¿Qué sabes sobre viajes en el tiempo?

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Draco había retomado sus actividades extracurriculares, como las había llamado su padre cuando le preguntó por ello poco antes de retirarse a Malfoy Manor, quizás ni siquiera recordaba que se lo había preguntado, pero de todas formas debía volver a esas tareas, las cuales consistían en reparar el ropero y planificar la muerte de Dumbledore estas habían sido una orden del mismísimo Señor Tenebroso, y era la última oportunidad que tenía su familia.

Pero, ahora que sabía cómo sucedería todo se preguntaba una y otra vez como debía actuar. Qué decisiones tomar, qué cosas tenía que dejar como estaban y qué cambiar. Tenía en sus manos la vida de muchas personas, muchos podían salvarse y muchos podían morir. Tenía información sumamente valiosa, por lo que temía estar en presencia de Aquel-que-no-debe-ser-nombrado. Él era un excelente oclumante, pero el Lord Tenebroso podría ser mucho mejor legremante que él.

Habían pasado unos días desde que todo había vuelto a la normalidad, para él, ya que para todos nada había pasado. Durante esos días se había dedico a investigar sobre viajes en el tiempo, leyó todo lo que encontró sobre aquel tema, pero más que aclarar sus dudas, generaba nuevas.

También notó, al pasar tanto tiempo en la biblioteca, que no podía dejar de mirarla, Granger estaba siempre presente en su mente y verla cada vez que giraba la vista de su lectura no ayudaba. Se preguntó una y otra vez si ser el esposo de Granger era lo que quería para su futuro, y siempre llegaba a la conclusión de que, aunque en ese momento no le parecía el mejor plan, era obvio que en el futuro la amaría, por lo menos físicamente, y ahora que lo notaba Hermione Granger era hermosa y tenía un muy formado cuerpo debajo de esa apariencia para nada estética. Además, otra idea rondaba en su mente todo el tiempo, quería tener a sus hijos, a todos ellos, ahora que los había visto e incluso conocido a alguno de no concebía la idea de hacer algo que produjera que no nacieran.

Scorpius y Ara no habían sido muy detallistas, pero había tratado de brindar la mayor información posible para que él pudiera tomar las decisiones correctas, incluso Ara le había recomendado que buscará ayuda. Se imaginó a quien se refería.

Ese día lo había decidido, no estaba seguro cual había sido el detonante para que optara por aquella resolución, aunque se imaginó un poco que la razón era ver como Hermione (porque si, ahora se permitía llamarla por su nombre, por lo menos en su cabeza, después de todo era la futura madre de sus hijos), miraba con ojos de tonta enamorada a la comadreja y luego la desilusión al notar que él no se daba cuenta de nada.

En algún momento se había encaminado hacía la oficina de Dumbledore, no sabía cómo encararía al viejo, como le diría todo aquello y que lo tomara enserio y no como un loco.

-Ah, señor Malfoy -lo saludó cuando le permitió entrar a su oficina- ¿en qué lo puedo ayudar?

Draco miró al anciano con curiosidad, siempre le había parecido un viejo chiflado, pero sabía que era uno de los mejores magos que existieron y existen, que pocos tendrían la capacidad de ayudarlo en un problema como aquel.

-Vera... esto le sonara extremadamente extraño... -comenzó con voz vacilante, Dumbledore se tomó las manos sobre su pecho y lo miró con intriga -hace una semana, vinieron unas visitas -Dumbledore asintió alentándolo a continuar- estas visitas eran... del... futuro -Draco le contó todo con lujo de detalle. No estaba seguro sin el director le creía o si tenía algún recuerdo de todo aquello, pero no pudo dejar de hablar, necesitaba decirle todo aquello.

Cuando finalizó el relato de todo lo que había estado pensando el anciano director lo miró largamente durante unos segundos, sopesando toda la información que había recibido. Se miró la mano, aquella donde la maldición del horrocrux oculto en el anillo había comenzado a actuar primero y lo volvió a mirar.

Lo mucho que te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora