Volúmen 3.2

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Con una profunda opresión en su pecho al sentir su cuerpo ser invadido por una sensación desconocida, Taerim se retorció mientras intentaba soltarse del fuerte agarre de los guardaespaldas que lo estaban arrastrando a un auto desconocido. Su cuerpo estaba sufriendo y un dolor punzante estaba quemando la parte de su nuca.

"Ugh..."

Sin ser capaz de enfocar adecuadamente lo que sucedía a su alrededor, lo único que pudo hacer fue quejarse del dolor que estaba sintiendo. Su cuerpo estaba consumiéndose ante un calor que no había sentido nunca antes y su cabeza le dolía tanto que pensaba que en cualquier momento podría explotar. Ese dolor era aún más intenso que aquel que había sentido cuando olvidó tomar sus inhibidores.

Sus brazos estaban siendo sujetados tan fuertemente que pronto sus muñecas se comenzaron a poner moradas.

"Llévenlo al hotel, no voy a desperdiciar esta noche".

"Sí señor".

Taerim que aún tenía la venda sobre sus ojos, sintió como su cuerpo se movía vertiginosamente, consecuencia del exceso de velocidad del automóvil. En ese momento perdió la poca conciencia que le quedaba.

Su cuerpo se retorció ante un dolor punzante en sus extremidades, sin ser consciente de su realidad, Taerim se movió, pensando que estaba en su propia cama al sentir la suavidad de aquel colchón mullido. Pero pronto se percató que sus extremidades estaban atadas.

En ese momento abrió sus ojos sorprendido y notó que estaba esposado a unos arillos metálicos que formaban parte de la estructura de la cama.

"¿Qué rayos...?"

La mente de Taerim, que aún estaba confundida, trató de recordar qué era lo que había pasado y lo último que había podido registrar su mente fueron los breves momentos en los que un par de hombres lo habían golpeado.

"¿Ya despertaste?"

Una voz que provenía de un lugar desconocido alertó sus sentidos. Taerim no estaba familiarizado con esa voz, era la primera vez que la escuchaba, pero aun así sonaba desagradable.

"Eso es bueno, sería una pena tener que coger a un Omega inconsciente ¿no crees?"

"¿Qué? ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¡¿Por qué estoy amarrado?! ¿Ese maldito te mando hacer esta broma?"

[¡Spash!]

Un fuerte golpe impactó en las suaves nalgas de Taerim, quien gritó desgarradoramente.

"Como es nuestra primera vez seré muy claro, aquí tú eres menos que un perro, quizá una rata. Sí, eres como una rata que compré porque, aparte de ser un excelente vientre para dar a luz bebés, eres el hijo olvidado del hombre más poderoso de Corea, Seo Baejan solo quere un nieto con su sangre a cambio del control de todo un imperio, entonces. Debes saber que soy una persona muy impaciente, pero si te portas bien y obedeces, esto no será tan malo para ti".

Taerim escuchó el monólogo del hombre. Sin embargo, no fue capaz de comprender de lo que estaba hablando. Su padre se había alejado de él y fue Seo Bae-Joon quien le dio por fin la libertad de irse de ese infierno hace apenas unos meses.

"Debiste haber sido estafado. Mi cuerpo es incapaz de producir un hijo, creo que solo te robaron el dinero".

El sonido de unos pasos fueron audibles y una figura sombría se acercó al cuerpo desnudo de Taerim.

"Oh, estoy muy al tanto de tu condición. Un Omega que no puede expulsar su propia feromona por los malos cuidados durante el embarazo de su madre y por generar una adicción a los inhibidores de celo. Pero sabes, hay algunos Omegas muy especiales, que solo reaccionan ante un Alfa en particular. No te preocupes, la droga que te dieron ya perdió efecto, pero tengo una que te hará sentir mucho mejor y pronto estarás rogando porque mi erección rompa tu agujero trasero".

Esto es un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora