08| Charla

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No me emociona en lo absoluto ver a Eliot después de tanto, después de todo lo que ocurrió.

Instintivamente dejo escapar un gruñido, la pobre pareja que esta a mi lado huye, no los culpo, pero justo ahora no estoy bien. No paro de imaginar a Eliot muerto, enterrado bajo los escombros... Eso logra provocarme una sonrisa.

—¿Ves? Iguales.

Su rugido resuena en mi cabeza, mi moral ataca; él no me ha hecho nada... Nada lo suficientemente grave como para merecer morir, ¿no?

Él me abandono, me traicionó, fue tras la mujer que amaba apenas desaparecí del tablero... Él...

—Maldita sea —susurro.

Que fácil es odiarlo.

Llego al bar al que lo cité, un bar que le pertenece a los Camorra. El único bar que está cerca del centro comercial V.V y cerca de nuestro territorio, donde "Cerbero" me atacó y nos declaró la guerra.

Al verme el ambiente se tensa, muevo mi mano a mi estómago, aveces siento que la bala sigue ahí, siento que la bestia hunde su huesuda garra en mi herida... Aún duele.

—¡Es un placer verlo, Mikey! —chilla el hombre de la barra.

Es cierto, tengo una reputación, soy un Salvatore, todos lo saben... Yo soy otro demonio de esta ciudad... Soy.

—Una bestia.

Tomo mi cabeza, un suspiro escapa. Con pasos lentos voy a una mesa solitaria, apartada del resto y tomo asiento.

Veo la hora, le quedan diez minutos para llegar... Espero que no se aparezca, no por su bien, si no por el mío, no quiero llamar la atención, no quiero seguir formándome una reputación.

La puerta se abre, el tintineo de la campana llama mi atención. Una persona de ojos azules y cabello castaño aparece, Eliot.

Aprieto mis puños, mi expresión se tuerce, ¿nada me puede salir bien? Él me ve, se acerca con una confianza que solo logra revolverme el estómago, se para delante de mí y extiende su mano; espera que yo acepte el gesto, que actúe como si nada hubiese pasado.

Mikey equivocado.

Rechazo el saludo, aparto su mano con un movimiento brusco, casi un golpe. Él se sorprende, parece ofendido pero no dice nada, toma asiento delante de mí.

—Empezamos con el pie izquierdo —réplica.

—Oh, ¿tu crees? —respondo con sarcasmo.

—Mikey —Me regaña, igual que cuando vivíamos juntos.

Ese tiempo... Cuando todos seguíamos nuestros papeles al pie de la letra; yo era el caso perdido, él el amigo que te recordaba a tus padres, y Vicky era la chica que vivía cada segundo como si fuese el último, la que nos llevaba a cometer locuras.

Aprieto mis puños; eso fue una farsa, una completa farsa... Nunca fuimos unidos, esos solo eran nuestros papeles, nuestros roles.

—¿Qué mierda quieres?

Se sorprende por mi tono gélido; yo no, solo me viene una idea vaga y aterradora a la cabeza, ¿acabo de sonar como Massimo?

—Quiero hablarte —suelta nervioso.

—¿De?

—De como terminé con Vicky —susurra.

Oh, genial, el tema que más quiero oír. Obviamente deseo oír por qué mi mejor amigo me traicionó con mi novia, obviamente deseo saberlo todo acerca de ese tema.

Street of SinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora