Lo mucho que te amaré

¿Qué tanto sabes sobre armarios evanescentes?

-Hermione -la castaña estaba concentrada mirando un informe que tenía en su mano, aunque en realidad no tenía ni idea que había estado leyendo, su mente estaba a kilómetros de allí.

-Disculpa Pansy ¿Qué me decías? -la morocha la miró con una de sus perfectas cejas alzadas.

- ¿Qué si ya te decidiste que te ibas a poner para mi cumpleaños?, que si no, podríamos ir a comprar algo -la castaña pestaño y asintió.

-Claro, vayamos de compras, no puedo no querer complacer un poco a la cumpleañeras -bromeó tratando de disimular que había estado totalmente ida en sus pensamientos.

-Si sabes como hacer feliz a una chica -dijo en tono jocoso- Nos vemos en un rato entonces -agregó antes de irse. Pansy no era tonta, todo lo contrario, era muy inteligente y atenta, seguro había notado algo en ella.

Cuando empezaron a trabajar juntas,  el ingenio avispado de ambas había hecho que su relación tensa comenzará a ser cordial y eventualmente se empezó a formar una amistad.

Sabiendo que no iba a poder concentrarse en el informe, volvió a permitir que su mente vagara por recuerdos de antes y durante la guerra. Recuerdos sobre una persona, una persona que probablemente vería en el cumpleaños de su amiga, a alguien a quien no veía hace años.

La última vez que lo había visto formalmente fue esa noche, esa noche en la que sus acciones marcarían que el futuro se preservará o cambiará.

-Sabes que tengo que hacerlo -le había dicho. Ella había negado y con lagrimas en los ojos se había apoyado en su pecho y se dejo abrazar por él- nos vemos en unos años -bromeó, ambos sabían que se volverían a ver antes, pero sabían en qué condiciones.

-Ten mucho cuidado -le imploró mirándolo a los ojos, él la tomó del rostro y la beso con delicadeza.

-Voy a estar bien, los dos estaremos bien -aseguró después de separar sus labios-. Es hora -ella asintió y lo dejo ir.

Después de esa vez, se habían vuelto a ver un par veces durante la guerra, pero solo a la distancia y en situaciones apremiantes y después de la guerra en los juicios.

Luego en algunos eventos, pero en esos casos se tenían que contentar con verlo de lejos, solo unos instantes podían permitirse que nada más importaba. Para que su futuro se conserve había cosas que tenían que suceder, era un sinfín de causas y consecuencias, una casi infinita lista que ella se había tomado el trabajo de hacer para saber que suceso desencadenaba cada cosa. Ella quería conservar su futuro tal cual sucedería, pero no podía ser tan egoísta de acosta de eso cambiar el futuro de los demás.

Cuando, por ejemplo, logro salvar a Fred, Angelina no se casó con George, ya que en ese momento salía -como lo venían haciendo de una manera poco regular desde el torneo de los tres magos- con Fred. Por ende, los hijos que Angelina y George deberían haber tenido nunca nacieron. En este caso dudaban que alguien se enojara mucho si se enteraba. George era muchos más feliz teniendo a Fred en su vida, aunque eso significara que nunca se casó con Angelina.

Lo mismo, cuando salvo a Tonks y Lupin, Teddy se crio con sus padres, por lo que la relación tan cercana que forjaría con ella y Harry quizás se modificaría. Incluso podría afectar en el hecho de que Andrómeda y Narcissa se volvieran a hablar, pero eso era algo que se podía solucionar. Teddy aún era un niño, tenían oportunidades de sobra para forjar esos vínculos. Además Luppin había encarnado la figura paterna que el director y Sirius habían tenido en la vida de Harry. Y Tonks había sido quién la ayudo a buscar a sus padres en Australia. Por lo tanto de alguna forma u otra ella y Harry eran cercanos al niño a través de sus padres.

Cada día que pasaba se preguntaba cual sería él día en que ellos podrían volver a estar juntos, en qué momento podían retomar su relación y fingir como si empezaran de cero y que no afectara a nadie. Por eso cada vez que sabía que lo vería no podía detener su mente y dejarla viajar hacia el pasado.