Capitulo 13

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- ¡Hidan, despierta! - Kakuzu se encontraba en la cocina terminando el desayuno y llamó ya varias veces al omega para fuera a comer... No contestaba. Le estaba preocupando ya que el casi nunca se demora bañándose, sobre todo tan temprano ya que el agua es más fría. Dio un par de vueltas por la casa y luego se paseó de derecha a izquierda en frente del cuarto de su compañero ya a punto de tirar la puerta abajo si ésta vez no respondía - Hidan, voy a entrar - No había terminado de decir esto cuando se encontraba de intruso viendo todo el lugar.

La habitación estaba cubierta del vapor que salía por el agua caliente del baño, el moreno trató de ver y empezó a agitar su mano buscando dispersar el humo. Al cabo de unos segundos había logrado su objetivo y ahora se había adentrado en el baño ya abierto, pensando que si estaba así era por que el otro ya se había duchado... Pues tenía razón y tal vez no.
Al entrar en el pequeño cuarto adyacente, se encontró a un Hidan sudoroso y aturdido por el aire, solo tenía su toalla amarrada en la cintura que estaba a punto de soltarse.

- ¿Ah? - El peliblanco volteó la mirada al sentir un pequeño ruido y se espantó con la presencia del alfa - ¿K-Kakuzu? ¿Pasa algo? - Preguntó en tono nervioso ajustando más fuerte la toalla que tenía y terminando de vaciar el agua de la bañera.

El mencionado salió del baño corriendo y se quedó en la entrada para conversar con él y que no notara su sonrojo - Eh... Te estaba llamando por que el desayuno ya está listo, solo que aún no llegabas - Se excusó y luego se disculpó por no tocar antes.
Hidan soltó una adorable carcajada y le dijo ya más tranquilo que no pasaba nada.

Luego de esto, ambos fueron a sentarse en la mesa de la sala y comenzaron a hablar de cómo les ha estado yendo. El peliblanco comentó que había encontrado un trabajo en internet y que quería ir a ver el negocio con él. Estuvieron así un buen rato hasta que acabaron la comida.

Era el día libre de Kakuzu ya que alguien más había tomado su turno en el trabajo y pues no tenía ninguna otra razón para salir de la casa, así que los muchachos se quedaron en el sofá viendo películas mientras seguían hablando y riendo.

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Hidan abrió sus ojos de repente al sentir como alguien lo movió, se quedó dormido cuando terminó la película y estaba durmiendo usando el pecho de Kakuzu como almohada. Se puso nervioso, pero le parecía muy cómodo por lo que respiró profundo y se volvió a acomodar y cerró sus ojos.
Pasaron 10 minutos y aún no podía acostarse de nuevo, abrió los ojos de nuevo, esta vez con molestia y se puso de pie buscando alguna incomodidad en el mueble donde se encontraba, pero nada.

El joven suspiró - ... Kaku-chan - Agitó un poco su hombro para que despertara - Kakuuu~ - esperó un momento e hizo un puchero al ver que no hacía efecto - ¡Kakuzu! - Le dió una pequeña cachetada, viendo cómo se levantó asustado buscando algún peligro. Echó a reír.

- Ah... Hidan ¿Que demonios? - Se sobó la mejilla enrojecida mirando al contrario algo adormitado, tal como cuando lo encontró en su cuarto.

- Perdón, pero es que me siento raro -

- ¿Raro? ¿De que forma? - Se acercó a él y tocó con delicadeza su frente la cual estaba bastante caliente - Que raro, creo que tal vez tienes fiebre - Se terminó de despertar y se levantó del sofá yendo a buscar un termómetro.

Kakuzu volvió a la sala y usó el termómetro en Hidan. En efecto, su temperatura era de casi 39°. Le preguntó si algo más le pasaba.

- Amm, pues siento mi interior picarme, y me arde un poco la nariz y los ojos - Le respondio, ahora sí dando a notar el fastidio.

Al mayor le pasó una cosa por la cabeza, creyó confirmarlo al sentir un aroma dulce en el ambiente, y el chico lo notó cuando vio su rostro de espanto, los dos compartieron la misma idea y fueron a toda marcha a ver un pequeño libro, más bien una agenda, que guardaba Hidan desde siempre.
Llegaron al nochero y abrieron el diario buscando el calendario del omega que llevaba contados sus ciclos de celo.
Estaban marcados el celo que hizo que conociera a Kakuzu, y el que tuvo al mes de empezar a vivir con él. Pero era notorio que aún faltaban poco menos de 10 días para que llegara su celo.

Hidan entró en crisis, sacó a Kakuzu a rastras de su habitación y se encerró con llave, comenzó a gritar con desespero que debía ir a comprarle medicinas antes de que se hiciera mediodía o no podría controlar su calor. Sólo lo decía tratando de convencerse de que aún no habían pasado las 8 horas que deben pasar hasta que los medicamentos no hicieran efecto.

El moreno no perdió tiempo. Fue corriendo a la farmacia más cercana y pidió los inhibidores que su compañero siempre utilizaba. Llegó en tiempo récord a su hogar, le pasó la bolsa de compras por un lado de la puerta con rapidez y esperó pacientemente a que le dijera algo. Contrario a las buenas noticias que esperaba, escuchó un fuerte llanto y un pequeño grito de enojo dentro del cuarto.

- Hi-Hidan... ¿Está todo bien? - Se acercó a la puerta un poco más, alcanzando a oler las fuertes feromonas de Hidan, se alejó otra vez por instinto. Dedujo que en vez de ayudarlo, las medicinas lo alteraron más.

- Mierda, mierda ¡Mierda! - Se escuchó un estruendo, como de vidrio romperse. Por la desesperación, el menor tiró uno de los jarrones decorativos, dejando caer en la alfombra el agua y las rosas que en el se encontraban - Es que no entiendo, no sentí nada sino hasta hace un rato. ¿Por que demonios me debe estar pasando esto ahora? - Las lágrimas por la frustración comenzaron a correr por su rostro.

- Hidan... - Kakuzu dudó un momento, pero se llenó de determinación y golpeó su puerta - Hidan ábreme -

- ¿Qué? No, no te voy a abrir -

- Hidan por favor, sabes que yo no te voy a hacer nada, solo te quiero cuidar - Se notaba su preocupación al hablar.

-... Es que no lo digo por mi... Si te quedas aquí mucho tiempo, terminaré saltando encima tuyo como si estuviera en celo... Oh no, adivina ¡Lo estoy! - Su forma de sobrellevar el estrés era el sarcasmo, y funcionaría si no fuera por que perdería el control de su cuerpo pronto.

- Por favor - Siguió tocando la puerta - Déjame ayudarte así sea un momento ¿Si? Si logro que duermas un poco ahora, podrás sobrellevarlo por hoy - Dijo tratando de encontrar una solución.

- ... - Suspiró y quitó el seguro - So-solo pasa y si me pongo agresivo encierrame en algún lugar -

- Te aseguro que no será necesario - Entró, abrazándolo para que se calmara un poco antes de hablar.

ₓₓ Eʀᴇs ᴅɪғᴇʀᴇɴᴛᴇ ₓₓ  KakuhidanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora