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Cuando pasé por ese camino me sentí con miedo, me sentía observada pero no había nadie a la vista, sentía pasos y juro haber oído murmullos. Pero por más que volteaba a todos lados no lograba ver a nadie, solo ese callejón oscuro lleno de casas y edificios abandonados, sin duda algo estaba mal, apresuraba mi paso cada vez más, me sentía cada vez más nerviosa y con mucha adrenalina, mi corazón estaba acelerado al punto que podía sentir cada latido, tenía miedo y estaba claro. Se veía una luz a lo lejos, era la calle principal, no quería correr por si había alguien no notara que sé de sus presencia. Saqué mi celular y desbloqueé WhatsApp, estaba saturado de mensajes de mis amigas, de mis papás y mi hermana pero por alguna razón no tenía llamada perdidas a pesar de que juraban haberme llamado repetidas veces, intenté llamarles yo pero fue en vano, no salía la llamada, sonaba buzón y se cortaba, llamé a mi mejor amiga y tampoco respondió ¿por qué? Si ella siempre tenías su teléfono con sonido y cerca de ella. Comencé a sentir los pasos más cerca pero lograba ver con claridad la calle, comencé a caminar tan rápido como mis tacones me lo permitían, no me daría el lujo de parar a quitármelos y correr el riesgo de encajarme alguna piedra o cristal. Empecé a correr, no sabía quien estaba detrás pero no era mi amigo, en esa pequeña fracción de minuto me imaginé lo peor, todos los malos escenarios posibles pasaron por mi mente, solo podía repetir todos los resos que me cruzaban la mente, cada paso que daba era un recuerdo de mi vida y mi familia, cuando corrí, los pasos también lo hicieron, se oían voces de hombres, no podía parar, no me podían estar siguiendo para saludar. Justo cuando creí que alguien me iba a ayudar mi tobillo se dobló, mi tacón causó mi caída haciendo que mi cabeza golpeara la banqueta, eso me dejó inconsciente. Es lo ultimo que recuerdo, después me vi en un lugar muy bonito, miré a mis abuelos y de inmediato corrí a abrazarlos, estaba a punto de comenzar a decirles lo mucho que los había extrañado pero uno me interrumpió y dijo "no es tu momento" me quedé confundida cuando el otro reafirmó "te necesitan allá, hay personas que dependen de ti" los abracé rogando quedarme con ellos, diciéndoles lo que había pasado desde su partida y como me sentía en decadencia. Ellos solo negaban mientras yo les suplicaba llorando, fue ahí cuando escuché su voz, su pequeña voz, tan frágil y dulce. El estaba ahí y no lo iba a dejar, el era mi luz, así que sin darme cuenta como, tan solo finalizar de decir "los amo" abrí los ojos de golpe con un suspiro pesado. Estaba en un hospital, no sabía como había llegado, pero iba a luchar. Y fue ahí cuando me di cuenta que vivía por él. El escuchar su voz me devolvió la vida y me hizo no querer parar. Solo lo veía a él, a mi mamá y un doctor.

- Mami mami, ya despertaste- dijo con lagrimas en sus ojos, a su corta edad ya había sentido miedo de perderme.

- Hola mi amor- dije intentando sonreír pero el dolor no me lo permitió.

- No se fuerce- el doctor estaba leyendo mi expediente según sé, solo asentí y acaricié el cabello de Andy.

●●● 28 de octubre de 2021 ●●●

Ya ha pasado una semana desde mi incidente y aún no he salido de este hospital, mi niño está con sus tíos en el rancho, mi mamá viene todos los días todo el día, pero Juan no hace ni seña de vida. Estoy esperando el momento en que entre por esa puerta para aventarle con lo que sea que tenga cerca por no venir a verme. Me han hecho muchas pruebas y algunas ya nos han confirmado lo que pasó esa noche después de haber quedado inconsciente. La verdad ya esperaba esos resultados y creo que estaba muy mentalizada, agradecía no recordar eso porque así me evitaría el trauma pero por otro lado, podía reconocer a mis agresores aún con solo oír su voz. El que si vino a verme es Ovi, viene cada dos días y ayer me trajo un ramo de rosas rojas, viene y trae a mi bebé. También trajo a Iván y Alfredo pero Alfredo solo vino a poner cara de cola y estar de sangrón así que lo corrí mucho a la chingada, a mi caras no me van a andar haciendo. No se callaba con lo mismo "debiste aceptar que el Ratón fuera por ti, ahí andas esperando algo del otro pendejo" tal cuál lo dije lo repitió mínimo, 10 veces, en serio me hartó pero tengo que aceptar que tenía razón. Sigo creyendo que el imbécil de Juan va a cambiar y espero demasiado de él cuando me ha demostrado muchísimas veces no servir para nada, no es buen hijo, no es buen amigo, no es buen hermano, no es buen papá, no es buena pareja y menos un buen hombre si hablamos de cosas serias. Es un patán, se cree el todas mías y si, está carita pero es de una noche, solo yo fui la tonta que le dio vida de casados y ahora cada que quiero vivir mi vida el no me lo permite. No me deja salir y cuando lo hago me hace un show enfrente de todos. Sea donde sea. El único lugar y las únicas personas que son seguras, son los Guzmán, cada uno de ellos se ha peleado a golpes con él por defenderme, incluso Alfredo y eso que no soy su persona favorita. La verdad no sé en qué momento terminé casada con ese pedazo de hombre. No, saben qué?, si sé, terminé casada con el desde que mi papá me vendió al suyo, preferiría mil veces me hubiera vendido con un Guzmán o un Zambada, con ellos me llevo bien y a lo que sé no son nada parecido a Juan. En fin, me dieron los resultados en los que se confirmaba si había una violación, estaba sola porque mi mamá tuvo que quedarse en casa por unas cosas y Ovidio como dije, viene cada dos días. Ya era muy tarde así que me dispuse a dormir, estaba en mi lloradita de antes de dormir cuando entró Ovi con Iván y Alfredo bien ahogados.

- ¿Y tú? - solté mientras fingía estar encandilada para limpiar mis lagrimas

- Te dije que estaba dormida pendejo, es la 1, ¿pá' qué querías venir?- Ovidio regañó a Iván

Alf me miró muy serio, me causaba escalofríos la oscuridad de su mirada pero a la vez me daba paz estar rodeada de ellos - No estaba dormida- dijo sin dejar de verme.

- ¿Cómo no pendejo? Es la una de la mañana y trae los ojos hinchados- Iván arrastró las palabras y se sentó en el sillón a mi lado -, duérmete cerillito, shhh shhh- palmeó mi abdomen arrullándome según él mientras Alfredo no me quitaba la vista de encima.

-Si dormir te pone los ojos rojos, como si te acabaras de fumar un gallito, si estaba dormida, pero a mi no me hacen güey, eso no pasa- soltó viendo a Iván.

-¿'Tabas llorando güera?- Ovidio se acercó y me agarró la mano- ¿qué te pasó enana?-

Mis ojos se llenaron de lágrimas de nuevo, yo sabía quién me había hecho esto y quería contárselo pero sabía que lo matarían, si no los conociera, solo le agarré la mano y la junté a mi pecho, eso hizo que me rompiera totalmente y comenzara a llorar. Iván dejó de palmear mi abdomen y se quedó atónito, jamás me habían visto llorar, ni siquiera en la muerte de mi padre, por otro lado Alf se acercó a los pies de la camilla y comenzó a acariciar mis pies para, según el, darme consuelo.

~𝑫𝒆𝒍 𝒐𝒅𝒊𝒐 𝒂𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓~    -terminada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora