CAPITULO 27 🦋

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Jeon Jungkook

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Jeon Jungkook.
5 años y medio atrás.

Llegué a casa rápido, quería darme una ducha e ir por mi hermosa novia. Le prometí llevarla a una fiesta, dónde irán mis amigos y mis primos, quiero que todos conozcan a Ava y vean lo maravillosa que es.

Al entrar me pareció extraño ver a mi padre sentado en el recibidor, en cuanto entre este se puso de pie.

-Por fin llegas hijo, ven vamos al despacho, tenemos que hablar -asenti temeroso, su semblante era serio.

Me indico que me sentara en la silla frente al escritorio, aclaro su garganta, poso sus oscuros ojos sobre mi. Su fría y calculadora mirada me hacía temblar, papá no es de los se anda con rodeos.

-¿Sigues viendo a esa chica, Ava? -trague pesado, ella es mi vida y no tolero que papá hablé de ella de mala manera, asi que tome aire y lo solté de a poco antes de responder.

-Si papá, la veo todos los días, y paso cada minuto que puedo a su lado, como cualquier pareja de novios -dejó caer su cuerpo en el respaldo de su silla de cuero, y tamborileo los dedos sobre el lustroso escritorio de madera.

-Jeon Jungkook, sabes que no me gusta repetir, la dejarás, ahora mismo -lo mire altanero, con una risa burlona en el rostro.

-En tus sueños papá -me levanté de la silla y camine frente al escritorio-. Si no la dejo ¿que harás? ¿Mandarme al extranjero para que no esté con ella? -rei alzando los brazos al cielo-. Hazme ese favor, ella solo me tiene a mi, así que se iría conmigo sin pensarlo -papá chasqueo la lengua.

-Jk... sabes que nada me impide tener lo que quiero, ¿verdad? -mi boca se seco, había escuchado decir esa frase a papá justo una semana antes de que su socio se "suicidara", cruce mis brazos y me pare frente a el, asenti mirándolo fijamente-. Si no dejas a esa chica, la haré mía, delante de ti, y verás como gime mi nombre, lloriqueando por más, como la puta que es.

Empuñe las manos y golpee con fuerza el escritorio, estaba colérico, enfurecido, quería golpear a mi padre hasta hacerlo pedirme perdón de rodillas, por decir algo así de Ava.

-Papá en tu vida vuelvas a hablar así de mi novia, ella jamás... -soltó una carcajada que me dejó descolocado.

-Eres tan estúpido hijo mío, ¿quien te asegura que no lo ha hecho ya? -me quedé petrificado, Ava no lo haría, ella me ama, me desea solo a mi, será mi esposa, mil cosas pasaron por mi mente, imaginarla en brazos de mi padre me lleno de asco y repudio, ella no me mentiría, pero papa tampoco lo haría ¿o si?

-¡Mientes padre, Ava no es así! -se levantó de su sillón, camino y se paró frente a mi.

-Imagina a una pobre y hermosa huérfana, que solo posee la ilusión de ser alguien en la vida, se topa con un hombre que le puede dar lo que ella desee, dime Kookie, ¿de dónde crees que sacó el dinero para poner la florería? ¿De trabajar como mesera? ¡ja! de verdad que eres estúpido -un sabor amargo invadió mi boca, ella no lo haría, no me mentiría.

Atrapando una mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora