XXII

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*En la casa de Cáncer*

Comenzó un nuevo día, bastante soleado y con el piar de algunas aves dando inicio a la mañana, en casa de cierto personaje, un Licántropo dormía felizmente sobre el sillón más cómodo del mundo mundial, pero como todo buen cliché para despertar a alguien, unos rayos cálidos del sol se colaron desde una ventada sin cubrir y por cosas del destino o mala suerte, le dieron en la cara al bello durmiente.

- No... Mamá... Cinco minutos más.- soltó soñoliento y se dio la vuelta para que los rayos no le dieran más en cara.

- Capricornio.- se escuchó una voz a lo lejos que lo llamaba.

- Ahora no, mamá.- respondió todavía soñoliento.

- ... ¿Mamá?- preguntó confundido la voz, antes de enojarse cuando escuchó como el Licántropo comenzó a roncar.- ¡CAPRICORNIO, LEVANTATE ANIMAL!

Y ante aquel grito, similar al grito que te da tu mamá para que te levantes, Capricornio por el susto, se enredó entre la sábana (que ni se acordaba en qué momento apareció esa sábana), causando que se cayera del mueble, para sumar aún más su desgracia, se cayó de trasero y ahora le duele su parte trasera.

- Maldición...- soltó molesto por despertarse de esa manera bastante abrupta (y vergonzosa), miro a su alrededor buscando el causante y logró entre ver, con algo de dificultad a Cáncer en la parte más oscura de la habitación.- ¿Cáncer?

- No, hijo, soy tu mamá.- respondió con sarcasmo.

- ¿Mamá?

- Así me estabas llamando cuando intente levantarte.

- Oh...- soltó con un leve sonrojo a causa de la vergüenza y se aclaró la garganta para seguir hablando.- ¿Y no era más fácil y menos doloroso para mi si te acercabas? No sé, me hubieras dado una palmada en la cabeza o algo así, es mejor a que me griten.

- A ver... ¿Y cómo supones que me acerque a dónde estás? Estas bajo el sol y a convertirme en cenizas no está en mis planes.

- Ah.- miro la ventana y vio el ardiente sol, pero no tan ardiente como el "Príncipe Encantador".- Ah, ya.

- ¿Lo entendiste? Genial, cierra las malditas cortinas.

-  Voy, voy...- dijo mientras se liberaba del enredo que estaba a causa de una peligrosa sábana, y cuando por fin logró su meta, se levantó lentamente y apenas se incorporó, sintió el dolor.- Ay... Me duele.

- Luego te sobas, ciérralos.

- "Tch... Alguien sí que está de mal humor y eso que no lo levantaron a grito y con dolor en la retraguardia"- cerró las dichosas cortinas.- Ya, listo, ¿mejor?

- Si, gracias... ¿Te duele mucho?- preguntó viendo como el menor se sobaba la espalda baja.

- Un poco, ya se me va a pasar, no te preocupes.

- Bueno... Igual me disculpo por el despertar algo... Brusco.

- No, no, no te preocupes.- agito los brazos, mientras negaba con la cabeza rápidamente.-  No te culpo, ya no tiene importancia. ¿Fuiste...? ¿Fuiste de vuelta al castillo?- preguntó para cambiar el tema.

- Si, volví antes de que amaneciera, ya le dije a Leo lo que le dirá a Helios. Le tomará un tiempo para preparar su moviente en cuento reciba la información, debemos aprovechar y preparar todo.

- Muy bien, ¿en qué te puedo ayudar?

- Por el momento, ve a asearte y come algo, después te cuento lo que harás.

- Esta bien.- respondió y se marchó dejando a Cáncer solo.

- ... Hmm.- comenzó a reírse un poco.- Ahora soy su mamá, que divertido. Debería burlarme un poco.

Enamorado del enemigo. (Zodiaco Gay).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora