Marcela se ha quedado una pequeña temporada conmigo, y yo no hago otra cosa que complacerla en todo. Hemos salido a todas partes, al cine, a la playa; a veces solos y otras con nuestros amigos. Algunas veces ella prefiere quedarse en casa. Sé que cuando lo hace es inevitable que piense en Rubén, lo sé porque lo veo en su rostro a veces distraído, aunque la mayoría del tiempo se mantiene ocupada para evitar pensar.
Ahora ha salido a trabajar y estoy en casa. Ella se ha instalado en mi cuarto mientras yo duermo en la otra habitación. Ella no quería que yo durmiera ahí, pero debido a que mi cuarto está en mejores condiciones, era lógico que yo se lo cediera.
Yo por los momentos estoy de vacaciones en el trabajo y disfruto teniendo todo en orden en la casa para ella. Aunque por supuesto que Marcela también me ayuda cocinando cuando llega temprano y lavando la ropa los fines de semana.
Ella es algo desordenada, a pesar de todo, y muchas veces me causa gracia entrar al cuarto y ver la cama desarreglada y algunos de sus zapatos regados por el piso; pero pienso que eso la hace más humana y a la vez tan perfecta, creo que si fuera demasiado metódica seria terriblemente enloquecedor.
Alguien está tocando la puerta. Voy y abro. Es Pablo.
-Marcos ¿como estas? —dice entrando y estrechándome la mano.
-Pablo, te esperaba.
-Marcela trabaja hoy ¿no?
-Sí, ha salido hace un buen rato.
-Genial, así podemos hablar mejor.
Nos hemos puesto cómodos en la sala. He servido café y unos biscochos pues se que a Pablo le encantan.
-Gracias, amigo... para serte sincero, estaba muerto de hambre.
-¿Vienes del trabajo?
-¿Trabajo? —pregunta con cierto sarcasmo.- ¡No! De mi casa que es peor... mi madre dejó de cocinarme cuando tenía quince ¿recuerdas? ¡y yo odio cocinar!
Yo sonrío.
-Deberías buscarte una esposa, ya estás en edad...
Pablo se carcajeó.
-Bueno, pienso que no estoy tan lejos de eso como pensaba... -dijo y tomó un sorbo de café.- tengo a alguien.
-¡Genial! No lo sabía.
Pablo hizo una mueca.
-Pero no me pidas que te cuente ahora —dijo-. He venido porque quería hablar contigo de mi prima.
-¿Qué pasa con ella? —pregunto.
-¿Cuándo vas a decirle, Marcos? —pregunta con cierta picardía.
-¿Decirle que?
-¡Lo que sientes por ella!
-No sé de que hablas...
-¡No me vengas con esas! Yo te conozco y tu a mi... -dice con plena seguridad.- Yo se que estas enamorado de ella desde hace mucho. Quizás los demás no se den cuenta, pero conmigo es diferente.
Me he quedado mudo. Si había alguien a quien no podía engañar, ese sin duda era Pablo, pero me resultaba terrible admitir lo que yo sentía por Marcela.
-¿Te vas a quedar callado? —inquiere. Yo suspiro.
-Es cierto, no puedo engañarte... -digo mirándole.- La amo, Pablo.
-¡¿Y por qué no se lo dices?! —exclama.
-¿Estás loco? —le reprocho.
-¿Y por qué no? ya lleva casi un mes aquí, y has evitado que vea a Rubén...
-¡Yo no he evitado nada! —exclamo.- Ella lo ha visto...
-¿Cómo? —pregunta Pablo sorprendido.- ¿te lo ha dicho?
-No necesito que me lo diga para saberlo... trabajan en la editora ¿recuerdas?
-Ella lo ha podido evitar...
-¿Y cuanta es la probabilidad de que no se encuentren? ¿o de que lo evite por siempre?
Pablo calló; parecía preocupado.
-Ella lo está manejando bien, Pablo... -le dije-, pero no creo que lo haya olvidado del todo, es imposible y muy pronto también.
Pablo asintió.
-Es cierto, pero tú también podrías ayudarle.
-¿Mas de lo que lo he hecho? He evitado que estuviera sola, por eso está aquí...
Pablo hace una mueca para que haga silencio.
-Se bien lo que has hecho... -dijo acomodándose en la silla.- solo digo que piensas demasiado en los demás y no te das una oportunidad a ti mismo.
Se puso de pie.
-Ya debo irme, Marcos, pero piensa en lo que te estoy diciendo. Yo sé cuanto quieres a Marcela, solo vine hoy aquí porque quería escucharlo y ahora me voy más tranquilo; pero más tranquilo estaré cuando ella ya no tenga nada que ver con Rubén y esté contigo, como ambos lomerecen. —dijo, haciendo hincapié en esto.- Considéralo ¿está bien? Gracias por la merienda...
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Otra Ridícula Historia de Amor
Novela JuvenilMarcos narra, de manera breve, la historia de su banda de amigos, en la que se puede encontrar de todo un poco. En especial, intenta buscar la felicidad de su muy querida amiga Marcela, así sea con otro hombre que no sea él.