Cuando piensas que las cosas no pueden peor, simplemente pasa.
Massimo se volvió una furia cuando supo que no encontre a nadie en el lugar al que Ashley me mandó, envío a todos sus trabajadores lo más lejos posible de la mansión, y a mi me dejó en mi apartamento, aquel que tenía meses sin tocar.
¿Cuanto más pasará hasta que todo se salga de control?
—Mikey, ¿qué pasa?
—Por cada segundo que pasa siento que las cosas empeoran.
La morena deja la cocina, aparece delante de mí y sin más me abraza.
Busco refugio en sus brazos. Fue pura suerte que Massimo la mandará conmigo.
—El almuerzo ya estará.
—Con razón huele tan delicioso.
Una sonrisa aparece entre sus labios.
—Y solo por eso, te ganaste una sorpresa —señala con picardía.
—¿A sí? —le respondo de igual forma.
Auri deja escapar una risa divertida y vuelve a la cocina, dejo mi vista fija en el lugar donde había estado hace unos segundos.
Por unos momentos puedo olvidar todo el caos, todo es gracias a ella...
Pero si no estuviera conmigo, ¿como estaría ahora?
Mi cabeza duele, mis labios se sienten secos... Dios, como amaría poder saborear una cerveza justo ahora.
Volver a disfrutar de su sabor... Tomar hasta olvidar mi vida.
Hasta olvidar este jodido problema.
Maldita sea...
—Oye, me quedé esperando que vinieras —me reclama de forma dramática.
Dejo escapar un suspiro, como si con el se fuera a ir el dolor.
—Ya voy —suelto algo divertido.
Al menos para ella debo ser feliz, Auri lo da todo por mi, yo debo hacer lo mismo por ella e incluso más.
Eso es el amor, darlo todo por esa persona.
—Hasta que quedes vacío.
[———————]
No sé como lo hace, pero Auri logra crear manjares con comida simple, ¿como convierte unas anchoas y unos tomates en una salsa tan deliciosa? Es un misterio, definitivamente.
Me siento tan lleno, no quiero moverme.
—Veo que te gusto.
—Definitivamente me gustó... Pero yo fuera usado menos sal —bromeó.
—Oh vaya, y yo que pensaba darte más, pero es malo comer tanta sal —expresa con falsa tristeza.
—Bueno, simplemente comeré otro poco cuando no me veas.
La morena ríe divertida, se pone de pie y se sienta sobre mis piernas. Un pequeño jadeo escapa de mis labios.
—¿No prefieres comer postre? —pregunta coqueta.
—Oh, postre, se oye bien.
—¿Y qué esperas para comer?
Bajo mi máscara. Siempre seré capaz de aguantar la asfixia si es para probar sus labios.
El sabor de sus dulces labios invade mi paladar, me dejó dominar por la lujuria.
Mis manos bajan a su cintura, la tomo con fuerzas, solo un movimiento más y será definitivo, lo haremos.

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Street of Sin
Acción"Hasta la persona más insignificante se puede dar por vencido y terminar a merced de la oscuridad". ¿Como podría llegar alguien como él, alguien "normal" a la mafia? ¿Qué tan cruel puede ser el destino, para mandarte a las manos de los demonios de l...