ALEXIA
"— Alex, Alex, Alex...— escucho esa gruesa voz por todo el gimnasio — Cuando aprenderás que no puedes librarte de mi, eres mia!
Dejo de golpear el saco colgado del techo del pequeño GYM y me giro ver el rostro de han conocida voz, esos pozos oscuros me miran con diversión, alto y delgado, cara alargada, labios delgado, vestido con ropa de deporte igual que yo, miro a mi alrededor solo para confirmar que estamos solos él y yo, es extraño pero decido no tomarle importancia.
— ¿Que haces aquí? — preguntó cortante.
— cariño, no te conviene tratarme así — me advierte chasqueando la lengua negativamente.
De su cabellera oscura le caen gotas de sudor y se que ha tenido que venir hasta aquí corriendo, tal vez un chivatazo, le sonrío con la superioridad que sé que tengo, recuerdo que gasté dos meses de mi vida en ese personaje, cuando me cuenta que estaba más loco que una cabra decidí cortar por lo sano, por no hablar de la diferencia de edad, el veinte y yo quince, mi padre no lo aprueba.
— ¿ah no? ¿Y que piensas hacerme? — lo reto con una socarrona sonrisa.
Sopeso por un momento la idea de salir de aquí, pero la única salida esta detrás de él, se supone que debe de haber una salida de incendios, pero la misma está detrás de él, decidida cuelgo mi mochila en mis hombros y camino hacia la salida, ateniéndome a lo que eso me puede conllevar. Por supuesto el pelo negro me intercepta por el codo y tira de mi hacia tras, coloca su pierna detrás de las mías de modo que al retroceder pierdo totalmente el equilibrio y caído de espaldas, ahogo un grito cuando todo el exógeno abandona mis pulmones, sin perder tiempo se pone a horcajadas sobre mi, inmovilizándome completamente.
—si no eres mía, no serás de nadie— sonríe mientras yo desesperada me revuelvo debajo de el.
Con sus grandes manos se sujeta del cuello y ejerce presión, pronto empiezo a notar la escasez de oxígeno, clavo mis uñas en su brazos, pataleo aterrorizada, le doy puñetazos en su pecho pero este no se inmuta y temo que este sea mi fin.
— Por favor — le ruego con voz estrangulada.
Lágrimas me empiezan a caer de los ojos, con un brillo divertido en su mirada afloja su agarre, aprovecho la ocasión y tomo grandes bocanadas de aire.
— dime que me quieres — no era una petición me lo estaba ordenando.
— claro que te quiero — murmuro y no puedo evitar sonar irónica.
El lo nota pues simplemente vuelve a ejercer presión, esta vez con mucha más fuerza, en defensa le arañó la cara pero pronto esa presión en mi cuello desparece y es sustituidos por regueros de besos, mientras que mis brazo se envuelven cálidos al rededor del cuerpo de un desconocido, no, del cuerpo de Derek, me besa el cuello a la vez que con delicadeza se deshace de mi ropa interior, la única que cubre mi desnudez, libre mis pechos y sin perder tiempo se abalanza sobre estos llenándolos de besos, chupa, succiona y mordisquea enviando infinitas olas de placer por todo mi cuerpo, le presta especial atención a mis atributos, pero su boca curiosa desciende por mi costillas, ombligo hasta llegar al..."
De repente un peculiar olor llega a mis fosas nasales, Derek, alguien sujeta mi mano, pero jugando un poco con mis sentidos, elevó la mano siguiendo el recorrido hasta llegar a ese rostro tan familiar, abro los ojos lentamente, allí esta, aun luce un poco asustado pero a la vez esta aliviado, aliviado de verme despierta, nunca lo había visto así, tan dependiente de mi.
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Amor después del divorcio (Editando)
Literatura FemininaAlexia Haunt, una mujer con carácter, mas fuerte de lo que pretende demostrar, casada con Derek Black, un multimillonario con secretos, lo ama tanto pero ni el amor mas grande puede perdonar el mayor secreto de Derek, que se empeña en que siga siend...