Llegué a casa de mi abuelo. El era la única persona con la que podía hablar en ese momento, la única que me entendía. El siempre creyó que los androides podían pensar y tener sus propias opiniones de las cosas-alarma desactivada. Bienvenida Lexie- dijo la casa abriéndome las puertas
-¿Carl? Estoy en casa- dije dejando mi chaqueta en el perchero
-hola señorita Robinson. No esperábamos visita- me dijo el androide que cuidaba de mi abuelo
Entendía que Carl necesitara de un androide. El ya era mayor y necesitaba a alguien quién lo cuidase, aunque no fuera una persona normal. Y yo a Chris, que era el nombre de este androide, lo trataba bien. Era bastante amable y cuidaba muy bien de mi abuelo, así que se lo debía
-pues le dejé un mensaje en el contestador- le dije sin más- ¿dónde está?- le pregunté entrando al salón
-pues donde siempre, pintando- me respondió con una sonrisa, la cual yo le devolví
El estudio de mi abuelo era impresionante. Era grande y tenía un gran ventanal que daba al patio trasero. Aún recuerdo cuando quien cuidaba a Carl era Markus
-hola Carl, ¿qué tal estás?- le dije apoyada en una estantería
-oh Lex, me alegro tanto de verte- dijo bajando de su máquina extraña que lo ayudaba a llegar a las partes más altas del estudio. Donde mi tío Leo murió
-y yo a ti- cuando ya estaba abajo lo abracé
-¿qué haces aquí?- me preguntó. Yo me senté en la grúa extraña
-¿sabes que van a sustituir al director de mi universidad por un androide?- le dije con desdén
-vaya, así que vienes a quejarte con la persona que te ha inculcado apoyar a los divergentes, ¿verdad?- yo sonreí
-por supuesto, ¿a que es injusto?- el asintió
-no deberían poner a docentes androides, en eso estoy de acuerdo contigo. Pero, ¿te acuerdas de Markus? Decías lo mismo- yo rodé los ojos y me levanté
-si, pero no es lo mismo. Markus era bueno de por si. Ahora Cyberlife hace a los androides horribles- le expliqué
-¿te parece que Chris sea horrible?- yo negué sonriendo
-no, porque te trata genial. Pero solo porque está programado para eso- dije dirigiéndome a la puerta
-¿ya te vas?- preguntó triste
-si, tengo que hacer algunos trabajos Carl y tampoco quiero molestar- me agaché a su altura
-tú bien sabes que nunca molestas- yo asentí y lo abracé
Me dirigí a mi casa. Sentía todo el rato que alguien me perseguía pero cada vez que me giraba no veía a nadie. Llegué y cerré la puerta rápidamente. En verdad si estaba asustada. Me senté en el sofá a pensar lo que había pasado hoy. Si Cyberlife se emocionaba lo suficiente y empezaba a crear millones y millones de androides, en todo el mundo solo habría máquinas y ya no habría más humanos. Mis pensamientos se cortaron cuando alguien llamó a la puerta. Me levanté con desgana y abrí
-hola soy Connor, soy el androide que envía Cyberlife. Aunque a mi me han mandado tus padres- le cerré en la cara
No me lo podía creer, ¿en serio esto me estaba pasando a mi? Le volví a abrir
-hola Lex, ¿me dejas pasar?- dijo amablemente
-tú a mi me llamas Lexie, no Lex. Además, ¿por qué coño te han mandado mis padres?- le pregunté enfadada
-quieren que cuide de ti- respondió entrando. Yo cerré la puerta de un portazo
-justamente me mudé para no vivir con androides, y van mis padres y me mandan uno. Esto es increíble- dije tapando mi cara con mis manos
-vengo a ayudarte en todo lo que necesites. No querría incordiarte- dijo con el mismo tono de voz
-pues lo haces, ¿no te puedo devolver?- su Led empezó a girar
-eso no va a ser posible- dijo levantando los hombros
En ese momento me di cuenta que mi vida iba a cambiar por completo
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Machine's Heart
AdventureEn 2038, todo el estado de Detroit ya estaba repleto de androides. Cada ciudadano ya tenía al suyo, aunque no todos estaban de acuerdo con el uso de estas maquinas. A estos se le llamaban anti androides. A Lexie, una chica con las ideas claras que...