• Capítulo 20 •

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–Bien, creo que ya todo está controlado aquí –Anuncia Namjoon–. Jungkookie, ¿Tienes un papel y algo con qué escribir? Quiero dejarte algunos comandos, para que puedas resolver cualquier otro percance que llegara a haber.

   Jungkook mira a su alrededor, pero los únicos papeles que encuentra disponibles son los del mapeo. Cerca de la cama de Jin encuentra un lápiz pequeño. Toma todo y se lo entrega a Namjoon.

–¿Esto servirá? –Pregunta.

–Sí, gracias –Sonríe el mayor.

–Eres tan precavido, Namjoon-nim. No creo que nadie haga un mejor trabajo del que haces tú –Comenta Jimin, sonriendo con respeto.

   Namjoon lo mira un momento, sonríe, y sigue escribiendo comandos en el reverso de uno de los papeles del mapeo. Jungkook igual que antes, vuelve a sentirse algo incómodo, pero barre esa sensación rápidamente.

–Okay, con esto creo que será suficiente –Se pone de pie y le entrega el papel y el lápiz a su técnico–. Si algo ocurre, prueba con cualquiera de ellos. Y no dudes en llamarme de nuevo si es que nada funciona.

–De acuerdo, Namjoon-nim –Jungkook se inclina casi noventa grados, en la máxima expresión de respeto–. Muchas, muchas gracias por haber venido a ayudar.

   El doctor toma sus cosas, y camina hacia la puerta de salida, acompañado por Jimin. Jungkook se queda vigilando el monitor.

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   Es tarde en la noche, ellos acaban de darse una ducha, en la casa de Tae. Con una toalla envolviendo su cintura, afeitándose frente al espejo, y haciendo luego sus rutinas faciales.

   Jin se coloca puntos de crema, uno en la frente, uno en cada mejilla, pero de repente Tae le quita la porción que estaba en su frente, y la coloca en su propio rostro, sonriendo luego pícaramente. Jin vuelve a tomar otro poquito del producto y a colocarlo en su frente, y Tae vuelve a robárselo, riendo como un niño haciendo travesuras.

   Jin se gira a ver a su novio, con su cara de maldad, frotándose la crema por el rostro. Tal y cómo pasó en el recuerdo real, el pelinaranja se acerca y comienza a frotar la crema que está sobre el rostro del castaño, esparciéndola con cuidado. El acto es sumamente relajante para Seokjin, y lo hace cerrar sus ojos, complacido.

–¿Te sientes mejor? –Le pregunta el menor, frotando la crema por la mandíbula de Seokjin–. No me gusta cuando lloras, hyong.

–Sí, precioso, gracias –Abre sus ojos y sonríe–. Me siento mejor ahora.

   Tae deja de frotar la crema, para perderse un ratito en los ojos de su novio. Se humedece los labios un segundo, y luego sigue masajeando en pequeños círculos por su perfecto rostro.

–Ammm... –Frota sobre sus pómulos y sobre su nariz–. Yo tengo una idea. No lo sé, quizás pueda funcionar.

   Jin cree que no pierden nada con intentarlo, así que asiente.

–Dímela.

–Okay –Aleja las manos del rostro de Jin, y da un paso atrás–. Uhm... La idea es que me lleves a un recuerdo que sea muy difícil de encontrar, algo que esté bien escondido en tu mente, como... No lo sé, un recuerdo vergonzoso quizás.

–¿Vergonzoso? –Seokjin mira en el espejo su figura y la de Tae, ambos con el torso descubierto y envueltos con toallas–. Algo vergonzoso... ¡Ya sé adónde ir!

   Toma la mano del menor, y cierra sus ojos con fuerza, concentrándose en ese recuerdo.

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–Espera, Namjoon-nim, no te vayas –Dice el técnico, corriendo hacia la puerta, justo antes de que el doctor la atraviese–. Se fue de nuevo.

–¡Qué sujeto más terco! –Se ríe Jimin, sosteniendo la puerta para que Namjoon pueda entrar otra vez.

–¿Cómo fue? ¿Dio algún señal o simplemente desapareció? –Pregunta el doctor, reingresando a la habitación junto a Jungkook.

–Solo desapareció, sin dar ninguna señal. Yo estaba vigilando –Responde el técnico.

   Namjoon vuelve a sentarse frente al monitor y se pone a buscar el centro de conciencia.

   No es tan fácil, en verdad parece haber desaparecido por completo. Él sigue buscando, mientras se pregunta internamente dónde pudo haber ido.

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   Jin está en unas duchas grupales ahora. Envuelve su cintura con una toalla, mientras se seca el torso con otra. Abre la cortina de plástico de su ducha, y ve a Tae usando un uniforme de un equipo de fútbol escolar.

   No cualquier uniforme, sino el de la escuela en la ciudad al lado de Gwacheon. Sus mejillas se enrojecen violentamente, sabiendo lo que va a pasar.

–Ay no, ¿Dónde me metí? –Murmura, arrepentido de revivir este recuerdo–. Mejor vamos a otra parte.

–No –Declara Taehyung–. Si te pusiste así es porque es un recuerdo muy vergonzoso, así que es perfecto.

   Jin quiere desaparecer en este instante, pero sabe que su novio tiene razón. Llena sus pulmones de aire, y sigue frotando la toalla por su cuello y sus hombros.

–Cuéntame qué pasó en este día, Jinnie.

–Okay –Carraspea mirando abajo, y juega con su pie descalzo con los patrones en el suelo–. Esta es una escuela secundaria en la ciudad al lado de Gwacheon. Nuestro profesor de Educación Física decidió que todos los alumnos del último año debíamos dar la prueba final en esta escuela, porque tenía mejores recursos.

–¿Te fue mal en esa prueba? –Intenta adivinar el pelinaranja.

–No, me saqué una muy buena nota. Lo que pasó fue... Am... Bueno, parece que todas las escuelas de la zona fueron construidas por los mismos arquitectos, porque son casi idénticas.

–¿Casi? –Repite Tae.

–Casi –Vuelve a decir Jin, asintiendo, y señalando a dos puertas que están a un lado–. En mi escuela, cuando salía de las duchas, caminaba a la puerta de la izquierda para ir a los vestidores. Luego de vestirme, salía al pasillo de la escuela por la puerta de la derecha.

   Jin camina hacia las puertas, secándose el cabello.

–Esta escuela era idéntica a la mía –Su voz se oye aplacada por la toalla que le cubre toda la cabeza, impidiéndole ver–. Pero con todas las cosas en el lugar inverso. Así que cuando terminé mi prueba, vine a ducharme, me envolví una toalla en la cintura, y me dirigí a los vestidores. Por supuesto, abriendo la puerta de la izquierda.

   Tal y como era de esperarse, Jin abre por accidente la puerta que lo lleva a los pasillos de la escuela. Como tiene su cabeza cubierta con la toalla, no se da cuenta de que está semidesnudo y mojado, a la vista de todo el mundo. Solo cuando escucha risas, deja de caminar y se destapa la cabeza.

   Y ve docenas de alumnos y alumnas que están señalándolo, riéndose a carcajadas y tomándole fotos. Se ruboriza furiosamente y corre de nuevo a los baños, cerrando luego la puerta violentamente.

   Ya adentro, Seokjin se recuesta contra la pared y se desliza al suelo, cubriendo su enrojecido rostro con ambas manos.

–No voy a salir nunca más de este baño –Gruñe, sonando como todo un adolescente.

–Tranquilo, amor –Tae se acuclilla a su lado, intentando no reírse, porque se da cuenta que Jin la pasó muy mal ese día–. Valió la pena. Mira.

   Jin alza la vista, y ve a Tae señalando a su alrededor con una sonrisa. Porque nada está desapareciendo.

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Eternal Sunshine Of The Spotless Mind (Jintae fanfic) EN ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora