。☬ Recuerdos que matan ☬。

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Iba caminando junto con su compañero hasta llegar a una puerta de los dormitorios, la cuál fue abierta luego de la típica pregunta "¿Quién es?"

En cuanto ésta se abrió, fue tomado del brazo, jalado al interior y tumbado al suelo por alguien que se posicionó encima de él.

En cuanto volteó a ver, puedo observar a un cenizo de ojos rojos con lujuria en su mirar.

Antes de que pudiera protestar, su boca fue tomada por las manos toscas del mayor. Giró su cabeza para mirarlo y pudo ver cómo se relamia los labios, como si de un rico postre se tratara. En esa fracción de tiempo que se distrajo, sintió como sus muñecas se encontraban inmovilizadas por una cinta y no una cinta cualquiera, sino que la de su amigo.

El que estaba encima suyo, empezó a deslizar su ropa hasta dejarlo expuesto, volviendo a ponerse encima suyo y reponer los dedos en su boca, sólo que ahora los había metido en su cavidad oral; escuchando un "lamelos" por parte del mayor.

No quería hacerlo, pero recibió un tirón de greñas que hizo que abriera más su boca y sin querer recibir otra reprenda procedió a acatar la orden. Para posteriormente escuchar un "buen chico".

Cuando el mayor los sintió lo suficientemente húmedos los sacó de su boca para dirigirlos a la retaguardia del menor. Éste no perdió el curso de las extremidades y antes de poder protestar unos labios se apoderaron de los suyos en un beso fogoso, mordiendo su labio inferior para tener acceso y poder recorrer la su boca con toda libertad, ya que el menor era un inexperto en los besos, jamás supo cómo seguirle el ritmo y además no tenía pensado hacerlo. La falta de aire se hizo presente separandolos, pero dejando un hilo de saliva, entre jadeos para intentar recuperar el aire perdido, pudo observar a su amigo pelirrojo.

-¡Ah!

Soltó de dolor al sentir los dedos que le estaban penetrando, aunque no tuvo oportunidad porque nuevamente sus labios fueron tomados.

Primero un dedo fue introducido y movido en círculos, causándole algunas lágrimas, otro más ahora moviéndose en forma de tijeras y finalmente el tercero simulando embestidas. Después esos dedos fueron remplazados por el pene del cenizo que lo metió de una sola estocada hasta el fondo, sacándole un gemido de dolor al menor.

S-sacalo, p-por favor, m-me duele– suplicó en cuanto sus labios fueron liberados.

Ya te acostumbrarás y te gustará tanto que vas a pedir más– respondió para empezar a embestirlo con rudeza.

Sus gemidos salieron involuntariamente, aunque no eran gemidos de placer sino de dolor, de vez en cuando eran silenciados por el pelirrojo o el azabache que eran los que le besaban. Hasta que el mayor se corrió dentro suyo y salió, pero contrario a lo que pensaba, regresó sólo que le puso unas orejas de conejo, de las que utilizan en esos famosos "trajes de conejito".

-Que lindo te ves mi conejito~

Escuchó después de que le colocaran el artilugio en la cabeza. Y contrario a lo que pensó nuevamente empezó a embestirlo como animal salvaje, recorriendo cada parte de su cuerpo, apretando su cintura y masajeando/estrujando sus glúteos.

No supo cuánto tiempo estuvieron así, ni cuántas veces se corrió dentro suyo, pero para cuando salió el semen escurría por sus piernas.

Después de un pequeño lapso de tiempo, fue girado y puesto boca arriba con las piernas abiertas. Se sorprendió de que ésta vez el que reclamará su cuerpo y su boca fuera el pelirrojo.

Mientras lo penetraba dejaba marcas en su cuello, clavícula, y jugaba con sus pezones, lamiendo succionando y mordiendo los botones rozados. También lo manoseaba por completo. Y cada que sentía que se iba a correr agarraba con fuerza sus nalgas.

De vez en cuando subía a su boca y lo volvía a besar.
Las embestidas iban subiendo de intensidad, llegando más profundo.
La alfombra en la que se encontraba recostado el menor, se movía con forme al ritmo de las embestidas.

Ronda tras ronda, hasta el el azabache se acercó y lo recostó dejando solo su trasero alzado.

Poco a poco metió su miembro hasta el fondo, para empezar a embestirlo y al mismo tiempo masturbarlo. Mordiendo y dejando marcas en todo su torso y también presionando sus pezones.

Hasta que sintió como se detuvo abruptamente y salió de él.

Aún con la vista nublada comenzaba a ver una luz, pero cada vez se nublaba más y más hasta que...

























Despertó de golpe, aunque no se levantó o incorporó en la cama. Sino que sólo se quedó allí procesando todo.

Involuntariamente lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, que nuevamente se habían tornado opacos; sus manos estaban aferradas a la almohada y a la funda de la cama, su cuerpo estaba tenso y rígido. Su respiración sin previo aviso se empezó a tronar abrumadora y pausada, las lágrimas no se detenían.

Cuando su cuerpo respondió se incorporó para intentar regular su respiración que le hacía sentir como si estuviera ahogándose en un pantano, el aire poco a poco empezaba a filtrarse mejor por su nariz, sentía una mejora a cuando estaba acostado. Dirigió una de sus manos, que sostenían con firmeza la cobija con la cual estaba cobijado, se dirigió temblando a su pecho, donde estaba el corazón; arrugó la tela de la blusa blanca que tenía puesta con sus dedos, que presionaron y a la vez se aferraron a esa parte de la blusa. Su corazón latía fuertemente, parecía querer salirse, y de un momento a otro sólo podía escuchar los latidos desenfrenados de su corazón; apretó más la tela, como si eso fuera a calmar su corazón.

Su boca dejó de estar entre abierta, por los intentos de recuperar el aire, para cerrarla y apretar los dientes para evitar que un sollozo saliera de su boca.

La otra mano que tenía libre, que era la izquierda, la dirigió para tapar su boca y apretó sus ojos. Su cuerpo estaba temblando con fuerza y su corazón parecía estrujarse, su vista se nubló en cierto punto por la cantidad de lágrimas que derramaba.

Estuvo, así un muy mínimo tiempo, quería calmarse y frenar el llanto, pero le era difícil. Pero lo logró, se empezó a tranquilizar y en cuanto lo hizo bajo su mano para que su boca quedara libre, también soltó de poco a poco su blusa y en vez de eso, volvió a aferrarse a las sábanas. Sólo se quedó allí intentando calmarse, con su cuerpo aún temblando ligeramente, pero ya no distinguía si era por el frío o la sensación del momento, y sus ojos inevitablemente seguían derramando lágrimas, sólo que ya no eran tantas. Únicamente le quedaba intentar tranquilizarse, haciendo un esfuerzo por respirar mejor, de una manera menos pesada e irregular. No sabía qué, pero algo le decía que debía tranquilizarse, tal vez el recordar que tenía que ir a la escuela, aunque eso no pasara ni en lo más mínimo por su mente.



































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Siento mucho la demora, pero ciertamente que no sabía en lo más mínimo como plantear el capítulo.

Ésto lo pensé el año pasado, cuando mi mente estaba más descabellada.

Por eso se me hizo difícil hacerlo para que pareciera un "lemon" que era lo que les había debido.

Pero siento que no quedó, así que mejor les advierto que me rendiré con eso de momento, hasta que lo pueda hacer realmente bien.

Ya casi salgo de la escuela, ya casi, así que intentaré actualizar más seguido.

Espero que no haya sido tan mierda el capítulo.

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