_Púdrete friki hijo de puta-
_Eso no decías anoche cuando estaba entre tus piernas -
La mayoría del tiempo quería matarlo, pero en muy pocas podía llegar a quererlo.
Dos personas que se odian con toda el alma y un par de situaciones que les hacen...
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A la salida de los entrenamientos me di una ducha y me fui al lugar de siempre debajo de las gradas para esperar que las ultimas horas pasaran. Esperaba que ese friki pudiera llevarme de regreso a su casa para recoger mi auto, pero no se lo pediría ni en sueños.
Quería encontrarlo para burlarme de él por haber dado el brazo a torcer en dejarme ir al club. Así que tome camino hasta el bosque donde siempre solía vender sus porquerías para ver si estaba ahí.
_ ¡Te juro que no lo recuerdo! - la risa de alguien que conocía perfectamente provenía del lugar donde encontraba a Eddie.
_ Si, bueno, antes tenía la cabeza rapada - La voz de Eddie llegó a mis oídos.
Yo me quedé parada en mi lugar detrás de un árbol escuchando de lo que hablaban. ¿Por qué Chrissy estaría con él? nunca le había caído bien por todo lo que él me hacía. Me asomé de detrás del árbol viendo a Chrissy de espaldas a mí mientras Eddie caminaba frente a ella actuando como un payaso.
Se oían tan felices y hacían tan linda pareja que algo dentro de mi se encogió al pensar en eso. Últimamente me estaba sintiendo muy mal por cosas insignificantes, pero no pude evitar que un nudo se atorara en mi garganta cuando Eddie levantó su vista unos segundos y logró verme detrás del árbol.
Yo salí corriendo de ahí lo mas rápido posible. No paré hasta estar en la entrada del instituto, tomé un poco de aire recuperándome y tome camino para irme a la casa de ese friki por mi auto, solo esperaba que ya estuviera arreglado.
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Había recordado el camino hasta su casa así que no fue un problema llegar, solo que era un poco lejos y mis piernas ya no respondían.
Toqué la puerta de su casa para saber si su tío se encontraba dentro, pero nadie me atendió, supuse que seguía trabajando. Tome un papel y un bolígrafo de mi mochila y le dejé una nota para agradecerle por su ayuda junto con el dinero que tenía por las molestias del auto.
Entre en mi auto y lo arranqué sin problemas agradeciéndole a todos los cielos por eso. Tome camino fuera del lugar a toda velocidad. No quería volver a pisar ese lugar por el resto de mi vida si era posible. Yendo por la carretera me cruce con la vieja camioneta de ese imbécil de frente, de seguro yendo para su casa, y pude alcanzar a ver a Chrissy del lado del acompañante mientras él le hablaba sobre algo.
Ninguno de ellos se percato de mi auto y yo solo golpee el volante por la maldita frustración que tenía en mi cuerpo al verlos juntos.
Cuando llegué a casa no fue problema alguno. Nadie me dirigió la palabra y la chica de la limpieza me dijo que mis padres se habían ido a una junta con unos amigos. No les importaba un carajo lo que hiciera con mi vida, podía desaparecer por un mes entero que ellos no lo notarían mientras que no arruinara su imagen frente a los demás siendo unos "amorosos padres".
Llegué a mi cuarto y lo primero que hice fue poner música a todo volumen para darme una larga ducha. Esta noche quería que fuera importante. Cuando terminé de cambiarme con el uniforme de las porristas llegaba con el tiempo exacto para ir al juego. Por suerte solo debía quedarme hasta luego del medio tiempo y después podría ir a romper culos de frikis en el club.
Salí de casa yendo directamente a la escuela viendo como las luces del pueblo se encendían por la entrada de la noche. Cuando llegue tome mis pompones y salí de mi auto viendo a toda la gente dirigirse al gimnasio para asistir al juego. Tendría un poco de tiempo de sobra, así que camine hasta un rincón al lado de uno de los salones y encendí un cigarrillo para sacar mis nervios antes del juego.
_ Nicole! - escuche un grito detrás mía. Voltee para encontrarme con Steve Harrington, uno de mis amigos mas cercanos.
_ Stevie! - grite de vuelta corriendo a saludarlo. Nos dimos un gran abrazo por unos segundos y luego nos separamos. - ¿Cómo estas grandulón? - pregunté dándole una calada al cigarrillo.
_ Bien, vine con Robin y - buscó con la mirada a una chica rubia que estaba parada junto con otra charlando - con mi cita -señalo.
_ ¿Otra mas? - pregunté cansada.
_ Si, por desgracia - hasta él se notaba cansado de toda la situación.
_¿y mi novia favorita? - pregunte buscando a Robin con la mirada. Hice puntitas mirando a todos lados y la encontré hablando con Dustin y Mike. - Ahí está - Corrí hasta donde estaba a toda velocidad y le di un gran abrazo por detrás de su espalda. - Hola bombón - la salude.
_ Oh por dios Nick casi me das un infarto - Se echó a reír agarrando su pecho por el susto que se había pegado. Yo me separé de ella viendo como Steve nos sonreía, éramos un buen grupo.
Le di una calada mas a mi cigarro mientras veía como llegaban a nuestro lado unos chicos con las mismas camisetas de Dustin y Mike. - Hola, un gusto, Nicole Miller - les extendí la mano y ellos me saludaron de a uno por vez.
_ Un gusto - dijo el chico moreno.
_ Deja de fingir ser cortés bruja - escuche detrás del grupito. No hacía falta verlo para saber de quién se trataba.
_ La peste llegó - dije volviendo al lugar tomando el brazo de Steve en un agarre.
_ ¿Listos para la batalla? - preguntó ignorando mi comentario. Los demás asintieron emocionados entrando al lugar del club. - disculpen ¿ustedes son? - preguntó a Steve y Robin cuando notó su presencia.
_ Steve Harrington y Robin Buckley, somos amigos de Dustin, pero solo veníamos a saludar. - Comentó Steve. Eddie pareció asentir mientras fijaba su vista en el agarre de mi brazo al brazo de Steve.
_ Un placer - dijo fingiendo una sonrisa volviendo su vista a Steve. Yo medio sonreí con repudio hacía su persona.
_ ¿Listo para el juego lindo? - le pregunté a Steve tirando el cigarrillo frente a Eddie a propósito.
_ Listo linda. Adiós - se despidió Steve mientras yo sujete la mano de Robin con mi mano desocupada y la arrastraba con nosotros. Eddie solo se quedó parado mirándome mal, voltee mi mirada para verlo una ultima vez y pude percatarme que su vista de odio no estaba clavada en mi, sino en el castaño que estaba delante mío.
