Siete

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—¿Has terminado con tus formularios? — preguntó mi padre entrando en la habitación

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—¿Has terminado con tus formularios? — preguntó mi padre entrando en la habitación.

— Aún no — respondí aún enfrascada en la información que estaba escribiendo.

Ya llevaba un par de días así. Bella no había aplicado para ninguna universidad, cosa que yo estaba arreglando. No quería volver a estudiar finanzas, por lo tanto busque nuevas opciones, al final estaba entre derecho y psicología.

Durante esa semana no había visto a Jacob, ni a Edward. Bueno, a este último y a Alice los había visto cuando volvieron el lunes a la escuela. Sin embargo, nos habíamos estado evitando mutuamente.

Charlie se sentó en la mesa con un gruñido y desplegó el periódico húmedo que había allí; a los pocos segundos estaba chasqueando la lengua, disgustado.

—Éste es el motivo por el que todo el mundo quiere vivir en una ciudad
pequeña. ¡Es temible! — dijo.

—¿que sucede? — pregunté desviando mi mirada de mis formularios en la mesa.

—Seattle está echando una carrera a ver si se convierte en la capital del crimen del país. En las últimas dos semanas ha habido cinco homicidios sin resolver. ¿Te puedes imaginar lo que es vivir con eso?

Me quedé unos momentos en silencio. Mierda, por haber estado tan concentrada intentando arreglar el desastre que es la vida de Isabella había olvidado lo más importante. Que una maldita vampira loca me quería muerta, y que la mejor idea que se le ocurrió fue comenzar un maldito ejército de vampiros recién convertidos.

—Bueno, pues no hay dinero que pague eso —comentó Charlie al no obtener una contestación de mi parte.

—Bueno, terminé — dije luego de llenar el último formulario.

Cómo si fuera arte de magia, el teléfono sonó casi inmediatamente cuando terminé la oración.

—Bueno, residencia Swan — contesté.

— Isa — sonó la voz de Jacob al otro lado de la línea.

— Oh, hola Jacob — saludé enérgica.

— ¿Qué tal estás? — preguntó él— No he sabido de tí en toda la semana.

— Todo bien, he estado aplicando a universidades — expliqué— ¿Qué tal tú?

— Pues más o menos — respondió el lobo — en realidad es sobre lo que quería hablarte, ¿Podríamos vernos mañana? — su voz se escuchaba ansiosa.

—ammm... Claro, ¿Ocurre algo? — pregunté con nerviosismo.

—No, tranquila, solo que quiero hablar contigo, en persona.

—Bueno— dije un poco dudativa— está bien.

—Paso por ti al instituto — me dijo.

—Nos vemos mañana —mencione.

—Buenas noches — se despidió.

— Buenas noches — colgué.

Bien, nos veríamos al día siguiente a la salida de la escuela. Mierda, cómo rayos había aceptado éso, si iba por mi a la escuela entonces se encontraría con Edward.

Ser Bella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora