Jazmín siempre se había considerado común. Había tenido una familia común, una adolescencia común.
¿Por qué diablos no podía tener una muerte común?
Jazmín estaba segura que ser atropellada y despertar en el cuerpo de la protagonista de una saga de...
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¿Que tan jodida puede llegar a ser la vida? Nunca antes me había llegado a preguntar esto. Tenía una buena vida, no era perfecta, pero me gustaba. Mis padres habían muerto hace unos años, pero la verdad es que no lo llevaba tan mal. Tenía un trabajo estable como asesora financiera, tenía suficiente dinero, normalmente cotizaba en bolsa y hacía inversiones con mi propio dinero, y me complace decir que jamás perdí un centavo. Mis padres habían muerto cuando yo tenía 18 años, fue difícil, no lo niego, pero ya estaba bien.
En este punto de mi vida solo tengo una pregunta, ¿Por qué me odias universo? Y es que justo cuando mi vida estaba ordenada, me atropellaron, ¿qué clase de muerte es esa?, carece por completo de originalidad. ¿Qué clase de epitafio podrá estar ahora en mi tumba? « murió por no saber cruzar la calle», eso no era para nada memorable.
Pero ahora mismo tenía un problema mucho más grande que la deprimente forma en que me petatie. Al parecer al universo no le basto con que me apachurrara un auto. No, señor, quizá creyó que era poca cosa o no se yo. Pero el punto de este triste monólogo interno es, como quizá ya haya quedado claro, quejarme de mi pésima situación.
¿Cuál situación? Pues simple. Qué desperté en el cuerpo de una adolescente protagonista de una novela juvenil de romance.
Genial, ¿no? Pues no, no es para nada genial, quizá no me lo habría tomado tan mal si no fuera porque ya estoy metida hasta el cuello. Si hubiera llegado a este cuerpo al inicio del libro no tendría problema, pero no, tenía que llegar a mitad de luna nueva. Para este momento ya comenzaron la mitad de los problemas. ¿Por qué a mí?
— Siento no poder llevarte a casa, Bella — comenzó a decir Charlie mientras ambos caminábamos hacia la salida del hospital — Harry aún está muy mal.
— No te preocupes, lo entiendo — mencioné intentando sonar menos histérica de lo que estaba.
Me acababan de dar la alta, pero mi cerebro estaba demasiado ocupado teniendo un ataque de pánico.
— Bien — mencionó el hombre — Jacob te llevará.
— Pero puedo irme yo sola, te juro que no se me atravesará ningún barranco — dije a modo de queja, Charlie me miró mal, su mirada gritaba que ésto no era negociable.
—Me dijeron que despertaste — jadeó un chico moreno mientras el alivio le recorría las facciones. Sonare cómo una pervertida pero la verdad es que no puede mirarlo a los ojos al principio, estaba demasiado ocupada viendo sus bien marcados abdominales que se marcaban aún con la camisa puesta —. ¡Oh, Bella! ¿Estás bien?
Fue justo ese momento en que subí la mirada hasta sus ojos marrones. Todo paso rápidamente, el chico cayó repentinamente de rodillas mientras mantenía su mirada en la mía. Y entonces supe que estaba jodida.
La imprimación era algo que se mencionaba en la saga, pero estaba segura que Jacob no se imprimía de Bella.
— ¿Estás bien Jacob? — preguntó Charlie preocupado.
