Capítulo 14

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Después de eso Marcela me confesó que había ido a hablar con Rubén no de ellos, sino de mí. Marcela lo había perdonado por su traición, y aprovechando la amistad y la simpatía que Rubén le estaba ofreciendo (como nunca antes), le reveló que su estancia en mi casa había despertado en ella sentimientos encontrados respecto a mí. Ese día en el restaurant, Rubén estaba dándole ánimos para que ella me expresara sus sentimientos, pero Marcela se sentía dudosa, pues no sabía lo que yo sentía por ella en realidad.

No podía creer lo que me había contado.

Rubén le había dicho que todos sospechaban que yo sentía algo especial por ella, pero como era tan discreto con mis cuestiones, quizás jamás me atrevería a revelarle algo a ella sino estaba cien por ciento seguro.

Pero al final todo ha resultado bien ¿no les parece?

* * *

Después de ese día, Marcela regresó a casa conmigo. Pero estuvimos de acuerdo en que no viviría allí conmigo, sino que volvería a su casa. No deseaba que nadie dijese que ella y yo vivíamos juntos sin antes habernos casado... porque, por supuesto iba a casarme con Marcela.

Volvimos a hacer el amor un par de veces, pero como sabia que el cura nos advertiría de no hacerlo antes de nuestra unión sacramental, decidimos alejarnos en ese sentido. Debía respetarla, pero me era difícil porque ella tampoco se podía contener... sin embargo, nuestro verdadero amor se manifestaba en cada palabra, gesto, sonrisa o mirada; sobre todo las miradas... porque a pesar de estar silenciosos, sus ojos me transmitían cómo se sentía ella, si estaba triste o inmensamente alegre.

Otra Ridícula Historia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora