¿Puede dolerme más tu dolor que el mío?

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Era una mañana calurosa, aunque recién empezaba a amanecer, Draco pensaba en lo que pasaría en algunas horas en ese mismo lugar mientras miraba a Hermione dormir, tenía el pelo desparramado en la almohada, la sabana apenas le cubría el cuerpo desnudo, respiraba pausadamente en señal de que dormía profundamente. La noche anterior había estado llorando en sus brazos sabiendo que se avecinaba un periodo difícil para ellos, Draco había largado algunas lágrimas también, no le interesaba hacerse el fuerte frente a ella y saber que no la vería por mucho tiempo; que no la podría tener en sus brazos, besarla, acariciarla, le dolía en corazón.

No había pegado un ojo en toda la noche, se había dedicado a acariciarle cada centímetro de su cuerpo, memorizándolo grabándolo en el tacto de sus manos, transformándolo en parte de sus huellas. La abrazó, dejo que su pelo le hiciera cosquillas en el rostro, olió ese aroma dulce que amaba de ella rogando que quedará impregnado en su nariz y la miró durante horas, como si pudiera sacarle una fotografía con sus ojos y luego lo ocluyo guardo esos recuerdos en las profundidades de su mente allí donde solo él la podría encontrar, la pondría a salvo a ella y al futuro que les esperaba.

La sala como correspondía capto sus necesidades sin que él si quiera tuviera que pensarlo mucho, sobre una pequeña mesa apareció un pergamino, pluma y tinta. Lo miró detenidamente durante unos segundos y luego los tomó. Se pregunto que escribirle, que valía más en ese momento, incluso si tenía algún sentido.

Comenzó a escribir, a poner todo de él en palabras, pero siempre terminaba descartándolo, no había palabras que pudieran expresar lo que sentían en ese momento, lo que sentía por ella.

Escribió varias cartas, las tiró a todas con frustración. La forma en que la sala estaba iluminada le dio los indicios de que comenzaba a amanecer. Hermione despertaría en cualquier momento, ella siempre se despertaba muy temprano. Miró el pergamino una vez más y se dijo que lo mejor era dejar que lo que escribiera fuera su corazón, no su mente.

Te amo desde antes de saber que te amaría. Eres mi mejor sueño logrado (aunque todavía falten unos años para que pueda alcanzarte).

Agradezco todos los momentos que me diste y todos lo que me darás.

Gracias por la hermosa familia que formaremos.

Gracias por ver más allá. Por darme una oportunidad y por creer en mí.

Eres la alegría por la que mi mundo gira.

Recuerda lo mucho que te amaré

D.M

Miró las palabras y asintió conforme, no era su mejor producción narrativa pero bastaba. Además estaba seguro que a Hermione le gustaría cualquier cosa que él le escribiera, la volvió a mirar mientras doblaba el papel y lo guardaba en el bolsillo de su túnica. Había cambiado por ella pero seguía siendo un cobarde no se atrevía a darselo en persona, no podría tolerar las lagrimas que esas palabras generarían en ella. Odiaba verla llorar y aún peor era cuando era por su causa.

Se acostó junto a ella y la abrazó con fuerza volviendo a respirar su aroma.

- ¿Terminastes? -le preguntó ella casi al instante, él se tensó unos segundos, claro que ella lo había escuchado y se había dado cuenta. Siempre le había fascinado eso de ella, lo atenta que era, lo fácil que se daba cuenta de todo-. Tranquilo no la voy a leer ahora -él asintió quedadamente con su cabeza apoyada en su cabello-. Gracias -las lagrimas del rubio humedecieron el cabello castaño de la joven, pero nadie dijo nada. Sabían lo que les esperaba ese 30 de junio, lo que significaba ese día para ellos y para todo el mundo mágico.
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Lo mucho que te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora