Capitulo 3

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Después de que el rubio abandonara la habitación, Hidan se quedó sentado en la cama durante casi media hora pensando en... bueno, en todo. Lo único que se preguntaba era ¿Por qué si ese tal Kakuzu era un alfa y había alcanzado a olerlo, no le quiso hacer nada malo? ¿Por qué ayudó a un desconocido como si nada? Eso le hacía creer a Hidan que ese chico o debía ser realmente ingenuo, o realmente estúpido. O simplemente era buena persona y él solo se estaba haciendo cuentos raros en la cabeza.

Miró a todos lados y en un sillón al otro lado del cuarto estaba su ropa junto con su mochila. Se puso de pie y caminó hasta el mueble, tomó las prendas de vestir en sus manos y la olió dándose cuenta de que estaban recién lavadas, ahora que se encontraba bien no tendría más nada que hacer en ese lugar por lo que pensó en cambiarse e irse enseguida, apenas saliera le agradecería por la ayuda que le brindó sabiendo que nunca más se volverían a encontrar.

El peliblanco procedió a desabotonar la camisa que tenía y quitársela, analizando por un mínimo momento las cicatrices en su cuerpo, después se quitó la pantaloneta que tenía, quedando solo en ropa interior. A punto de colocarse su camiseta escuchó el chirrido de la puerta al abrirse.

Momentos antes

Kakuzu despidió al Uzumaki y a los hermanos Uchiha en su entrada. Quedó solo en la sala pensando casi veinte minutos si había hecho bien al ayudar a Hidan, no era como si no hubiera ayudado a más personas antes - sus amigos actualmente -, y tampoco era como si desconfiara de él ya que de por si no se veía muy intimidante... Tal vez solo lo estaba pensando de más, con que aquel chico se recuperara y estuviera bien él estaría tranquilo.

Se debatió un buen rato en si ir a hablarle, podía usar la excusa de que iba a recoger la bandeja en la que le llevó la comida Naruto, o simplemente podía preguntarle si ya se encontraba mejor. Al final decidió solo irle a saludar para presentarse formalmente.

Se puso frente a la entrada del cuarto, soltó un leve suspiro mientras tenía su mano en el picaporte y abrió la puerta.

- Oye, solo pasaba a ver si ya te sentías me...- Al terminar de entrar calló ya que se encontró con la mirada avergonzada del peliblanco que estaba semidesnudo. Se quedó embobado analizando la situación y entró en razón apenas sintió como el contrario estaba que quería matarlo con la mirada, rápidamente salió de la habitación, con el rostro totalmente rojo y con ganas de que se lo tragara la tierra en ese puto instante, se fue a esperar sentado en el sofá de la sala.

Pasaron más o menos 5 minutos y escuchó la puerta del cuarto de invitados abrirse, de allí salió el omega con su maletín y con su ropa puesta, estaba un poco sonrojado y aunque ambos trataron de hablar o siquiera mirarse, la vergüenza era mucho mayor.

- Hidan ¿Cierto? - El mencionado asintió aún si mirarlo - Y-yo quería disculparme, debí tocar antes de entrar, en todo caso solo quería preguntarte si ya te estabas sintiendo bien -

- Je, si, estoy perfecto, también quería agradecerle por la ayuda - Hizo una reverencia en señal de respeto y para que no notara su cara sonrojada

- No hay problema, y no me trates de "tú", es raro, también puedes dejar la reverencia - El moreno soltó una pequeña carcajada, cuando Hidan levantó la vista sintió algo muy raro al ver su sonrisa, fue como una ráfaga de calidez que lo atacó de repente, sonrió involuntariamente al sentirse seguro de hablar con él. Ambos jóvenes se quedaron parados frente al otro, solo viéndose, había un silencio acogedor muy extraño, era como si la pena hubiera desaparecido después de verse frente a frente, el peliblanco estaba realmente hipnotizado observándolo que casi se le olvida que iba a irse.

Ambos se dieron la mano y Hidan le volvió a agradecer por todo, Kakuzu le dijo con confianza que si necesitaba ayuda de nuevo o alguien con quien hablar, podría ir con él e irse conociendo un poco más. Se despidieron y Hidan tomó su camino.

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- ¡¿Qué?! ¿Cómo que ya no puedo quedarme aquí? - Preguntó enojado y con una clara sorpresa Hidan, que apenas habiéndose duchado fue llamado por su casero para recibir la noticia de que debía 3 meses de alquiler, además de que esa desaparecida que se pegó no le ayudaron en su defensa contra el señor.

- Mira, a menos que me pagues lo que me debes y un adelanto de este mes, me temo que no podrás seguir viviendo aquí. No quiero ser totalmente cruel por lo que te daré este fin de semana hasta el lunas para que te lleves tus cosas... Lo lamento Hidan - El casero, un señor de casi 80 años y su esposa lo recibieron con los brazos abiertos hace ya 4 años, siempre fueron amables con él, pero lo entendía, esos cuartuchos que rentaban eran sus sustento semana a semana y no podía exigirles más nada.

Con los ojos llenos de lágrimas comenzó a analizar que se supone debía hacer ahora, por alguna extraña razón, la primera imagen que se le vino a la mente fue la de una sonrisa. Sollozando solo pudo decir su nombre - ¿K-Kakuzu?













Después de otro mes, tercer capitulo. Trataré de apurarme más pero ajá

ₓₓ Eʀᴇs ᴅɪғᴇʀᴇɴᴛᴇ ₓₓ  KakuhidanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora