[Capítulo 4]

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Tomó la decisión de lanzar la canica al piso viendo como esta al caer se quebraba en pedazos, y al mismo tiempo que la escuchaba romperse, veía que la presentadora comenzaba balbucear y tartamudear. Este cambio repentino en su actitud hizo que se comenzaran a escuchar voces de fondo en el estudio y una vez la mujer se quedó en blanco sin decir palabra alguna, se hizo un corte en el programa.

Al momento fue colocado otro presentador quien al entrar mencionó que por motivos técnicos él seguiría con la transmisión pero que su querida Judi Maes volvería pronto al programa; Una mentira para no alarmar a la audiencia.

Nada más que una vil mentira debido a que en los siguientes programas continuaba este presentador quien se veía cómo poco a poco se acostumbraba a su nuevo rol, sin embargo la audiencia no tardó en explotar y logró que se supiera aquello que el programa había ocultado con tanto esmero.

Se filtró la noticia de que la presentadora Judi Maes se encontraba imposibilitada de hacer cualquier cosa y que era peor a más tiempo pasaba. La nota explicaba que pasó de apenas poder decir palabras a tener nula capacidad de moverse y luego ser incapaz de reconocer gente, que era como si hubiera quedado vacía, incluso se le describía como un cascarón roto.

El presentador continuaba haciendo su trabajo pero después de que se supo la noticia se notaba incluso con un semblante más tranquilo, ya no tenía nada que ocultar y su puesto ahora estaba asegurado pues se había hecho pública la noticia de que la presentadora había fallecido un par de días después debido a la gravedad de como se encontraba.

Por su parte, Leonard continuaba pintando y recibiendo encargos, sin embargo desde la noticia y conmoción con Judi, decidió experimentar un poco, sus conejillos de indias serían sus clientes, sin embargo procuraba no ser cruel o al menos no con todos, puesto que aquellos clientes que seguían siendo gente desagradable y nefasta con él, les hacía pinturas tristes y lúgubres, en algunas parecían incluso cadáveres de lo fúnebre de sus aspectos. Mientras tanto aquellos que eran amables con él, obtenían una pintura cálida, pintaba a estas personas con colores y elementos que transmitieran las emociones que le transmitieron al joven, era como si buscase potenciarlas. Casi como un modo de operación, en cuanto terminaba una pintura, la volvía una gema.

Con el pasar de las semanas, terminó creando 6 gemas las cuales colocó en una caja, todas tenían colores y tonalidades distintas excepto por algunas similitudes en casos como las pinturas de los malos clientes, quienes llegaban a compartir tonos.

Un día mientras pintaba un encargo, volteó a ver la caja abierta con las gemas y pensó en venderlas o por lo menos intentarlo, algo deberían de valer.

Se alistó para salir colocando la caja en una mochila buscando que no llamase la atención, se colocó una camisa de color gris con corbata negra y salió en dirección a una joyería reconocida de la ciudad.

Al llegar fue recibido por un hombre ya entrado en años, con un aspecto curioso, subido de peso, con una prominente nariz, falto de pelo y una marcada barbilla, parecía un gran duende sacado de un libro de fantasía.

─ ¿En qué puedo ayudarle? -Preguntó el hombre al escuchar la campana de la entrada de la joyería.

─Buen día, vengo a vender esto. -Respondió Leonard sacando la caja de su mochila.

El hombre abrió la caja viendo las gemas en su interior.

─ ¿De dónde las obtuvo caballero? -Cuestionó con curiosidad.

─Oh, mi familia es dueña de una mina en uno de los países del norte, ya sabe, son ricos en minerales y piedras preciosas así que no perdimos la oportunidad de instalarnos ahí. -Dijo soltando una ligera risa sabiendo que esto era una rotunda mentira.

Pintor de almas - SingularidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora