Hoy estoy en casa, no tengo mucho que hacer y entonces llega Marcela. La habitación parece iluminarse cuando ella entra.
-¿Qué haces ahí tirado? —me pregunta con una especie de mueca.
-¿No me ves? —respondo- Mirando la televisión.
-No parecen cosas tuyas... -ladea la cabeza hacia el televisor y advierte que es una telenovela lo que estoy viendo. Me devuelve la mirada con un aire de desaprobación.- Deberías hacer algo mas... "constructivo" —dice, dejándose caer a mi lado en la cama.
-¿Cómo por ejemplo?
-¡No lo sé! A ti es al que le encanta leer y salir a pasear por caminos inesperados...
-¿Vienes de casa de Rubén? —le pregunto repentinamente. Ella me mira con ojos entornados.
-Eres perspicaz.
-Tú eres fácil de leer. —respondo.
-Si es así, entonces ¿por qué Rubén no me entiende?
Pienso que Rubén no la merece, es demasiado soberbio y arrogante para comprenderla, aunque Marcela tampoco es de carácter fácil, créanme.
-Rubén... no lo sé, Marcela ¿Dónde está ahora?
-Salió por compromisos con la editora.
Rubén es escritor. Marcela también lo es, por eso su amor surgió. En realidad Rubén apareció un día con su palabrerío rimbombante y la llenó de halagos, cosa que a las mujeres les encanta.
-Mmm... entonces no te amargues.
-No lo sé, Marcos... hay algo que me preocupa.
-¿Ahora qué?
-Pues, yo lo quiero, tú lo sabes, te lo he dicho muchas veces -«¡demasiadas! Pienso»-, pero estamos teniendo problemas para comunicarnos...
-¿No te habla?
Marcela mira hacia la pantalla del televisor. Sus pestañas largas y negras bailan al son del abrir y cerrar de sus parpados. Su mirada vuelve a mí.
-Es que al parecer ya no tenemos tema de conversación, yo hago el intento, pero él se ha vuelto demasiado lacónico... quizás deba... yo, quizás deba...
-¡No! —exclamo al entender el significado de sus palabras.- Marcela, te has preservado para cuando el momento correcto llegue, no para cuando estés dudosa de si un hombre te quiere o no. No es una alternativa para reconquistarlo si piensa que se aleja de ti.
Sus ojos se cierran y baja la cabeza. Cuando los vuelve a abrir su mirada ha cambiado.
-Tienes razón...
-Debes hablar con él. Pregúntale qué le sucede, quizás le esté yendo mal en la editora.
-Sí, puede ser... pero me lo habría contado.
-Entonces sal de dudas ¿no?
-¡Ay Marcos, no sé cómo me soportas...! —exclama con una sonrisa apenada.
Yo me carcajeo ante su gesto.
-¡Ni yo!
-¡No te burles! —dice y toma la almohada para golpearme. Logra asestarme un primer golpe, pero la detengo antes de que continúe.
-Ya basta de tanta lata, vamos a salir entonces... deja que me cambie ¿está bien?
-Claro, muy bien. Te espero afuera entonces. —dice levantándose y dirigiéndose a la puerta, pero antes de salir se vuelve y me dice:- Gracias, Marcos...
Yo sonrío.
-De nada, ahora espérame afuera.
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Otra Ridícula Historia de Amor
Novela JuvenilMarcos narra, de manera breve, la historia de su banda de amigos, en la que se puede encontrar de todo un poco. En especial, intenta buscar la felicidad de su muy querida amiga Marcela, así sea con otro hombre que no sea él.