- ¿Seguro que estarás bien en mi ausencia? - Indagó preocupado y con temor de abandonar la casa.
- Estaré perfectamente Kakuzu - Lo empujó obligándolo a salir a la sala - Estaré aquí buscando trabajos aburridos en línea y cuando vuelvas compararemos ofertas tal y como dijiste - Sonrió.
- Bien. No salgas de la casa de no ser estrictamente necesario, sabes que aún es peligroso que alguien aquí te reconozca -
- Ay, ay. Lo dices cómo si me estuviera persiguiendo la mafia rusa - Ambos soltaron una carcajada - No saldré, te lo prometo - Dijo levantando la mano derecha en forma de juramento.
El moreno se terminó de despedir y fue a trabajar. Eran apenas las 8:40 AM, Hidan no tenía mucho que hacer más que revisar posibles trabajos que lo ayudarán a ganar dinero de a poco y de forma segura. Estuvo revisando dichos anuncios en la comodidad del sofá tomando una taza de té hasta que recibió un torrente de mensajes en su teléfono.
Fastidiado lo revisó y vio que los mensajes eran de Itachi, con quién estuvo hablando la última semana después del almuerzo del grupo. Para ese día habían acordado encontrarse para hablar seriamente del tema que dejaron pendiente cuando se vieron, no era algo que motivara mucho a Hidan, pero quería asegurarse de que su secreto estaba a salvo y que no estaba confiando en la persona equivocada.
En cuestión de minutos estaba listo y salió de su hogar con mucha cautela de que nadie sospechoso le siguiera. Veinte minutos después de caminar se encontró con el mayor de los Uchiha en un parque lleno de niños jugando y corriendo de un lado al otro, cosa que llenó de recuerdos a Hidan.
El peliblanco se sentó y fue directo al punto - ¿Cómo se que si te cuento todo no irás corriendo a donde Kakuzu y le dirás todo? -- Ey, tranquilo. Pensé que cuando nos escribíamos nos llevábamos bien... Te lo dije que puedes confiar en mí, solo quiero saber las cosas que te llevaron a hacer algo así - Preguntó Itachi tomando un sorbo de su café y ofreciéndole otro vaso al menor.
Hidan dudó en si tomarlo pero el frío del comienzo de invierno lo estaba matando así que lo aceptó - La única razón y la que debería ser la más obvia eran las condiciones en las que vivía, yo... No tenía una buena vida, y no es como si ahora todo se hubiera arreglado, pero no podía ni conmigo mismo... Sería mucho más duro para mí que para cualquier otra persona - Dijo derramando un diminuta lágrima y tratando de calentarse con el café y su abrigo.
- Es un tema difícil, lo entiendo... Fue pura casualidad que estuviéramos en el mismo lugar ese día, yo solo realizaba un mandado y mira donde terminamos - Hidan lo miró temeroso de que fuera a decir algo malo - No te asustes, cuidaré de ti lo más que pueda, después de todo ahora haces parte del clan de Kakuzu y sería un estúpido si te hago daño estando tan vulnerable -
- No soy tan débil - Reclamó haciendo un puchero.
- Yo lo sé, la pregunta aquí es... ¿Kakuzu lo sabe? Si no le quieres contar lo que te pasó está bien, pero deberías demostrarle que no eres tan frágil como pareces... Hacen bien en jugar a la casita en un momento tan duro como el que estás pasando, pero - Tomó un largo sorbo de la bebida y dejó el vaso de cartón en el banquillo más cercano - Todo se sabrá en algún momento, y si para entonces quieres seguir formando parte de la vida de Kakuzu, es mejor si vas siendo honesto a partir de ahora. Vas a estar seguro con él y él te ayudará a cumplir tus metas, pero también deberías ayudarlo con honestidad más adelante - Abrazó repentinamente a Hidan y dejó que llorará en su hombro mientras observaba a niños más pequeños en los juegos del parque, el pelinegro soltó un leve suspiro, se apartó y se despidió - Se que volveremos a hablar pronto Hidan, espero que sigas haciendo feliz a Kakuzu -
El peliblanco quedó ahí, de pie y hecho un mar de lágrimas que de a poco se calmaba, podría decirse que consiguió un ¿Amigo? Pensativo se sentó a observar cada una de las acciones de los menores divirtiéndose frente a él y la cara de orgullo de los padres presentes, se limitó a terminar su café y marcharse a dar un largo paseo que lo llevaría de vuelta al lugar que juró no volver a pisar si le era posible.
8:00 PM -- Casa de Kakuzu
Hidan volvió demacrado a su hogar, apenas podía mantenerse de pie por su cuenta y pasó 10 minutos buscando la llave que abría la puerta de entrada, cuando lo logró fue recibido con el rostro espantado y jadeante de su compañero de vivienda que derramó más de una lágrima al verlo. El pelicastaño corrió a abrazarlo y alcanzó a oler el fuerte aroma a alcohol proveniente del contrario.
- ¡Hidan! ¡¿Dónde demonios te habías metido?! ¡¿Sabes lo preocupado que estaba?! - Le gritó luego de apartarse de él, el mencionado le sonrió y se desplomó en un instante.
Kakuzu lo llevó a su habitación con rapidez, le quitó el abrigo y los zapatos y lo acostó con delicadeza en la cama mientras revisaba por encima de su camiseta si tenía algún tipo de herida. Luego de asegurarse que estaba sano, quiso ir en busca de un medicamento que darle para cuando despertara pero él mismo lo detuvo jalando de su camisa.
- ¿O-otra vez piensas abandonarme? - Dijo débilmente y lleno de llanto - E-esta vez no te vayas... No otra vez Hideo - Kakuzu tragó en seco al escuchar ese nombre y se arrodilló al lado de un Hidan medio dormido y alucinante por el exceso de alcohol - S-se que no s-soy apto para ti p-pero... C-cuando me vuelvas a ver entenderás que f-fue lo mejor para ti... Amor mío - Al decir ésto, quedó profundamente dormido.
El mayor limpió su rostro húmedo y también el del peliblanco, lo acomodó lo mejor que pudo y salió del cuarto con el corazón partido por aquella súplica tan dolorosa de parte del chico que se volvió especial para él muy pronto.
ESTÁS LEYENDO
ₓₓ Eʀᴇs ᴅɪғᴇʀᴇɴᴛᴇ ₓₓ Kakuhidan
FanfictionHidan es un omega de 19 años de edad que ha trabajado en un burdel los últimos años de su vida, cualquiera que lo viera lo juzgaría, pero para el ahora es cuestión de sobrevivir día a día con lo que puede. Saliendo de su "trabajo" una noche, su cel...