En la historia: Capítulo 7

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Pov Junmyeon







La muerte.

Aquella terrible palabra, la cual podía destruir a muchas personas en cuestión de segundos.

Habían pasado tan solo tres semanas desde aquella noticia, y era fecha que no tenía noticias de Yixing, porque sí.

Al final lo supe, y aunque no lo hubiera querido mi madre luchó con todas sus fuerzas para que supiera la verdad.

Su verdadero yo.

Pero ahora no me importaba, fueron muchas artimañas de su parte y ya no quería saber nada, los años de abusos, vergüenzas y sobre todo humillaciones fueron el tope para que la quisiera lejos.

Agradecía todo lo que Yixing hizo por mí en el pasado, me ayudó cuando más lo necesitaba y así yo haya pagado por sus servicios, me enamoré.

—¿Qué piensas hacer?

Su voz ya me parecía molesta, ya no la quería cerca y ahora que estaba mi hija procuraba que solo la viera lo menos posible.

—No lo sé madre.— suspiré.

—Debes actuar ya, él no es de tu clase social ya te lo he dicho y no quiero que mi nieta esté cerca de él.— miro a mi hija con una sonrisa.

Reí.

—¿Ahora sí es tu nieta?— le pregunté con ironía.

Mi rostro me delataba, que ella quiera hacerse la ciega, era muy su problema.

—Déjate de tonterías.— me miró como si yo fuera un loco. —No te eduqué para que te acostarás con vagabundos.— hizo una mueca de asco. —Afortunadamente mi niña no sacó ésos feos rasgos.

No era necesario decirlo, ella no tenía el derecho y si no fuera porque la pequeña estaba dormida yo ya la habría sacado de la habitación.

El que yo me esté quedando en su casa, era solo temporal, estaba esperando a Yixing para poder irnos juntos y así dar inicio a nuestra nueva vida.

No tardes, por favor.

Eso era lo único que yo pedía.

Aguantar a mi madre nuevamente se estaba volviendo muy irritante, la pequeña era mi hija, no suya.

Y jamás permitiría que la mostrará a esa sucia sociedad que tanto le gustaba a ella, no dejaría que me hiciera lo mismo que a mí, solo por ser diferentes.

Nunca haría lo mejor, era ambiciosa, arrogante y muy egoísta.

—Callate mamá.— me tenía harto. —Es mejor que te vayas ya.— me levanté de la silla.

Aún me sentía débil, tener a la bebé fue bastante difícil para mi, nadie me preparó para ese tipo de cosas, así que tuve que afrontarlo yo solo, cómo siempre.

Mis partes íntimas aún me dolían, incluso cuando iba al baño, no quise pedir explicaciones de cómo iba a funcionar mis partes debido a la vergüenza y el cansancio.

Tendría que ir a que me revisen de nuevo, pero eso ya sería cuando mi pequeña pudiera abrir bien los ojos.

Sabía que sería un largo tiempo, pero estaba dispuesto a aguantar, solo por ella.

Dejarla en manos de mi madre sería una tontería de mi parte, ella solo quería mostrarla a su mundo para quedar como la mejor abuela.

No le estaba quitando ningún derecho, así que no podía quejarse de nada.

—Me duele que me trates así.— lloriqueo.

Un inútil y barato juego para hacerme sentir mal.

—Esto solo es poco madre.— me crucé de brazos. —Tu has logrado todo esto, ¿acaso no lo ves?— mire a mi hija por unos segundos. —Querer entrar a mi vida de esta forma es bastante inútil.

—Todo lo que hice fue por tu bien.— me miró, en sus ojos no había nada, ni siquiera rastros de aquel lloriqueo. —Esta no es la forma de pagarme.— levantó su mano derecha solo para acomodar su cabello. —Eres igual a tu padre, jamás aceptan la realidad.

Reí, mi padre era mejor persona que ella, aunque estuviera ausente jamás me obligó a hacer cosas que yo no quería.

Él no me mostró a su mundo solo por ser el raro.

Él no ganó dinero a base de mí.

En cambio, ella recibió lo mejor de mis humillaciones.

El dinero, la popularidad y sobre todo, estar en lo más alto de la sociedad, solo por tener un hijo rarito.

Esa no era la vida que yo hubiese querido.

—Me usaste.— deje caer mis brazos. —Todo lo que tienes es por mi padre y por supuesto por mí.— me acerque a la puerta. —Ahora, sal por favor.— mi educación era buena todavía, aunque fuera mala persona seguía siendo mi madre.

—Yo no lo veo así.— camino hacia la puerta. —Te di todo lo que un niño necesitaba, pagué las mejores escuelas para ti e incluso te di las comodidades que tanto pedías.

Lograr que yo me sintiera el peor hijo del mundo, era estúpido.

La manipulación que ella había ejercido desde que era un niño, me dio las fuerzas para entender cómo era la verdad de las cosas.

Ella siempre mintió.

Jamás lo hizo porque me quería.

—Mientes.— negué. —Y me duele porque sé que tú jamás vas a cambiar.— mis ojos se llenaron de lágrimas. —No eres la madre perfecta que todo el mundo cree, me usaste para ganar todas las comodidades que mi padre te prohibió.— mis mejillas poco a poco se fueron calentando. —Tus berrinches no funcionaron con él y por eso decidiste venderme desde que cumplí la mayoría de edad y no solo eso, me tuviste como tú muñeco raro para que todo el mundo viera que no era normal.— suspire. —Años de maltrato y ahora te atreves a decir eso.— negué. —No tienes ni la más mínima vergüenza madre.

Sus acciones eran las más bajas y viles, entender que yo era una persona de carne y hueso, a ella no le importaba, nacer siendo un omega a la mitad no me salvo de sus malas decisiones.

El golpe fue inesperado, el ardor que estaba sintiendo en mi mejilla derecha había sido el detonante para poder darme cuenta al cien por ciento de la clase de madre que ella era.

Y me provocaba lástima.

Sus lágrimas eran falsas, en sus ojos no estaba la tristeza o el dolor por mis palabras, solo existía la omega egoísta y avariciosa.

—Me las vas a pagar.— fueron sus últimas palabras antes de salir por completo de mi habitación.

Toque mi mejilla adolorida, quizá la que tendría que pagar era ella, pero no lo sabríamos jamás.

Afortunadamente mi hija estaba profundamente dormida, era muy pequeña como para darse cuenta que tenía una abuela egoísta.

Yixing ven pronto, te necesito.









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Love story [LayHo]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora