Somnolienta bajos las escaleras aun un poco adolorida, llevo aquí tres días, encerrada sin poder salir, Derek no se ha separado de mi, me despierto todos los días junto a él, excepto hoy, parecía haber desaparecido.
— Buenos días Señora Black — me saluda Theo desde la cocina.
Entre bostezos logró devolverle el saludo, miro a mi alrededor, las cortinas están abiertas invitando a los rayos de sol iluminar el el salón con ese brillo natural.
— ¿que hora es? — pregunta curiosa.
Theo con una sonrisa me anima a tomar asiento en el taburete de la isla de la cocina, no me hago de rogar y obedezco.
— no falta mucho para la comida, tienes que tomarte tus antibióticos y debemos cambiar ese vendaje — señala mi pierna.
Ya no duele tanto, ya casi puedo caminar con total normalidad, por lo que no entendía ese empeño en mantenerme en mi torre de cristal.
De mala gana me bebo lo que ella me tiende, sé que no soy una buena enferma, y esta mujer tiene una paciencia santa conmigo.
— ¿Donde está Derek?.
Theo evita mi mirada, no está en la casa, eso es un hecho, tal vez se haya ido a trabajar lo que no hace que aumentar el enfado que no sabía que tenía.
— ha salido un momento.
Lo sabia! Se que él necesita trabajar casi tanto como lo necesito yo, por eso ambos acordamos tomarnos al menos una semana de "vacaciones", fui una tonta al pensar que cumpliría con su parte del trato, si él se lo salta, yo haré lo mismo.
— consígueme unas muletas — le pido lo más educadamente posible.
— no creo que...
— no recuerdo haber pedido tu opinión— la corto con voz dura — solo haz lo que te pido.
Me mira con el ceño fruncido pero muy a su pesar siente con la cabeza, decidida subo las escaleras, no estoy enfadada con ella, ni siquiera lo estoy con Derek, mi malhumor va dirigido únicamente a mi misma, por ser tan ingenua y manejable, tan débil frente a ese ojo azul.
Después de hacerme con lo necesario para la correcta curación de mi herida, me encierro en el baño aun furiosa, me siento sobre el borde de la tina con la pierna dañada estirada, me reconforta saber que la cicatriz esta lo suficientemente arriba como para poder ponerme un vestido corto y lo suficientemente bajo sin peligro de quedarme estéril.
— Alex, ¿donde estas?! — se oye los gritos de Derek al otro lado de la puerta.
Un segundo después la puerta del baño se abre de golpe, Derek está allí, de pie con la respiración agitada, vestido con un pantalón de chándal negro a juego con su camiseta que parecía estar empapada, una fina capa líquida cubría su rostro, ¿ha corrido? Suelta un profundo suspiro de alivio antes de acercarse a mi, se arrodilla frente sin decir nada.
— ¿donde has estado?—la pregunta escapa de mis labios sin poder retenerlo.
— he ido a correr, ¿se me permite correr? — pregunta ahora con tono molesto.
Asiento con la cabeza un poco avergonzada, quiero confiar en el, de verdad lo necesito, pero me cuesta demasiado, el lo sabe pues no dice más nada, se limita a quitar con delicadeza esa venda, la herida no es muy grande, mientras llena la tina con agua caliente, inspecciona la herida, gracias a sus cuidado no corre riesgo de infectarse, al contrario, cada día me duele menos, internamente se lo agradezco.
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Amor después del divorcio (Editando)
ChickLitAlexia Haunt, una mujer con carácter, mas fuerte de lo que pretende demostrar, casada con Derek Black, un multimillonario con secretos, lo ama tanto pero ni el amor mas grande puede perdonar el mayor secreto de Derek, que se empeña en que siga siend...