Capítulo 20

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Edificio Departamental Risyel

La nariz húmeda sobre su mejilla hizo que sonriera inconscientemente, más cuando pasó hacia su cuello despertó sobresaltada.

— Ah, eras tú... — pronunció cansada apenas vio al canino a su lado quien movía feliz la cola apoyado sobre la cama — ¿Qué hora es? No escuché mi alarma. ¿O si sonó y yo no hice caso? — estiró la mano a coger su teléfono de su mesa de noche — Son las 06:00 a.m. — pasó a mirar al camino — El sol ni siquiera ha salido. ¿No crees que te has levantado muy temprano? — en respuesta este lamió su mejilla — De acuerdo, me levanto. Déjame arreglarme primero.

No tardó en vestirse y arreglarse, y en compañía del canino descendió a la primera planta del apartamento.

— Tal parece que sí comió la cena que dejé — dijo al percatarse la mesa vacía, donde anoche dejó un plato servido con una pequeña nota.

Me pregunto a qué hora retornó... ya sea que llegara tarde o temprano, no impidió que organizara todo lo empaquetado de las cajas restantes que traje del anterior apartamento.

Dirigiéndose a la cocina y encontrando la comida del canino a quien alimentó, se dispuso a preparar el desayuno.

Fue en el momento que se sentó frente a la mesa, que Gary apareció.

— Buenos días — saludó regresando su mirada a la tableta en mano revisando su agenda.

— Buen día — tomó asiento apenas vio la mesa servida — hiciste el desayuno, gracias. Y también por lo de ayer.

— Es lo mínimo que podía hacer para matar el tiempo. ¿A qué hora llegaste?

— Cerca de las once... Umbreon durmió contigo.

— Sí. Apenas me recosté se acomodó a mi lado y dormimos juntos... ¿Cómo sabes?

— Fui a revisar si seguías despierta y los encontré a ambos.

— ¡Una excelente compañía! Y muy cálido y suave, por cierto. Tu amigo es madrugador, desperté por él.

— Ah, cierto, olvidé decírtelo. Lamento si te asustó. Siempre que alguien viene y se queda a dormir, ingresa al cuarto y le despierta. Tiene esa manía desde cachorro.

— Pues no me molesta, es más, podría considerarlo mi despertador vívido... — el canino se paró sobre sus dos patas apoyándose en sus piernas. Serena le dio mitad de su tortilla en respuesta a su acto — Respecto a la conversación previa de ayer...

— Ah, eso... Continuaremos durante la noche, cuando regreses. En cuanto a ti, ¿Tienes algunas cosas por traer de tu otro apartamento? Puedo ir a traerlas por ti, no tengo nada por hacer hoy.

— ¿No irás al hospital? Eres el director, debes ir.

— Mi padre dio permiso de ausentarme por una semana; tiempo que considera adecuado para instalarnos y llegar a un acuerdo de nuestra convivencia.

— Entiendo. Tengo pocas cosas en mi otro apartamento, iré por ellas apenas y salga del estudio, no tienes porqué molestarte en ir.

— Es mejor que vaya — insistió — no debes sobre exigirte, suficiente con tu trabajo. El primer trimestre siempre es el más peligroso. Es necesario que te cuides.

— Soy consciente... — él le miró — Me di tiempo de investigar por mi cuenta. Pero tienes razón, debo cuidarme. La novela que estoy grabando me exige y consume demasiado. Te enviaré un mensaje con las cosas que traerás y el código de acceso. Te veré en la noche.

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