LA LOCURA

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CAPÍTULO XXV
¡¡¡¡ÚLTIMO CAP!!!!

Abro la puerta y Muchacho es la primera en entrar para tirarse encima de Has que la saluda con besos, luego entra Jon dándome un beso en la mejilla y de ultimas Ian que me da un beso en los labios.

Cierro la puerta y voy al baño, cuando salgo siento la mano de Ian envolviendo mi muñeca y pegándome a la pared del pasillo.

—¿Quieres que seamos novios? Por que yo lo deseo— susurra cerca a mi labios, mis ojos bajan a los su ojos y me muerdo el labio para contener las ganas de morder el arito de metal.

—¿No lo éramos? Nunca llegamos a romper— digo divertida

—De verdad, Wolf.— dice serio haciendo que yo ruede los ojos divertida.

—Sabes que si.—le beso y muerdo el arito para luego volver a la cocina para la cena familiar.

—Me gusta que ahora tengas ese brillo en los ojos.— dice Zam pasándome el plato para que lo lleve a la mesa mientras él sirve los demás.

—El causante creo que es un rubio— comentó

—Lo se. Espero que te trate mejor que la última vez o ese rostro no le quedara igual.— dice

—¿De follaamigos a hermanos o cuñados?— preguntó

—Cualquiera— me guiña un ojo y me rio, llevo los platos y nos sentamos a comer con una animada conversación poco normal.

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Siento la marea cubrir mis pies desnudos y sus dedos envolver mi mano, la luz del atardecer bañándonos en una cálida brisa.

—¿Quieres hacer algo raro?— preguntó

—Sorpréndeme— dice Ian con una sonrisa de lado.

—¿Nos tatuamos juntos?—preguntó y me mira, puede que no sea algo súper raro, pero me gustaría hacer una locura. 

—¿Y que nos tatuaríamos?—pregunta

—Algo que nos represente... nuestra historia, que cuando lo mire pensemos en todo lo que hemos pasado juntos. Tal vez cuando seamos mayores nos arrepentiremos o tal vez sonriamos. Pero el que no arriesga no gana.—

—Me gustan tus locuras, Nena.— dice y empezamos a caminar— conozco una gran tienda de Tatuajes, un amigo mío que tatúa muy bien, me gusta su estilo y agradezco que se haya venido a mudar aquí.—

—Se te olvida una cosa: el tatuaje— digo—Yo no tengo imaginación y con el resto de tus tatuajes creo que eres el que tiene más imaginación y significación con tatuajes—

—Eso ya lo tengo.—

—¿Que va a ser?— preguntó curiosa

—Leones.—

—¿Leones?— preguntó—¿Que significan?—

—Cuando es en pareja simbolizan la fuerza, la lucha, la supervivencia. Creo que describe lo nuestro, la lucha por que no me iba a rendir contigo, la fuerza que tuviste cuando te mentí, la fuerza que tuve para poder liberarme y la supervivencia por que pese a todo seguimos aquí.— explica y emprendemos nuestro viaje en moto a la tienda de Tattos.

—Como dije: "Nos arrepentiremos o tal vez sonriamos"— sonrió y entramos.

Al salir de la tienda de tatuajes el cielo ya es un poco oscuro pero la luz natural todavía brilla en el horizonte apunto de ocuparse del todo.

—Conozco un lugar para divertirnos.— dice Ian tomándome de la mano y nos encaminamos a la moto, yo no pregunto a donde vamos, solo confío en donde me lleve, donde estemos juntos.

Cuando llegamos me quito el casco, se lo tiendo y él lo asegura junto al suyo, miro el local.

Negro por fuera, en las diminutas ventanas arriba salen luces de colores y la música se cuela hacia afuera, en la puerta una gran fila donde hay dos gorilas que tan solo ver a Ian le sonríen y le abren la cinta de personas VIP, dejamos la cola atrás y nos asentamos en ese local lleno de gente y con música a tope.

Siento como su mano se envuelve en la mía para no perderme entre la multitud, vamos a la barra y él solo se pide una botella de agua mientras yo me pido un cóctel de los más fuertes.

—Vamos a bailar.— dice Ian cogiéndome de la mano mientras con el otro agarro el cóctel que me acaban de dejar en frente de mi.

Con cuidado de no regar el contenido de mi copa bebo un sorbo y esquivo a gente hasta que Ian para y se gira hacia mi.

—¿Se te olvida que no se bailar?— comentó

—¿Se te olvida que yo te enseñe?— dice y se que se refiere a la primera fiesta donde me llevo, a la primera fiesta donde me invitaron, gracias a él.

—¿Te acuerdas de que eso fue hace más de ocho meses?— preguntó

—Por mi no hay problema en enseñarte de nuevo.— sonríe de lado, me quita la copa y la deja junto a su botella en una mesa cercana, sus manos se posan en mi cintura y me sorprende cuando se coloca detrás de mi, muy pegados.

Empieza a mover mis caderas, sus manos en mi cintura y la música entre ambos, siento sus movimientos tras de mi.

—Siente la música, déjate llevar solo por la música.— susurra y su aliento choca con mi nuca.

—Es difícil cuando te tengo detrás.— comentó sin pensar

—Bonito halagó.— dice

—No lo era.— contestó y empiezo a bailar más pegada a él, si es que es posible, noto como gruñe y como su cuerpo reacciona a mi, me doy la vuelta y enredo mis manos en su cuello, meto una de mis piernas entre las suyas y empiezo a bailar seguida por la música.

Bajo la poca luz de colores noto como sus ojos se ponen oscuros de deseo, me muerdo el labio inferior sonriendo cuando siento la mano de Ian viajar hasta mi intimidad.

Y así entre más oscuridad sus dedos me vuelven suya, una vez más.

Me tomo el cóctel de un trago y volvemos a la pista.

—¡Hey!— saludan y me doy la vuelta, un chico se acerca hacia nosotros, bueno, más bien hacia Ian. —¿Hoy tienes de la verde?— pregunta entusiasmado, noto como Ian se tensa y su mal humor desprende.

—Yo estoy fuera de eso, amigo.— dice Ian borde poniéndome a su lado.

—Oh vamos, debes tener de la verde o de los polvos, por favor te pago el doble.— ruega

—Ya salió de eso, así que vete.— me meto en la conversación y me mareo un poco por el alcohol, efectivamente ese cóctel era de los fuertes y más si me lo bebí de un trago.

—Vete— repite Ian casi en un ladrido, el chico se va con mala cara y ambos nos quedamos quietos entre la danzante multitud.

—Ya está, ya paso.—digo mientras me acerco a él, lo abrazo e inhalo su olor a miel.

Su cuerpo se relaja poco a poco y su buena vibra regresa, voy a por otro cóctel del mismo y regreso.

Bailamos durante toda la noche hasta que iba a pedir la cuarta o quinta o tal vez sexta copa, realmente perdí la cuenta hace mucho.

—No, no más, estás ya demasiado borracha vamos a casa.— dice dándole una negación al barman

—¡No seas aburrido!— me quejo y si, efectivamente, muy borracha, las letras se pegan cuando hablo y la risa se cuela entre cada palabra.

—¿Sabes que te amo mucho?— preguntó cuando me coge de la mano

—Yo también te amo, hasta borracha.— dice pero me tropiezo y casi caigo pero me sostiene de la cintura, me saca de allí como puede entre reproches míos mezclados con risa contagiosa.

—Te amo.— susurro abrazando su espalda.

—Yo también, pero no te sueltes.— dice y sonrió borracha para cerrar los ojos y olvidar todo hasta el siguiente día.

FIN

NEGRO AZABACHE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora