¿Sabes como volver loco a un chico?

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Hermione tomó sus cosas de higiene y salió con tranquilidad de su cuarto, saludo algunos compañeros en el camino y se dirigió directamente al baño de perfectos, su cuerpo le pedía a gritos un baño relajante en la enorme bañera -que parecía más una pileta-. Los últimos días habían sido agotadores física y mentalmente, había estado ayudando a Harry con información sobre los recuerdos que Dumbledore, habían tenido permiso de ir a una biblioteca privada de un amigo cercano del director. Hermione, ahora con los recuerdos recuperados sabía que, y cuáles eran los horocruxes, donde estaban y como debía destruirlos, pero todavía no había terminado de armar un plan, tenía que verificar que hechos eran necesarios, sería muy fácil decirle a Harry cuales eran los horocruxes, buscarlos destruirlos, pero en realidad había ciertas cosas que generaban las condiciones para poder conseguirlos. Primero en principal necesitaban la espada de Gryffindor, sabía que la tenía Snape, pero no podía pedírsela, porque no podía explicar cómo sabía que él la tenía, segundo necesitaba la varita de Bellatrix Lestrange y un pelo para transformarse en ella para poder entrar a su bóveda a buscar la copa y por lo que había entendido con todo lo que recopilo sobre varitas -su nueva investigación- Draco tenía que desarmar a Dumbledore, para que la lealtad cambie y luego Harry tenía que desarmar a Draco para que nuevamente cambie de lealtad, entonces Voldemort no solo no sería el dueño si no que atacaría a Harry con una varita que le pertenecía, de ahí desencadenaría su final.

Además, lo más difícil de todo eso era explicarle a Harry que él era un Horrocrux accidental, que ni el mismo Voldemort sabía que había creado y que debía morir, aunque después reviviría. Snape debía morir y mostrarle todos los recuerdos a Harry para que el comprendiera lo que tenía que hacer. Voldemort debía creer que la lealtad de la varita estaba en Snape por matar a Dumbledore.

Jodidamente difícil, imposible que no sintiera que su cerebro se iba a derretir. A eso tenía que sumarle todos los interrogatorios por su encuentro con Draco, al que por cierto no había podido ver desde entonces.

Primero fue Ginny, ella había esperado en la sala común, apenas quedaban algunos estudiantes que hacían sus trabajos a última hora. Harry había bajado muy poco después de que saliera preguntando por ella.

-Tranquila -le dijo- le dije que habías subido a dormir -ella le sonrió, sabía que Harry la había visto en el mapa y podía corroborar las palabras de Ginny con facilidad-. Por cierto, que quería Malfoy -preguntó casi en un susurro.

-Te juro que te voy a contar, pero estoy muy cansada -Ginny asintió- Gracias, eres una buena amiga -le dijo dándole un abrazo, la pelirroja lo respondió al instante.

Cuando entró a su cuarto se encontró su cama ocupada por cuatro chicas, habían sido inteligentes, así no podía evitarlas. Se vio tentada a obliviarlas, incluso podía servirle de práctica.

-Desembucha -dijo Parvati. Las otras tres asintieron en apoyo.

-No hay nada que desembuchar -aseguró sacándose su túnica y colgándola en el perchero al costado de su cama.

- ¿Qué quería? -pregunto Fay con curiosidad. La joven no solía ser tan cotilla como Lavender o Parvati, pero entendía que le debía dar curiosidad, no todos los días venia un Slytherin a la torre de Gryffindor.

-Nada, Julius Balder, uno de los prefectos de Hupelpuff, se enfermó, hoy les tocaba hacer la ronda juntos y cuando pasan cosas así hay una lista de emergencia para cubrirnos y me tocaba a mi -se le acaba de ocurrir, Draco y ella y ese chico de Hupelpuff eran prefectos, pero el sistema no era así. Si hubiera pasado algo así el premio anual se lo habría informado y muy rara vez mezclaban Slytherins con Gryffindors, pero quizás ellas le creyeran.

Las cuatro lucían un poco incrédulas, pero como ninguna era prefecta no sabían mucho como era la interna del rol, la única con un poco más de conocimiento era Lavender que le creyó porque tenía recuerdos de Ron teniendo guardias de emergencia.

Lo mucho que te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora