CAPÍTULO 17

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Con motivo de la subasta, el Plaza había reservado algunas suites de lujo para los asistentes más adinerados y las modelos más aclamadas, entre las cuales yo figuraba. Cuánto me alegraba de que eso fuera así, o me habría temido un viaje largo y tenso con Ja'far hasta el hotel Ágrabah.

Aunque no pusimos rumbo a casa, el viaje fue de todos modos largo y tenso por el pasillo que conectaba con el recibidor. Ja'far me seguía en completo silencio, esperando que fuera yo la que dijera la primera palabra.

Lo complací deteniéndome donde pensé que podríamos disfrutar de mayor intimidad, en medio del corredor que desembocaría en el hall de entrada.

—Es obvio que no has hecho esto porque quieras ponerte el traje, aunque quién sabe, no tengo ni idea de quién eres, a qué te dedicas o qué demonios es lo que buscas. A lo mejor te va el drag y lo llevas en secreto. —Me crucé de brazos y lo miré de arriba abajo con todo el desprecio que fui capaz de reunir—. Sinceramente no creo que te sentara bien esta talla. ¿O es que lo quieres para alguien? ¿Sophie, quizá? ¿Quieres satisfacer un fetiche de Las mil y una noches?

—Tenía pensado comprarlo para devolvértelo. Sé el aprecio que tienes por las cosas que pertenecieron a tu madre e imaginé que no te haría gracia que acabara en manos de un desconocido por poco más que morbo.

Reconozco que me costó mantener el enfado después de escucharle, pero tan pronto como me ablandé, me enfurecí por mi debilidad y despaché su argumento sin miramientos.

—¿Te crees que soy imbécil? Soy muy consciente de que sabes qué botones pulsar para tranquilizarme. Lástima para ti que me conozca tus técnicas de manipulación y no vaya a caer. Esta vez no vas a usar a mi madre como chivo expiatorio para ocultar la verdad, que es que lo has hecho para joder a Alí. Y para joderme a mí de paso.

Me di la vuelta y puse rumbo al ascensor, marcando mi enfado con pisotones que habrían sonado como disparos si hubiera llevado tacones. Él imitó mi trayectoria muy de cerca, pero aun así tuvo que alzar la voz para hacerse oír al preguntar:

—¿Por qué querría joderte a ti?

—¡Esa no es la pregunta! —exclamé, furiosa—. ¡La pregunta es por qué quieres joder a Alí, y no me mientas, porque sé que hay algo entre vosotros!

—Si sabes que hay algo entre él y yo, ¿por qué no le has preguntado a Alí, el que muy pronto será algo más que un simple pretendiente? ¿No debería ser él quien resolviera tus dudas?

Apreté el paso, meneando la cabeza. Tardé más de lo debido en contestarle porque recordé que Alí había sido de lo más escueto cuando le pregunté por su trabajo.

—No me líes, Ja'far. Quiero una respuesta sincera, y la quiero ya. Lo que ha pasado ahí dentro no ha tenido ningún sentido.

—Yo no soy el mentiroso de esta película, Jasmine. Harías bien en tener eso presente.

Ahogué una risotada irónica.

—Puede que no seas un mentiroso, pero eres algo mucho peor. Eres el tercero en discordia, alguien que se ha interpuesto en una velada de ensueño.

—¿Una velada de ensueño? —repitió, impertérrito. Estuve a punto de darme la vuelta para confirmar que había arrugado el ceño—. ¿Para ti una velada de ensueño es dejarte toquetear por un desconocido que solo te quiere por conveniencia?

—No, Ja'far, mi velada de ensueño era discutir con un tío que podría ser mi padre. ¡No te jode!

—Los dos sabemos que ni ahora ni nunca me verás como algo ni remotamente parecido a un padre. —La frialdad con que lo dijo logró acallarme—. Pero no, Alí ni siquiera es un digno desconocido al que se le pueda conceder el beneficio de la duda. Es un hijo de puta que te ha tratado delante de todos como una mercancía. Como algo que puede comprar con ese dinero que no sabemos de dónde ha sacado.

Soy un premio; GÁNATELO. Un retelling de AladdínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora