• Hospital •

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Para distraerlo un poco decidió explicarle un poco sobre el funcionamiento del hospital.

–Sabes, éste hospital se especializa en atender héroes es bueno en casos graves. Aquella área por donde querías entrar– le apuntó en la dirección en la que venía en un inicio –es para casos de urgencia ya que si los transportamos pueden morir, en esos casos hasta un segundo es cuestión de vida o muerte. El segundo piso es para cirugías más normales o para tratar quemaduras. El tercer piso es para fracturas de brazos, piernas, tórax... todo el cuerpo en resumen. El cuarto piso es donde se encuentra tu amigo, ahí es especial para tratar asuntos de la salud cerebral y de la cabeza, así que tranquilo está en buenas manos ahora mismo está uno de nuestros mejores doctores disponible y lo más probable es que lo esté atendiendo. Y por último el quinto piso es para casos menos urgentes o para el seguimiento de tratamientos. Todo está organizando para la conveniencia de la salud de los pacientes...– y siguió hablando mientras el contrario la miraba atentamente.

Las horas pasaron y anocheció pronto, tampoco es que hubieran llegado desde temprano al hospital, pero lo suficiente como para hacerse notar el tiempo transcurrido.

–Ya anocheció, ¿No te irás a descansar?– preguntó la misma mujer que lo había recibido y hablado con él.

–No, me quedaré a esperar.

–¿Estás seguro? Debes estar cansado de estar sentado tantas horas y no has salido ni a comer– su tono era de preocupación.

Su turno acaba en unas horas, pero le preocupaba un poco ese pecoso por su apariencia ya que lucía muy nervioso y preocupado por su amigo.
Le había contado con detalle el como lo encontró y que no ha podido contactar a algún familiar del rubio porque no los conocía.

–Si, si Kaminari llegara despertar y yo no estuviera aquí estaría solo y nadie lo ayudaría ni avisaría a los demás para que vinieran a verlo y Aizawa-sensei....– la contraria se perdió en el momento en que empezó a murmurar y decir demasiados nombres de personas que no conocía.

En el rato que estuvieron platicando, intentó grabarse todos los nombres importantes que el peli-verde le dijo, por si llegaban o algo parecido, así como su apariencia y rasgos físicos para ayudarlos; pero sin duda se le olvidaría todo de escuchar todo lo que decía rápidamente.

–Okey, tranquilo está bien– le cortó moviendo sus manos –. Pero en las noches hace frío aquí te vas a resfriar...

Se detuvo un momento a pensar mirando a su alrededor hasta que se le ocurrió algo. Iba a llamar a su compañera para que la cubriera unas horas y así poder irse a descansar y volver a en la madrugada para ayudar al pecoso a no sentirse muy solo; sólo se iría unas horas porque estaba cansada y cuando volviera le traería algo al menor porque no había comido nada. Lo segundo era, que vió su suéter en el despacho así que se lo prestaría, caminó en esa dirección y regreso después de hacer la llamada.

–Toma o te resfriaras y no podrás estar en condiciones de ayudar a tu amigo– le extendió la prenda con una sonrisa.

Ella llevaba puesta una bufanda, una blusa de manga larga encima de su camisa de trabajo y unos pantalones.

–Pero usted la ocupa, no la puedo aceptar– rechazó cortésmente devolviéndola.

–Insisto, las puertas de la entrada se quedan abiertas y hace frío por aquí. Además no la ocupo, tómala– después de insistir  mucho el menor aceptó.

Después la vió irse y llegar otra mujer en su lugar. Al principio dejó la prenda a un lado, pero después tal y como lo había dicho empezó a hacer frío y tuvo que ponerse la. Le extrañó lo abrigadora que era y con eso pudo dormir un poco en la noche.

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