VII

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20 de diciembre

Habia pasado dos semanas desde que Alfredo llevó a su mujercita, y para mi mala suerte no se la había llevado, no me molestaba que se comieran enfrente de todos, siendo sincera me daba igual, me molestaba como trataba a André cuando no la veíamos, es especial cuando solo estabamos los 3 solos. Ovidio por supuesto que me creía todo lo que le contaba pero Iván decía que yo estaba celosa por Alfredo. Me lo dijo tanto que llegué a dudarlo, no me sería difícil enamorarme de Alfredo. Pero no era así. Por otro lado a Alfredo nunca se lo dije pero cuando lo escuchó si la amenazó, le pidió de la manera más atenta que se alejara de mi y que no se atreviera siquiera a hacerle una mala cara a Andy porque él se iba a encargar de ella. Amé escuchar eso. Ya estabamos preparando todo para la fiesta de navidad, teníamos los regalos de André, Ovidio e Iván se había ofrecido a darselos, digo ofrecido por no decir que me obligaron a darles la lista de regalos. De Juan solo sabía que seguía vivo, Iván me llevó a verlo y lo tenían como saco de boxeo, los tres lo golpeaban cada que se sentían estresados y eso era lo que los detenía a matarlo. Iván desde siempre se ha estresado muy rápido y por todo así que lo usaba de pretexto para desquitarse de la vida.

Terminé de hacer la comida y de nuevo le di a Ovidio un plato. Ya se estaba volviendo muy común que me saliera la comida a la primera e incluso estaba comenzando a hacer pequeñas recetas de postres fáciles.

- Te quedó bien perro, mira Iván la güera está aprendiendo a cocinar- sin soltar la cuchara.

- ¿Me sirves por fa licha?- Iván se sentó al lado de Ovi como niño chiquito, accedí a su petición y le serví, el comenzó a comer y reafirmó lo que Ovidio había dicho- si te la rifaste morra- dijo y siguió comiendo.

- Alfredito, ¿quieres?- Alfredo me volteó a ver raro pero asistió, le serví y se sentó a un lado de Iván para comer, el no dijo nada pero asistió como gesto de aprobación.

- Oye, ¿y qué pidió el Andy pá navidad? - preguntó sin dejar de comer.

- Ya lo compraron Iván y Ovidio, según tengo entendido- respondí dandole la espalda para lavar lo que se había ensuciado.

- Solo que no encuentro el mono que pidió, el perro ese, ¿cómo se llama?- renegando solo como siempre.

- ¿El bombero?

- Si, ese, no lo encuentro en el tamaño que pidió.

- Yo tampoco encuentro el policia. Le voy a dar un perro de verdad con disfraz a la chingada- exclamó Iván mientras movía la tortilla que tenía en la mano para arriba y para abajo.

- ¿Qué tamaño lo pidio? Para buscarlo yo tambien- se incluyó Alfredo.

- No se desvivan por eso, le puedo dar unos más chicos.

- No, el pidió unos grandes y grandes va a tener.

- Tampoco les dio medidas exactas.

- Pero dijo grandes.

- Ya con ayuda del Alfredo van a salir, apuesta- le dijo Ovidio a Iván- si no encuentra manda a hacer.

- Si, le manda a hacer trajes y carros a los perros.

- No sería mala idea.

- Hay muchos motivos de porqué no sería buena idea- negué aún sin verlos.

- A ver, di uno- me retó Iván.

- Se pueden lastimar entre ellos, él los puede lastimar, él se puede lastimar; los perros no usan trajes que le salgan garras metálicas por algo genio- argumenté.

- Alfredo, come, verga.

- Si pero no a la licha, o no aquí- dijo Ovidio y se escuchó como Alfredo le aventó con una tortilla al momento en que volteé.

- No tiren la comida- regañé a Alfredo- y tu deja de decir pendejadas- ahora el regaño era para Ovidio.

- Si ya sabes que lo va a negar.

- El Alfredito ya no lo niega.

- Ay ya callense, superen su trauma de una relación con Alfredo, ¡ya!, no va a pasar- terminé de limpiar todo y salí de la cocina- voy a ir a comprar ropa para André.

- El Alfredito te va a llevar.

- El Fredy- burló Ovidio.

- Y ¿por qué el? Hay muchos chóferes.

- Porque, ¿por qué?- Ovidio sin poder dar una respuesta.

- Por seguridad- soltó Iván.

- Pues entonces que me lleve el Nini, o el Panu, o el Trevol, no sé, ¿por qué el?

- Ay si, te la vives de celosa de la otra morra y ahora no quieres que te lleve a compar ropa- Iván siguió comiendo.

- Esa mujer no me causa celos, no me causa inseguridades, ella no impone ante mí. Yo no peleo por un vato a menos que ese vato sea mi hijo o mínimo no insinue que mi hijo es la razón de mis problemas- dije y Alfredo alzó las cejas al cachar la pedrada- así que no Iván, no alimentes su fantasía de verme con Alfredo porque no va a pasar. Y si tengo un problema con esa mujer es eso mismo, que quiere llegar y tratar a mi hijo como se le viene en gana y conmigo no va andar con esos panchos.

- ¿Le dijo algo al Andy?- preguntó Alfredo ignorando todo lo demás.

- Ay, mijo, diario les digo a tus hermanos y les vale reata, pero si, diario le dice cosas, así que, si yo fuera tu y mínimo la apreciara, me la llevaba de aquí pero pá ayer eh, porque ya me colmó la paciencia y a la próxima no la van a encontrar- Seguí caminando a las escaleras, subí y llegué a mi cuarto.

Después de un rato Yamileth volvió de no sé donde, según ella del Gym pero con tenis converse. Llegó y de inmediato Alfredo la jaló a su cuarto y comenzó a reclamarle.

- ¿Qué no te dije que quería evitaras problemas?- se escuchaba muy molesto- ese niño no es cualquier bebé, es como un hijo para mi y mis hermanos.

- ¿Por qué no saben quién es el papá?- dijo con un tono de soberbia la mujer.

- ¿Qué chingaderas le dijiste?-

- Pues la verdad, que no era tu hijo y que muy seguramente su papá no estaba con el porque su mamá es una buena pá nada- todo se oía hasta mi cuarto, no estaba enterada de eso que ella estaba confesando, sabía que lo llamana bastardo a diario pero más nada.

- En la puta vida nadie ha dicho que el sea mi hijo- Alzó la voz Alfredo- y no, ella no es una buena pá nada, esa mujer sabe hacer cosas que tu jamás podrás. No son iguales y no se te ocurra compararte porque no vas a llegar ni a la mitad de mujer que es. Y no quiero que le dirijas la palabra ni a ella y mucho menos a André, ¿te queda claro?-

- ¿Pero por qué la defiendes tanto? Yo soy tu mujer y yo me voy a casar contigo!- Al oir eso sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, ¿Alfredo se iba a casar?

- Pues ¿cómo ves que ya no? Estás bien loca, yo no me voy a casar con alguien que no se tiente el corazón al decirle mamadas a un niño de cuatro años- Exclamó Alfredo- y si la defiendo tanto es porque ella siempre va a ser más que tu y que todas.

- ¿Te acuestas con ella verdad?-

- Si así fuera no estuvieras en esta casa- se dejaron de oir las voces y después salió Alfredo con las maletas de ella, las subió a una camioneta y ella casi se aferraba a su pierna cual niña chiquita para no irse. Alfredo ordenó que la subieran y así se hizo, la subieron a la fuerza y se la llevaron.







{Cambiamos de modelo}

~𝑫𝒆𝒍 𝒐𝒅𝒊𝒐 𝒂𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓~    -terminada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora