11| Leyenda Urbana

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El humo de su cigarrillo golpea mi cara, Alexei suelta una risita divertida, Adney suspira; maldición, ¿es qué uno no puede dormir en paz?

—No se duerma, jefe —soltó Iván de forma despectiva.

—Jodete.

Me acomodo contra la fría pared, mi vista se fija en el cielo estrellado; una vez más en una situación como esta, estúpida suerte.

Salió un trabajo, uno importante. ¿Qué mejor forma de acabar con "Cerbero" que secuestrar a su jefe? Massimo me ordeno hacer este importante trabajo, pedí un equipo; Adney y Alexei. Pero Massimo es el líder, el jefe, y el armó el equipo.

Yo soy el líder, Adney el apoyo táctico, Iván el conductor y vigilante, y Alexei, un simple apoyo por si las cosas salen mal.

—Deje de divagar, jefe.

Por supuesto Iván odio por completo la idea de seguir mis ordenes; hizo un berrinche digno de un mocoso. Una sola mirada de Massimo lo hizo callar, pero aún así se aseguró de dejar en claro su disgusto.

—Ya basta Iván —replica Adney.

Tanto el pelirrojo como el moreno se dedican una mirada fulminante, oh genial, que gran equipo tengo.

Desvío la mirada, se que no dormiré esta noche. Veo la casa que se supone que debemos vigilar, la casa donde vive el líder de "Cerbero", ese tipo aún no llega, estamos vigilando una casa vacía... Dios.

Daría lo que fuera para estar con Auri justo ahora.

—Esto es una mierda

—Mierda ya cállate —le gritó.

—¡Obliga me maldito mocoso!

Me pongo de pie con un movimiento rápido, Iván también; quedo a solo unos centímetros de él, la diferencia de tamaño entre ambos es notable, él se ve más fuerte... Pero esa mierda no importa, me tiene harto.

Aprieto mis puños, Iván se pone en guardia.

—¡Ya los dos! —grita Adney.

—¡No te metas! —gruñe Iván.

Un suspiro escapa de mis labios. Mi mirada se fija en el pelirrojo, rabioso como un perro... ¿Enserio me dejaré arrastrar a esto?

—Sabandija cobarde. ¡Has algo, por una vez en tu vida has algo!

Tomo mi cabeza, su gruñido resuena en mis oídos, cobarde... ¿No soy más que un cobarde?

¿Por ser un cobarde no me atreví a salvarla...?

Me deslizó por la pared, me dejo caer una vez más contra el frío piso... Un cobarde.

—Patético.

—Iván, basta —replica Adney.

—Mocosos de mierda —Y sin decir más se va.

¿A dónde va...?

¿Realmente me importa? Cierro mis ojos, un ardor fantasmal recorre mi cuerpo, oigo sus gemidos de dolor, los gruñidos bestiales... La bestia sigue por aquí, me quiere a mi.

Siento su mano cerca de mi, a nada de herirme, a nada de terminar su trabajo.

"Él" las mato... Solo falte yo.

—¿Qué pasa? —soltó Adney.

Abro mis ojos, me encuentro al moreno viéndome desde arriba, con lástima. Viéndome de la misma forma que se ve a un animal al borde de la muerte.

Mi mirada va al albino, aunque intenta disimular su lástima se nota, ambos me tienen lástima.

—No es nada importante.

Street of SinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora