya es tarde para retirar mis actos y para fingir que esto fue un accidente.

—¿Y qué vamos a hacer? No puedo empezar a salir contigo tal y como estoy ahora. Incluso en este momento, me siento a la defensiva y una parte de mí te observa, y sólo ve otra posible decepción.

Eran palabras difíciles tanto de decir como de asimilar. Gwen se relamió los labios y su pie empezó a dar golpecitos sobre el suelo. En parte podía entender a la muchacha y su creciente miedo al engaño. Era una secuela de lo que una infidelidad podría hacerle a una persona como ella, con el corazón frágil.

—¿Estás diciéndome que no tengo oportunidad? ¿Es así de simple?

Carol se tomó unos segundos antes de responder.

—Estoy diciendo que no es el momento.

—¿Y cómo se supone que lo interprete? ¿Quieres que te espere hasta que sanes?

—No tienes por qué hacerlo. Eres una buena persona y seguramente...

—¡Pff! Sólo di que no estás interesada en mí, y lo entenderé. No te andes con rodeos.

—Eh, tampoco te pongas así. No puedes forzarme a nada. Cada persona enfrenta su dolor a su manera.

—¿Sabes? olvídalo —Gwen entró en pánico y ya no supo cómo abandonar la conversación de una forma sutil. Se puso de pie y sacó de su bolsa las llaves del auto.