𝟏𝟐│Abismo (I)

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Los mechones, abatidos por la lluvia que caía sobre ellos, hacían que mis movimientos fueran más lentos y despistados. Era la primera vez que entrenaba con el peso del agua empujando mi cuerpo hacia el suelo, y no estaba acostumbrada.

Levanto la cabeza justo a tiempo para ver pasar la lanza rozando mi mejilla. Por suerte, no me causa más que un rasguño del que no tardan en desprenderse pequeñas gotas de sangre que desaparecen fusionadas con la lluvia.

Molly está agazapada en el suelo, con el rostro y las manos llenas de barro, una de las rodillas clavada en la arena mientras que la otra se mantenía estirada. Acababa de lanzar la lanza que casi me derriba.

Mi respiración entrecortada y forzada no muestra más que mi cansancio, lo que le produce una pequeña carcajada a la pelirrosa. Frunzo el ceño y elevo ligeramente la barbilla. Debato mi siguiente movimiento, no sé exactamente como contratacar, cuando la tierra empieza a temblar bajo nuestros pies, y aprovecho el desvío de la mirada de Molly para lanzarme contra ella, aún a pesar de que tengo que hacer uso del mayor equilibrio del que dispongo para conseguirlo. El filo de mi espada presiona el cuello de mi compañera contra el suelo, en un movimiento que demuestra que he ganado el asalto. —Has tenido suerte.

Sonrío ante su comentario y me levanto del suelo para permitir que ella lo hiciera también. —¿Qué ha sido eso? — La tierra se había agitado con brusquedad, ni siquiera sabía que eso podía ocurrir. Las piedras habían temblado y el agua que estaba en el suelo buscaba desesperadamente la manera de volver a las nubes.

Coloco la espada en la funda que llevo a la espalda y empiezo a correr hacia las escaleras.

Molly decide ir primero a por la lanza que instantes antes había lanzado antes de seguir el camino que yo había tomado. —Vayamos a ver.

Las palabras de la joven se hacían paso entre mis pensamientos y habían sido las que me habían empujado al movimiento para volver al centro de Andara. Pero no la espero, porque necesito llegar lo antes posible, y dudo de que le pudiera llegar a pasar algo.

—LUNNA. — Un grito ensordecedor me tapona los oídos y clausura mi respiración, me obligo a mí misma a frenar de golpe y a achinar los ojos para intentar encontrar a la persona entre la lluvia.

Poco a poco una silueta empieza a ser visible en la lejanía, se agita nerviosa, va de un lado para otro, pero viene hacia mí, y en menos de un par de segundos choca bruscamente contra mi pecho. —¿Estás bien? — Rodeo con los brazos el menudo cuerpo del niño y acto seguido le alzo del suelo para cogerle. El pequeño asiente y eso me tranquiliza. Oculta la cara en mi pelo y aprovecho el momento para depositar un pequeño beso en su cabeza. Le tiemblan los brazos.

—¿Estás bien? — Molly se asoma al pequeño, habiéndose perdido mi misma pregunta.

—Sí, no te preocupes.

Acuno ligeramente al niño mientras busco a más personas con la mirada. —Ruy, ¿estabas solo?

Noto como niega aún oculto en mi cuerpo. —Lérie estaba conmigo.

—¿Y dónde está ella ahora? — Una de las manos de Molly mueven la camiseta del niño por la espalda.

—Se fue con Azahar, Rahul las estaba llamando.

—¡Molly! — Aunque la voz solo la llama a ella, también capta mi atención, y la de Ruy.

—¡Mikko! — La joven alza una de las manos y la agita. —Tenemos que ir, Lunna. —

—Adelántate, pondré a Ruy a salvo. — Aunque sé que a mi amiga no le hace ninguna gracia dejarme sola, sabía que la seguridad del niño era mucho más importante.

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⏰ Última actualización: Oct 06 ⏰

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Crónicas del Pensamiento | Libro I. Andara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora