La palabra бой salta del letrero, impaciente, divertida, curiosa. Golpea sobre los ojos de todo aquel que se atreve a acercarse a ella, y confunde a los que están dispuestos a enfrentarse a la muerte.
Me acomodo en uno de los asientos verdes de la última fila y contemplo el resplandeciente cartel. Es un idioma que no identifico, por lo que no puedo saber lo que está escrito en él, aunque no es algo que preocupe a los demás, sino solo a mí.
Al llegar a la entrada del SDB, aquellos que llevaban el peculiar traje de buzo puesto tomaron un camino diferente a los que llevábamos la ropa de calle, y algunos, la gran minoría, vestidos con ropa de calle, tomaron un tercer camino completamente diferente. Más tarde pude enterarme de que iban hacia los vestuarios, seguramente porque su idea era participar en la batalla, pero no se habían cambiado en la habitación, sino que habían esperado hasta llegar al simulador.
La sala de observación es lo que se conoce como un "aula magna". Las hileras de sillas están colocadas en cuesta de abajo hacia arriba, como si de un cine se tratara. Delante lo único que se ve es una zona acristalada completamente cubierta por una película grisácea, y abajo, al terminar la hilera de asientos y de separación con la cristalera, hay una barandilla que forma parte de un gran escritorio. Los primeros que habían llegado toqueteaban botones invisibles a primera vista, desplegaban antiguos escenarios, hacían cálculos, sacaban las fichas de los luchadores, y montones de cosas más que no soy del todo capaz de asimilar.
Lérie se había desviado en la primera puerta, junto con todos aquellos que iban ya preparados para la batalla, y Mikko había seguido la tercera, lo que hace entender que estaba a punto de cambiarse, lo que vuelve a dejarme completamente sola.
—Es ruso, significa "lucha". — Ladeo la cabeza para fijarme en Rahul, le he visto entrar, pero no creía que se fuese a subir arriba para sentarse a mi lado. Retiro la mano del reposabrazos y le observo, pendiente de lo que me estaba diciendo. —Zero nació en Rusia, la mayoría de las palabras que no entiendas por Andara, seguramente será porque están en ese idioma.
Asiento despacio antes de volver a mirar el cartel, tenía la sensación de que se movía, de que las letras formaban una apertura y buscaban el momento de hablar. Encuentro a Rahul mirándome, creo que sabe hacia dónde se dirigen mis pensamientos, y me molesta un montón que siempre sea capaz de saberlo.
—Me han dicho que has tenido un recuerdo hace unas horas.
—¿Quién se ha chivado? —Encoge los hombros, como si no lo supiera. —No hay muchas opciones, aunque no me lo digas.
Sonríe, pero esta vez no me mira a mí, sino a las pantallas luminosas que salen del escritorio.
—¿No peleas hoy? Azahar creía que sería así.
—He cambiado de idea.
Alzo ambas cejas, perpleja, Azahar me había dicho que no se perdía una batalla, y que lo más seguro es que él estuviera ahí dentro en la de hoy, pero en cambio, dice haber cambiado de idea. Y Rahul no parece de ese tipo de personas que simplemente, cambian de idea.
—¿Qué sabes de lo que pasará hoy?
—Eres muy impaciente.
—Sólo tengo curiosidad.
—Lo verás en unos minutos.
—Si no me lo quieres contar, no hace falta que te pongas en plan misterioso lo sé todo, pero no te diré nada, porque me aburres.
Una leve carcajada se escapa de sus labios, sarcástico, lo cual hace que se me enciendan los humos. —Es más divertido que lo veas por ti misma, a que yo te cuente el espectáculo. Soy muy poco fan de los spoilers, me ponen nervioso.
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Crónicas del Pensamiento | Libro I. Andara.
Teen FictionLunna, una joven que despierta en un lugar desconocido, aturdida, desorientada y sin memoria, cree plenamente que la locura gobierna dentro de ella, y lucha constantemente por encontrar una muy ansiada realidad. Un mundo donde la verdad está permiti...