Capítulo 15: El amor es la justa mentira.

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Después de haber escuchado la oración final de Damla habría roto el ya muy tenso ambiente en carcajadas, sin embargo la incomodidad en su rostro y el temblor de sus labios me confirmo lo que más me temía: hablaba en serio.

–No explotes de furia antes de comprenderla ­–Dice ella con incertidumbre– Selen se sienta muy descuidad de tu parte y no es que sea de esas esposas controladoras, pero debes también ser consciente que de marido no tienes nada.

–¡Cállate! –Espeto dolido por las verdades que la mujer de avanzada edad murmuraba. Cuando me giro para salir de la cocina, Damla me toma del brazo.

–Deja que Selen se divierta con su amigo está noche y trata de reflexionar que es lo mejor para ambos antes de decir cualquier cosa de la que puedas arrepentirte después.

Me suelto bruscamente de ella para así caminar a la salida de la cocina, aunque mi corazón me gritaba que debía salir e ir a traer a Selen a arrastras para tener una discusión de horas, mi mente se encontraba aislado. Opto por encerrarme en mi habitación, ¿qué procedería? ¿esperarla hasta la madrugada? ¿continuar ahí sentado bajo las sombras de la oscuridad imaginando escenas de ella junto a Burak? La sola imagen de ambos abrazándose me causa una repulsión de los mil demonios ¿cómo diablos había tenido la estúpida idea de un divorcio? ¿habría sido el manipulador de Burak el que habría planteado tal cosa?

A Selen el olor a tabaco en la habitación le molestaba, pero esa noche me importaba muy poco lo que a ella le gustará o no, fumaría en mi habitación hasta calmar mi asfixiante ansiedad, no obstante, conforme las horas fueron avanzando y Selen no aparecía aún por la casa me resultaba más difícil quedarme tranquilo. Empiezo a caminar desesperadamente de un lado a otro hasta toparme con la señal de mi decisión final; Selen se había quitado el anillo de casada y lo había dejado sobre la cómoda.

Así que no se siente lo suficientemente casada... Pues, muy pronto se sentirá así. –Pienso.

Pasadas las once y media escucho la puerta principal abrirse, unos cuidadosos pasos con zapato de tacón, al final, se las quita y percibo sus silenciosos pasos con pies descalzos hasta llegar a nuestra habitación y entrar sigilosamente, la habitación estaba oscura así que no percibe mi presencia hasta que suelto el humo de mi cigarrillo y ella se para en seco.

–Onur... –Murmura un poco entre sorpresa y un poco entre incomodidad. –¡Oh, Onur! Sabes que me molesta el humo del cigarro en la habitación. –Con rudeza lanzo mi cigarrillo al piso.

–¿Se puede saber de dónde vienes?

–He salido con Benal a una convención de joyeros. –Dice adentrándose a la habitación y cerrando la puerta tras de ella.

–¿Me tomas por idiota? –Espeto con recelo desde mi posición junto a la ventana. Selen se detiene y me mira con incredulidad.

–¿Por qué dices eso...?

–Cállate. –Mascullo– Mírame a los ojos y miénteme. Cuéntame con que historia vas a salir –Digo mientras me siento en el sofá y cruzo una pierna. Ella se había quedado petrificada ante mí, era mi esposa y nunca dejaría de serlo, le gustase o no. –¿No vas a hablar? ¿Será por qué el nombre de la persona con la que has salido no es Benal sino Burak? –Selen traga saliva y se endereza desafiante.

–Me sorprende que sabiéndolo no hayas ido a buscarnos para hacer un pleito.

–¿Eso buscabas provocar? ¿Quieres verme furioso? ¿Llamas mi atención? –De un salto me pongo en pie aproximándome a ella. –Pues lo has logrado.

–¡No busco tu atención, Onur! –Farfulle dándose la vuelta para entrar a nuestra alcoba, le tomo del brazo. –¡Ah, mira, ahora todo el lugar huele a cigarrillo!

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2022 ⏰

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AMOR POR HONOR (ESTAMBUL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora