Capítulo 10

19 5 2
                                    


Habían pasado 3 semanas desde que el curso había comenzado y día tras día Louis entraba cada vez más desanimado a casa; con un brillo apagado en los ojos y una sonrisa notoriamente falsa. Hubo un día en el que a Harry se le ocurrió la idea de asomarse al baño cuándo el menor andaba dentro (sólo porque había oído sonidos parecidos a sollozos) y lo que encontró allí le partió el corazón; Louis lloraba con la mano en la boca mientras veía su reflejo desnudo y simplemente cubierto por una toalla blanca atada a la cintura.

Esa mañana Louis fué sólo a la universidad. Las últimas semanas habían sido horrorosas; Owen (el chico que Taylor nombró cuándo se conocieron) cada vez que iba al edificio a por chicas, lo empujaba, lo insultaba (diciéndole que no valía nada, que haber si hacía algo de ejercicio...).

Aquel día, al llegar a clase y sentarse, encontró que encima de la mesa había un puñado de pepeles pequeños y escritos. Los unió en una bola y los metió en su mochila; no quería saber nada del tema.

Al salir de clase se encontró a Owen por los pasillos.

- ¡Eh! Imbécil - le dijo.

Louis intentó pasar de él, bajando la cabeza y acelerando el paso, pero no funcionó; Owen le puso una mano en el cuello y lo arrastró delante de él, pegándolo a la pared. 

- Que collar más bonito... - murmuró entre dientes mientras bajaba la mano a la cadena y enrollaba ésta entre sus dedos.

- Déjalo... - dijo alterado Louis, moviéndose en el sitio.

- Sólo lo cogeré prestado - sonrió maliciosamente y le arrancó el collar.

- ¡No! ¡Dámelo! - insistió con lágrimas en los ojos, pero Owen levantó la mano con la joya en el aire.

- Cógelo - propuso tentadoramente mientras todo el mundo se agrupaba alrededor - si puedes - acercó su cara a la del menor.

Louis siguió intentándolo aunque fuese sólo rozar la cadena, pero Owen era mucho más alto que él y se terminó por rendir.

- Quizás... puedas hacer una cosa... - lo miró con los ojos llenos de interés y perversión.

Louis le sostuvo la mirada, controlando su llanto.

- No has dicho que no... - se acercó a sus labios y mordió el inferior con brutalidad haciendo que el menor soltase un siseo.

Owen se alejó, le sonrió y se dió media vuelta dispuesto a irse.

- ¿Y mi collar? - preguntó con la voz temblorosa, tocándose el labio y limpiándose una pequeña gota de sangre que caía del lado derecho de éste.

- Sí, se me olvidaba - se lo tiró a la cara - puede que se haya roto - se alejó carcajeándose.

Louis cogió la joya y la observó con los ojos húmedos. Se levantó rápidamente del suelo y salió corriendo de allí.

Fué andando hasta casa. No quería subir al autobús, así que se puso a caminar con las manos en los bolsillos, la mirada clavada en el suelo y lágrimas cayendo por sus mejillas cómo si de un río se tratase.

Cuándo llegó a su morada vió que algunas luces estaban encendidas.

Mierda fué lo único que pensó Louis ya dá igual.

Se paró a unos metros de casa, se acuclilló en el suelo, sacó su carpeta azul y la usó para taparse de nariz para bajo.

Entró a la vivienda y (al no haber encontrado a Harry en el salón ni haber oído ni un sólo ruido) lo buscó por la casa hasta encontrarlo tirado boca abajo en la cama y durmiendo placenteramente. Aprovechó y se metió en el baño para encerrarse en éste y vaciar su mochila, en busca de un par de pañuelos. Para desgracia suya, el único papel que encontró fué el de una pequeña bola; las notas que había encontrado en su mesa esa mañana y que había arrugado y tirado al interior de su mochila.

¿Temes Amar? Adaptación  LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora