No hubo castigo, no hubo reprimenda, no hubo problemas; pero la mirada llena de decepción que me dio Massimo logró darme a entender que todo está mal.
No me ha vuelto a llamar para hacer algún trabajo, llevo ya dos semanas en el apartamento que él mismo me dio sin saber nada de él, eso es una clara señal de problemas, estoy jodido, tan jodido…
Cuando Massimo reaparezca, ¿será para matarme?
Si no hubiese dudado, si simplemente los hubiese matado, si esa maldita “bestia” no me siguiera. Aprieto mis puños, siento la rabia por todo mi cuerpo, si no fuese tan jodidamente patético todo estuviese bien.
Si fuera un verdadero Salvatore todo estaría bien.
El teléfono suena, calmo por poco mi rabia creciente. Tomo el teléfono solo para ver que el mismísimo diablo me llama, Massimo… Tomo aire y atiendo.
—Diga.
—Necesito que hagas un trabajo, tu compañero te está esperando afuera.
La llamada termina; el tono gélido y oscuro de Massimo no me ayuda en lo más mínimo, no hay otra respuesta, yo estoy realmente jodido.
Me visto con una simple camisa negra de botones y un pantalón de mezclilla, unos botines deportivos negros y sin mas salgo. Afuera un gran auto deportivo descansa, y delante del un chico que parece tener mi edad.
—¿Tú eres Mikey?
Su tono me sorprende, no porque sea oscuro, tampoco porque sea cruel; me sorprende por lo tranquilo que suena, este chico no parece un mafioso, ni siquiera un delincuente, parece una persona normal…
—Ah, ¿eres mudo? —bromea.
El moreno esboza una sonrisa mientras rasca su nuca, mi mirada se posa sobre sus rastas oscuras.
—Geniales, ¿verdad? —suelta con orgullo.
—Sí, claro.
Una pequeña risa escapa de sus labios, alisa su camisa morada con sus manos y deja descansar las mismas en los bolsillos de su pantalón oscuro; es imposible que este tipo sea un mafioso, no trabaja para alguien como Massimo Salvatore, él realmente parece normal, y agradable.
—Adney Salvatore —extiende su mano.
—Mikey… Mikey Salvatore —También extiendo mi mano.
Adney sonríe una vez más, y al hacerlo oigo como una chica que pasa cerca suspira… Si esa pobre supiera que este chico es parte de los Camorra.
—¿Vamos?
—Sí.
El moreno se sube al auto, yo me subo a su lado; así que esta vez este chico, Adney, será mi compañero, me pregunto, ¿qué clase de trabajo haremos esta vez?
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¿A dónde vamos? Adney conduce con calma por toda la ciudad, no se detiene en ningún sitio específico, y de la nada se adentra a un centro comercial y deja el auto en el estacionamiento.
—Vamos, llegaremos caminando —señala tranquilo.
—¿A dónde vamos? —dejo al aire mi desconfianza.
—Ya verás.
A caso, ¿él va a matarte? Este no es un trabajo, es mi ejecución, ¿cierto? Por fallar ese día ¿Así que hoy moriré?
Caminamos por la ciudad con calma, siento el ambiente demasiado pesado, mi cuerpo demasiado tenso, ¿pero cómo se supone que me sienta? ¿Cómo se supone que se debe sentir alguien que sabe que su muerte está cerca?
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Street of Sin
Aksi"Hasta la persona más insignificante se puede dar por vencido y terminar a merced de la oscuridad". ¿Como podría llegar alguien como él, alguien "normal" a la mafia? ¿Qué tan cruel puede ser el destino, para mandarte a las manos de los demonios de l...