-Dan -dije a él un santo día en que la habitación conyugal era solo mía-. No hay por qué interrumpir la constancia en tus visitas.
Su rostro emanaba pura preocupación, y cualquier propuesta que saliera de mi boca era analizada con recelo.
-Constancia... Visitas...-replicó él-. ¿Acaso soy un demonio, un ser sin sentimientos? No puedo verte en tan deplorable estado, no puedo contemplar tu degradación sin poder hacer nada. Dime, ¿qué te hace Charles, cuál es tu problema? ¿Por qué buscas enfermarte, despojarte de tu cuerpo?-¿Despojarme de mi cuerpo?-me quedé pensando-. Estoy incrédula, Dan. No sé por qué siento tanta hermandad con tus palabras. No tengo razones para creer que el gran vacío me espera con los brazos abiertos, a no ser que alguno de ustedes me de el último envión.
Dan me abrazó. Dio por terminado el asunto. Yo no entendía por qué estas conversaciones se tornaban tan surrealistas. Realmente, toda esta historia fue así: demasiados hechos y emociones sin nombre en poco tiempo
Aunque parezca al revés, en mi interior poco a poco comenzaba a surgir un vil déspota que sometía a todas las personas a mi alrededor; trataba a la muerte como a una aliada, pero también mi alma enteramente la anhelaba.
Dan y yo compartimos besos y abrazos durante unos minutos, los últimos minutos, pues, como no podía ser de otra manera, Charles entró a la habitación en plenas demostraciones amorosas. Estaba desconcertado; pasaron unos pocos pero eternos segundos hasta que captó lo que sucedía.
-¡Jane! ¿Qué te hace este idiota? ¡Dan, suelta a mi mujer!-vociferó. Mi aspecto era terrible, por eso, en el momento la culpa no fue atribuída a ambos.
Dan salió disparado de la habitación: aquella fue la determinante gota de agua que desbordó su vaso de paciencia.-Ese maldito.-masculló Charles-. Pronto su prestigio se verá arruinado. ¡Jane! ¿Cómo te encuentras, amor?
Me largué a llorar desesperadamente.
Sin que él pudiera tocarme, corrí hacia el balcón de la habitación, y sin pensarlo me senté en la balaustrada.-¡Jane, Santo Dios!-bramó Charles.
Antes de que yo pudiera hacer impulso hacia atrás, el joven me tomó de ambos brazos y con fuerza me devolvió al piso.-Escúchame, Jane.-dijo él, jadeante-. No sé qué tipo de juego es este, pero ninguno de los dos representamos una víctima o un opresor, o viceversa.-paró de hablar un momento, esperando retroalimentación que no consiguió-. Si murieras, realmente no me provocaría más que un poco de pesar-. Pero, ¡Ah, qué estupideces digo! Me he ligado a tí para siempre por unos genes rubios. Jane, soy un idiota. No nos hemos conocido y ya me quise casar contigo. Esas cartas no significaron nada para ninguno de los dos, ¿no es así?
《Vete con ese idiota de Dan, vete lejos, sin despedirte. Te odio, Jane... lo que sea, pero vete y déjame en paz con mi error solo internamente, pues todos pensaran que la esposa del buen Charles ha sido raptada. ¡Largo de aquí!El momento en conjunto provocó el olvido de todos mis malestares, ya que salí de nuestro cuarto corriendo por habitaciones al azar, hasta que tuve claro que estaba en busca de Dan. Mi rostro, colmado en densas lágrimas, se encontraba también perturbado por un rictus de intenso, quizá exagerado dolor.
Aunque aquel discurso fue enrevesado y punzante, y el muchacho no tuvo más oportunidad de explicarse, había resuelto una buena porción de mi dilema mental. Sin embargo, dilató el resto y agregó uno nuevo: mi amor por Dan no sufríría riesgos legales, pero mi amor por Charles, mi imaginario amor por Charles había sido desenmascarando con una implícita verdad que nunca quise oír: por un interés o por otro, dado en las profundidades de nuestro subconsciente, jamás nos amamos.
Por otro lado, teníamos también sanos intereses, mas eran opuestos y rectos: nunca se cruzaban.Pero eso todavía no era importante, pues aún no tuve tiempo para aquellas reflexiones; la intensa búsqueda no tenía resultado. No fue hasta que comencé a vociferar su nombre que Dan me salió al encuentro, en un pasillo que bordeaba el perímetro bajo de las afueras de la morada. Ambos avanzábamos al mutuo encuentro muy de prisa.
-¡Dan, maldito idiota!-bramé, como una total desdichada. Estabamos casi a un metro de cerca.
-¡Jane, descarada, qué diablos quieres! ¿No ves que intento pensar? ¡Has estado chillando mi nombre por toda la casa!-gritó él. Finalmente nos detuvimos en seco, cara a cara.
-¿Cómo que qué quiero?-dije, sin obtener respuesta. Durante varios segundos solo sendas respiraciones agitadas invadieron el vasto pasillo en nuestro prolongado silencio, que claramente indicaba el fin del arrebato de pasión.
Después de un par de miradas de variante carácter, reímos al unísono, como dos tontos.
-Jane, querida, los gritos eran parte del drama, no pudimos evitarlo. Creo que deberíamos aclarar varias cosas. ¿Entramos?-dijo él, casi completando nuevamente su característico sosiego. Advertí que el sudor que cundía su rostro levemente colorado le daba cierto extraño y sensual atractivo.
-Debemos armar nuestro equipaje, mi amor, pero para eso hay que aclarar las cosas.-dije, con la voz temblorosa, producto del llanto.
Reímos nuevamente, como el más duro corazón que se ablanda simplemente con dulces caricias.
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Si llegaste hasta acá sos alto capo
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Gracias incluso al más mínimo apoyo <3
Sé que es un género poco común en wattpad, e incluso dudo muchas veces de mi calidad como escritora; por diversas razones desconfío de mí, pero, como sea, en esta red de ustedes depende que pueda saber cual es el mérito que realmente aquí merezco, con todos los factores que esto conlleva. Gracias infinitas😙
Por cierto, siempre estoy abierta a sugerencias :))
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Jane Baudelaire
Historical Fiction1925. Jane Baudelaire, joven campesina, tras conocer a un muchacho por cartas enviadas al azar, acaba en un desdichado hogar donde su género amerita ciertos tratos inhumanos. Inconforme, comienza un apasionado adulterio con su vecino, cuya finalidad...