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Canción: Detroit Rock City - KISS

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Llegué a una de las mesas de picnic mirando el reloj en mi muñeca para saber la hora, se me haría tarde, pero no veía a nadie por los alrededores. 

_ ¿pero que tenemos aquí? - sentí una voz a mis espaldas. Voltee enseguida viendo quien era.

_ debí suponerlo, el único estúpido drogadicto que había en este asqueroso pueblo - Rodee los ojos al verlo medio sonreír, se que su ego había subido al verme aquí. 

_ hubiera adivinado que la que vendría sería alguien mas, pero ¿la grandiosa Nicole? es mejor de lo que creí - soltó un grito de alegría mientras reía. 

_ ¿Sabes qué? metete tus drogas en el trasero, me voy - me di la vuelta para volver por donde había venido.

_ ¿estás segura? tengo flores de las buenas - yo paré en seco, de verdad necesitaba la mercancía. Cerré los ojos para relajarme y darme la vuelta viéndolo apoyado en la mesa de picnic sonriendo en grande. Me las va a pagar.

_ precio - solté cortante. 

_ tres dólares el gramo - Soltó.

_ Ni en tus sueños, eso es un robo - me crucé de brazos.

_ Soy tu única opción si quieres llegar a la clase "relajada" -  yo fruncí el entrecejo al escucharlo decir eso.

_ ¿y tu como sabes eso? - pregunté confundida. 

_ ¿Los vas a querer o no? - se cruzó de brazos. Gran forma de evitar el tema.

_ Dame dos gramos - dije mientras sacaba el dinero de mi bolsa. Lo vi abrir la caja que tenía con él y poner algo en una bolsita. 

_ me parece que tenemos un problema - dijo revolviendo dentro de la caja. 

_ ¿ahora qué? - dije rondando los ojos. 

_ Que a tus padres les encantará saber lo que hace su perfecta hijita - Soltó una carcajada.

_ ¿no tienes nada mejor que hacer? Concéntrate en buscar una novia o algo que te mantenga ocupado - dije cansada de la situación, si llegaba a abrir la boca estaba frita. 

_En realidad mi ocupación es hacer tu existencia una tortura - sonrió tendiéndome una pequeña bolsita.

_ No sabía que te gustaba tanto, lastima que no salgo con estúpidos - le quite la bolsa rápido y le tire el dinero en la cara dándome la vuelta saliendo de allí antes de que alguien pudiera verme. 

_ ¡en realidad sale un dólar el gramo! - escuche a mis espaldas, era un terrible negociador. Yo solo escondí la bolsita en mi bolsillo sin voltearme siguiendo mi camino.

Al día siguiente salí de casa pegando un portazo sin dejar que los gritos de mi madre se siguieran escuchando

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Al día siguiente salí de casa pegando un portazo sin dejar que los gritos de mi madre se siguieran escuchando. Caminé hasta mi auto y tome camino hacía el colegio con mis ojos llenos de lagrimas. No iba a darles el placer de derramar una sola lagrima por ellos. 

Eran los mismos regaños de siempre, tenía que ser la chica perfecta todo el tiempo, debía hacer todo lo que ellos dijeran. Frene el auto en uno de los lugares del estacionamiento frente a la preparatoria dejando que el aire saliera de mis pulmones. No puedo llorar, no quiero hacerlo. 

_ ¿Por qué? ¿Por qué? - empecé a preguntarme sintiendo la rabia saliendo de mi cuerpo, empecé a darle golpes al volante del auto mientras las lagrimas empapaban mi rostro por la frustración - ¡¿Por qué yo?! - grite apoyando mi frente en la palma de mis manos. 

Todo era un desastre enorme, las cosas cada vez empeoraban mas y yo solo quería irme lejos para jamás volver a este maldito pueblo. En medio de mi llanto sentí unos golpes en la ventanilla de mi auto, levante la vista limpiando un poco mi rostro con las mangas de mi camiseta. Vi quién estaba parado del otro lado mientras sonreía con burla. Lo que me faltaba. 

Abrí la puerta bajando del coche y su cara pareció cambiar a una preocupada cuando vio el estado en el que me encontraba. - ¿Estás bien? - preguntó.

_ como si te importara - dije secamente pasando a su lado y corriendo hasta dentro del colegio para ir a lavar mi cara al baño. La persona a la que mas detesto me vio en el momento mas miserable que pude haber tenido. Era patética.

Me salté la ultima hora ese día y como no quería volver a casa me quedé toda la tarde bajo las gradas del campo de futbol intentando que algo bueno saliera de solo fumar y hacer garabatos en mi cuaderno. 

_ Toc toc - escuche una voz, levante la mirada para ver quién era. Casi todos en la escuela se habían ido.

_ ¿Qué quieres? - pregunté volviendo mi vista a mi cuaderno. 

_ No pude molestarte en todo el día, ¿Qué mierda haces aquí? - preguntó apoyándose en uno de los postes a un lado mío. 

_ Nada que te importe - solté. 

_ Sigues siendo la misma loca de siempre - soltó un bufido enfadado.

_  ¿y si lo sabes por que te me acercas? - dije bruscamente.

_ Pensé que estarías mas desanimada por que antes te encontré llorando - soltó algo obvio.

_ pues no, estoy mas loca que nunca, así que largo - lo corrí intentando concentrarme en mi dibujo. 

_ ¿la hija de papi tiene problemas? - preguntó. Ni aún sabiendo que no estoy de humor para con sus estúpidos juegos.

_ No estoy de humor Eddie - suspire cerrando los ojos. 

_ ¿Eddie? estas peor de lo que pensé, no me insultaste - estaba algo confundido. 

_ Solo dime si tienes mercancía - No le iba a decir nada que no haya preguntado.

_ por supuesto, ven conmigo - se encaminó fuera de las gradas para dirigirse de camino hacía el bosque. Yo me paré de mi lugar y le seguí el paso, total si iba a matarme sin que nadie lo sepa, hoy sería el día ideal. 

Fate (Eddie Munson) (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora